
La panameña Ana de Watts, cantautora católica (aquí su canal YouTube), ganó el premio a la Mejor Canción Mariana, en los primeros Catholic Music Awards, celebrados el domingo 27 de julio de 2025 en Roma. El premio internacional celebra la «excelencia artística y espiritual» en cuatro idiomas: español, inglés, italiano y portugués. La entrega de premios tuvo lugar en el Auditorio Conciliazione, en el Vaticano.
Se trata de un reconocimiento a los músicos impulsado por la Fundación Ramón Pané, con sede en Florida. Ramón Pané fue el monje jerónimo catalán que acompañó a Colón en su segundo viaje y aprendió la lengua taína y estudió las costumbres de los indios taínos; se considera el primer evangelizador de América.
En el concurso participaron artistas de 25 países. La competición fue reñida. Había 19 categorías distintas, y se recibieron más de 1.400 canciones en inglés, italiano, portugués y español, evaluadas por 68 jurados internacionales.
Muchas de las canciones tenían un tema mariano, pero el tema premiado en esta categoría, Aquí traigo mi tinaja, ligaba el papel de María como intercesora con la realidad de la vida personal y matrimonial, que, como en Caná, requiere la acción de Jesús, y se apoya en la intercesión de María.
La letra puede ayudar a muchas personas a orar con María. Dice así:
«Tú conoces los desiertos y las heridas de mi ser. Mis vacíos, mis silencios y las veces que fallé. Sé que tú podrás interceder como en aquella boda en Cana, para que Jesús, con su poder, un milagro venga a hacer. Aquí traigo mi tinaja. El vino se agotó. Ven, Jesús, a hacer milagros y renueva en mí el amor. Con tu dulce intercesión Él me dará el vino mejor. Mis rincones, mis afectos se desbordarán de amor».
«Me inspiré en el pasaje de la boda de Caná, cuando María ve la necesidad de los novios. Me toca profundamente porque refleja el corazón maternal de la Virgen y el poder de Dios que transforma lo poco en abundancia», ha explicado la cantante. «Nace de mi testimonio con María como Madre intercesora, Madre que acompaña, y es una invitación a confiar, incluso cuando sentimos que no tenemos nada, porque justo ahí es donde Dios hace el milagro».
Su propio testimonio matrimonial
De fondo, como explica en varias entrevistas, está su propio testimonio personal y matrimonial.
Entrevistada en un programa de Radio María Panamá explica que aunque su familia siempre fue católica, durante 13 años de matrimonio su relación estaba desgastada y además bastante alejados ambos de Dios. Sabían que había que ir a misa en domingo, pero se saltaban la mayoría de las misas.
«Siempre la excusa era que había algo más que hacer, o que los niños querían entrar a la piscina. Pero yo tenía ese anhelo de estar cerca del Señor. Una gran amiga que me escuchaba siempre, como ese paño de lágrimas de todo lo que te va ocurriendo, me dijo, ‘tienes que acudir a la Virgen María porque ella es la que va a llevar a tu matrimonio a los pies de Jesús, a donde debes estar realmente.» Oré mucho por esa situación y le pedí a la Virgen que arreglara nuestro matrimonio. Sabíamos que teníamos un amor bonito, nos habíamos enamorado, habíamos sido los mejores amigos, pero las propias individualidades nos iban separando».
Todo cambió cuando acudieron a un retiro del movimiento Matrimonios en Victoria en 2018. Este movimiento matrimonial nació en Guatemala en los años 90, y se extendió por EEUU (desde Miami), Costa Rica, Panamá, El Salvador, México y Perú.
«Allí los dos, gracias a Dios, abrimos el corazón y Él fue entrando poquito a poco para tomar nuestra vida, nuestra familia y convertirla en lo que hoy es, mi iglesia doméstica», explica Ana.
Crecer con la música, entregarla a Dios
Ana siempre estuvo implicada en la música. «Mi abuelo materno, don Melitón Rodríguez, era músico. Tocaba clarinete, guitarra, le enseñó a sus hijas, mis tías y mi mamá, a todas a tocar instrumentos. Ellas tenían un grupo que se llamaba la Estudiantina Santa Cecilia. Cuando nacimos los nietos, mi abuelo se encargó también de enseñarnos a todos un instrumento musical. Así que con él aprendí a tocar la guitarra. En familia, nos reuníamos a hacer cantaderas familiares y a cantar boleros de antes. Esta tradición se ha perdido un poco», detalla.
Ahora sirve al Señor con su música. Compone canciones y las somete a dos sacerdotes para que revisen que no haya nada que contradiga la fe. Después las cantan en retiros de Matrimonios en Victoria, en conciertos, horas santas, en la parroquia…
«La música forma parte de la obra de Dios. Las letras de los cantautores católicos, incluyendo las mías, tocan los corazones». «Cuando el Señor pone una idea, empieza a revolotear en mi cabeza y no se queda quieta hasta que no agarro el papel y el lápiz», dice, sobre su forma de componer.
Como tantos católicos, participa en muchos servicios. Además del trabajo y la vida familiar, y del servicio en Matrimonios en Victoria, participa del movimiento Orando por nuestros Hijos, ha sido catequista de Prebautismal y es ahora ministra extraordinaria de la comunión.
María en el matrimonio
Que María actuara en Caná, como señala su canción, le parece que «tiene mucho significado para los matrimonios porque ese sacramento se tiene que renovar a diario para poder realmente perseverar en el camino de de la fe y la santificación de la familia».
De joven ella se planteaba cómo podía un matrimonio mantenerse alegre tras 30 o 50 años de casados. «Después de este encuentro con el Señor, mi esposo y yo ya tenemos 26 años de matrimonio y cada día el amor se vuelve más lindo, más dulce y más afable«, explica.
La canción premiada la estrenó en vivo en 2023 en un concierto de Voces Católicas Latinoamérica. «En el concurso podían participar las canciones que habían sido producidas entre 2020 y diciembre de 2024. Tenía su video y demás. ¡Me solicitaron hasta una carta de referencia de mi párroco!», detalla.