En las últimas semanas se está llevando a cabo un viaje silencioso, casi íntimo y humano, que lleva la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima a las cárceles italianas.
La iniciativa, promovida por el Apostolado Mundial de Fátima, comenzó el 1 de julio en Arghillà, Reggio Calabria, y recorrerá numerosos lugares de todo el país, concluirá el domingo 31 de agosto en la Giudecca de Venecia.
«Con esta iniciativa pastoral y espiritual», explica el padre Vittorio de’ Paoli, asistente nacional del Apostolado, «queremos llevar un rayo de sol a la oscuridad de las cárceles, iluminado por el Papa Francisco, quien, poco antes de morir, expresó el deseo de llevar la estatua allí donde haya dolor y aflicción, celebrando así el Jubileo de la Esperanza».
La estatua es una de las imágenes oficiales creadas según las instrucciones de Sor Lucía, una de las tres pastorcitas de Fátima, donada por el rector del Santuario portugués específicamente para esta peregrinación. Desde 1947, ha recorrido el mundo, llevando consigo un mensaje de paz, amor y oración.
Acompañando a la Virgen en su viaje está la «guitarra del mar», también utilizada por el músico inglés Sting en algunos de sus conciertos. Es un instrumento fabricado por reclusos de la prisión de Secondigliano, en Nápoles, con madera de barcos llenos de migrantes que naufragaron y murieron cerca de Lampedusa.
La ruta también incluye lugares donde se palpa el dolor de los más jóvenes. Se trata de instalaciones penitenciarias adyacentes, como la comunidad «Il Cenacolo» de Sor Elvira en Saluzzo; la clínica «Caminiti» de Villa San Giovanni; la casa familiar «Nazaret» en Vibo Valentia; la comunidad de reclusas «Don Guanella» en Barza d’Ispra, en el lago Maggiore; y la «Pequeña Ciudad de la Inmaculada» en Génova.
Durante la peregrinación mariana, se organizarán celebraciones eucarísticas, confesiones, rezos del Rosario y catequesis sobre los mensajes de Fátima en las instalaciones penitenciarias. «Hasta ahora, hemos visto una gran participación y emoción por parte de los reclusos, tanto hombres como mujeres«, concluye Don Vittorio.
