Este 12 de octubre será celebrada por millones de personas en ambos hemisferios una de las advocaciones más conocidas en todo el mundo. Y es que la Virgen del Pilar es «patrona y reina» de la Hispanidad, término con el que multitud de autores se han referido a la obra evangelizadora por España más allá de sus fronteras, plasmada hoy en decenas de países por todo el mundo.
Sin embargo, surge la pregunta de por qué este día, el de la Virgen del Pilar, es también celebrado en el día de la Hispanidad. Especialmente si se tiene en cuenta que lo que se conmemora al celebrar esta advocación es la aparición en vida de la Virgen al apóstol Santiago un 2 de enero del años 40 d.C. Y la respuesta es fundamentalmente la devoción popular y la confirmación por los sumos pontífices a lo largo de la historia.
Una tradición arraigada con casi veinte siglos de historia
Historia y Tradición coinciden en afirmar a lo largo de los siglos que Santiago dirigía su labor evangelizadora desde Galicia y Castilla hasta Aragón, territorio entonces denominado Celtiberia, hasta la actual Zaragoza, en la ribera del Ebro.
Fue entonces cuando el apóstol escuchó «voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena«, y vio aparecer a María, de pie sobre un pilar de mármol. La Virgen, que aún vivía en este mundo, animó al Apóstol en la que parecía una evangelización estéril y sin fruto y le pidió que construyese en su honor una iglesia, con el altar en torno al pilar donde ella estaba de pie ante el apóstol.
Fue así como el mismo Santiago comenzó a edificar la iglesia pedida por la misma Virgen María y que hoy se conoce como la Basílica del Pilar: sería el primer templo mariano construído en todo el mundo.
Tras esta aparición en vida, hay quien incluso dice que las de María fueron dos visitaciones, a su prima santa Isabel la primera y al apóstol Santiago la segunda, como «madre y evangelizadora de pueblos para dar vida al grano de mostaza que Santiago el Mayor se esforzaba en germinar».
Desde el mismo siglo I y con los primeros cristianos en la todavía Hispania romana se extendió la devoción a la Virgen del Pilar por toda la península.
Así, relevantes autores cristianos de los primeros siglos llegaron a especular incluso que el pilar sobre el que se apareció la Virgen y que fue la base de la actual basílica pudo haber sido el mismo sobre el que se flageló a Cristo en la Pasión y que pudo haber sido «traído por los ángeles», según el autor del bajo Imperio romano Lupercio.
Siglos después, durante la dominación islámica existen crónicas de que se formó incluso la Cofradía de la Bienaventurada Virgen María del Pilar.
El Medioevo fue testigo de un incremento en la devoción popular a la Virgen del Pilar en Aragón y desde el siglo XIII esta tradición se consolidó por toda España.
La Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad
Tras el descubrimiento y evangelización de América desde 1492, la devoción a la Virgen del Pilar traspasó las fronteras peninsulares y llegó a lo que pronto se convertirían en millones de nuevos católicos. También expxlica la rápida extensión de su popularidad el milagro de Calanda, según el cual en 1640, Miguel Juan Pellicer sufrió una milagrosa restauración de su pierna amputada por intercesión de la Virgen del Pilar.
José María Bordetas, capellán de la Virgen del Pilar y encargado del cuidado de la icónica imagen de la Virgen de Zaragoza desde hace seis décadas, mencionó que fue en el siglo XVIII cuando comenzó a ser venerada popularmente como patrona de los pueblos hispanoamericanos a raíz precisamente de la labor evangelizadora española.
Debido a la realización de uno de los mayores acontecimientos apostólicos y evangelizadores de la historia y la rápida extensión de la devoción ala Virgen del Pilar, el Papa Clemente XII (pontífice entre 1730 y 1740) sería el primero de muchos Papas en decretar oficialmente la fecha del 12 de octubre como festividad particular de esta advocación. Pío VII, Papa entre 1800 y 1823 la constituyó como festividad litúrgica y Pío XII concedió la posibilidad de celebrarla en todas las naciones hispanoamericanas el mismo día que se celebraba en España.
Entre los siglos XIX y XX la Virgen del Pilar asistió a un crecimiento exponencial en la devoción popular, en el que se fue vinculando la idea de la Hispanidad a la Virgen del Pilar bajo su patronazgo.
Pero no fue el único: también fue nombrada Capitana General de Aragón y en 1913 se confirmó también su patronazgo sobre la Guardia Civil el mismo 12 de octubre, después de casi 60 años de presencia de esta advocación en una capilla dedicada a Nuestra Señora del Pilar en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro desde 1864. Tras más de 150 años de devoción por parte de la Guardia Civil, la imagen ha continuado presente en el colegio de manera ininterrumpida.
No son pocas las loas, cánticos y versos que se han dedicado a la patrona de la Hispanidad, como el himno del Congreso Mariano Nacional celebrado en Zaragoza en 1954 de José María Pemán, que reza: «Madre de todos los hombres / Covadonga, Guadalupe, Macarena, Monserrat,… /para poderte cantar, / haré un pilar con tus nombres / y te llamaré Pilar».
San Juan Pablo II fue de los últimos pontífices en confirmar el patrocinio y reinado de la Hispanidad por parte de la Virgen del Pilar en torno al 12 de octubre. Fue el 10 de este mes de 1984, durante su viaje apostólico a Zaragoza poco antes del V centenario del descubrimiento de América y dos años después de su icónica declaración de España como «tierra de María» cuando nombró a la Virgen del Pilar como patrona de la Hispanidad.
«Decir España, es decir María. Es decir el Pilar, Covadonga, Aránzazu, Montserrat, Ujué, el Camino, Valvanera, Guadalupe, la Almudena, los Desamparados, Lluch, la Fuensanta, las Angustias, los Reyes, el Rocío, la Candelaria, el Pino. Y decir Iberoamérica, es decir también María, gracias a los misioneros españoles y portugueses. Es decir Guadalupe, Altagracia, Luján, la Aparecida, Chiquinquirá, Coromoto, Copacabana, el Carmen, Suyapa y tantas otras advocaciones marianas no menos entrañables», expresó.
Bendita sea María.
Santa María de Guadalupe, salva nuestra patria, aumenta nuestra fe, protege a nuestras familias y a los niños por nacer.