Este viernes 7 de junio se celebra el Sagrado Corazón de Jesús, y el sábado 8, el Inmaculado Corazón de María. En el Cerro de los Ángeles (diócesis de Getafe), en la basílica del Sagrado Corazón, hay actos convocados ambos días.
Viernes: peregrinación desde la parroquia de San Clemente Romano, oración con la Piedra del Corazón
La parroquia madrileña de San Clemente Romano peregrina el viernes al Cerro de los Ángeles, saliendo a las 15:30. En la iglesia del Carmelo del Cerro de los Ángeles a las 19:30 habrá rosario, misa y adoración, cooficiada por el P. Álvaro de Cárdenas. Precisamente el convento de las carmelitas descalzas del Cerro de los Ángeles fue fundado hace cien años, en 1924 por Santa Maravillas de Jesús.
En este encuentro de oración se contará con la réplica de la Piedra del Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles, una copia del que fue profanado y tiroteado por milicianos anticlericales durante la Guerra Civil española. Tras esta adoración la piedra será llevada en procesión hasta la Basílica del Sagrado Corazón en el mismo cerro. Esta oración es especial porque se hace en el mismo lugar en el que el monumento del Sagrado Corazón fue agredido.
A lo largo de los últimos meses, esta piedra ha participado en actos de oración, devoción y desagravio en 10 parroquias. La piedra acudirá también en julio al santuario de Covadonga, en Asturias, donde estará colocada a los pies del altar durante la vigilia de adoración con jóvenes del 6 de julio, con motivo de la JEMJ (Jornada Eucarística Mariana y Juvenil). Hay que recordar que este año se celebran también los 350 años de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque en 1674, en Paray-le-Monial.
Sábado: con el Inmaculado Corazón, un día de las familias
En 2023 más de mil personas acudieron a la misa del Inmaculado Corazón de María, presidida por el Nuncio Bernardito Auza. Este año, la diócesis de Getafe y diversos movimientos de la espiritualidad del Sagrado Corazón vuelven a convocar a un encuentro de oración y familia en el Cerro de los Ángeles, con el obispo Ginés García Beltrán, de Getafe.
Se pide a todos los grupos interesados que se inscriban para dar una orientación del número de personas participantes. Más datos en apostoladodelaoracion@diocesisgetafe.es y el teléfono 680524356.
El programa es el siguiente:
Sábado 8 de junio en el Cerro de los Ángeles:
16:30h – Acogida en la explanada.
17:00h – En la Basílica, saludos y presentación de la Red Mundial de Oración del Papa. Conferencia del P. Luis Fernando de Prada, director nacional de Radio María: “La Eucaristía y la Reparación”. Monasterio de las Carmelitas Descalzas: Conferencia para niños, con D. Jesús Parra Montes.
18:15h – Juegos para niños con Guías y Scouts de Europa. Estreno de las Audioguías del Cerro de los Ángeles. Stands y merienda.
19:30h – Santa Misa con el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán.
22:00h – Rosario de antorchas con el Foro Mariano Diocesano.
23:00h – Hora Santa OCEO con el obispo Ginés. Predica el P. Santiago Arellano. Organiza Jóvenes por el Reino de Cristo. Turnos de adoración hasta
las 8:00, coordinado por JRC.
Mártires del Cerro de los Ángeles
Al orar en el Cerro de los Ángeles, hay que recordar que antes que romper las piedras, mataron a los hombres. Hay una calle en Madrid llamada «Hermanos de Pablo» (va del metro Pueblo Nuevo a la calle Virgen del Portillo): se refiere a Fidel de Pablo García (de 19 años, laico y oficinista, fusilado en septiembre de 1936, en proceso de beatificación con Rufino Blanco Sánchez y 70 compañeros) y su hermano Vicente de Pablo García (también de 19 años, carpintero). Ambos eran de Acción Católica y ambos, con otros, pasaron en oración la noche del 18 de julio en el Cerro de los Ángeles, cuando empezó la guerra. Fidel se fue a acompañar a un sacerdote y lo detendrían más adelante, pero Vicente se quedó varios días con otros hombres como una «guardia de honor» al Sagrado Corazón. El 23 de julio bajaron a desayunar a una finca en Perales del Río, parece que les vieron bendecir el desayuno y enseguida unos milicianos vinieron a detenerles y les fusilaron rápido. Los enterraron tres días después. Eran:
– Pedro-Justo Dorado Dellmans, de 31 años;
– Elías Requejo Sorondo, ebanista, de 19 años;
– Blas Ciarreta Ibarrondo, casado, de 40 años, que había sido guardia municipal en Vizcaya;
– Vicente de Pablo García, carpintero, de 19 años de edad
Al rector del santuario, el sacerdote José María Vegas Pérez, de 34 años, que celebró esa velada de oración, sería encarcelado y fusilado en noviembre en Paracuellos (forma parte de la causa de Timoteo Rojo Orcajo y 60 compañeros sacerdotes).
La destrucción del monumento
Destruir el monumento del Sagrado Corazón fue difícil para los milicianos anticatólicos. Primero lo intentaron el 6 de agosto, con cables de acero y un tractor, pero el cable se partió. Al día siguiente, un grupo de milicianos acudió con martillos y cinceles, pero al final de la mañana seguía en pie. Solo después decidieron ir a por dinamita, y la dinamita fue lo que destruyó el monumento.
La cabeza decapitada de Jesucristo fue tirada por los suelos y golpeada una y otra vez. Se llamó al lugar «Cerro Rojo» hasta que, meses después, las tropas del bando nacional tomaron control del lugar. Capellanes y soldados organizaron actos de desagravio. Lo base del monumento, muy deteriorada, siguió en pie y se muestra hoy al público.
Pero ¿y las icónicas imágenes del fusilamiento, los fusiles apuntando al monumento? Sucedió una semana antes, el 28 de julio. Un pelotón de anarquistas venidos de Madrid con un equipo cinematográfico realizó la escenografía y lo filmó. Era una secuencia de 7 segundos que emitió el noticiario británico British Paramount News el 18 de agosto de 1936. Durante un tiempo se dijo que era falsa, propaganda nacional, pero hoy todo el mundo acepta que fue filmada por los mismos anarquistas. La fotografía la hizo un reportero de Paramount y se publicó en el londinense Daily Mail con el pie de foto «The “Spanish Reds” war on religion». La prensa republicana española enseguida se hizo eco con orgullo, mostró las fotos y lo describió como la «desaparición de un estorbo».
Hoy son miles las personas que pasan a lo largo del año por ese lugar, el Santuario del Sagrado Corazón, para orar, celebrar y consolar a Cristo, entristecido por las maldades de los hombres, pero confortado por el amor de los que le quieren.