El genocidio ocurrido en Ruanda en 1994 dejó un oscuro recuerdo al final del siglo XX. Con el derribo del avión del presidente ruandés el 6 de abril sobre Kigali se desató un baño de sangre pocas veces visto. En apenas cien días fueron asesinadas más de 800.000 personas, las mayorías de etnia tutsi, a manos de los hutu. Y todo ello sin que la comunidad internacional interviniera para poner freno a estas matanzas sistemáticas.
Pese a que se intentó rebajar o al menos matizar lo que ocurrió en Ruanda, finalmente este genocidio fue conocido en el mundo entero, mostrando los horrores que allí se cometieron.
Lo que ya no es tan conocido es que apenas unos años antes también en Ruanda, la Virgen María se aparecía en Kibeho donde avisaba de este baño de sangre que se cernía sobre este país africano.
Sobre este asunto trata la película documental que ha producido EWTN y que lleva por título Kibeho: Escuchen, hijos míos. Narra cómo la Virgen se apareció a tres niñas estudiantes de unos 12 años en Kibeho, al sur de Ruanda, y entre otras cosas advertía sobre el genocidio que se produciría poco más de una década después.
Tal y como informa Aciprensa, perteneciente al grupo editorial EWTN, la película se estrenará en televisión el 24 de noviembre al mediodía y será repetida el 27 de noviembre. A través de imágenes reales se muestran los testimonios de las jóvenes ruandesas que presenciaron las apariciones marianas desde el 28 de noviembre de 1981.
Michelle Johnson, directora de comunicaciones de EWTN explica que en el documental aparece Immaculée IIlibagiza, superviviente del genocidio en Ruanda y “la mujer que le contó al mundo sobre el genocidio en el libro más vendido de 2017, ‘Left to Tell’, que luego se convirtió en un conocido docudrama con el mismo nombre”.
Además, el filme incluye “imágenes de las verdaderas niñas videntes de la escuela ruandesa, la violencia psicológica que soportaron por los que no les creyeron, los médicos encargados de determinar si eran enfermas mentales y funcionarios de la Iglesia que tomaron la determinación final”.
En el documental se exploran las visiones de destrucción, tortura y asesinatos, así como un “río de sangre” que fue visto por una de las colegialas durante las apariciones de la Virgen María, que luego recibió el título de “Nuestra Señora de Kibeho”.
Alphonsine Mumureke tenía 16 años cuando comenzaron las apariciones. Afirmaba haber escuchado una voz “suave como el aire y más dulce que la música”.
Vio a una hermosa mujer “ni blanca ni negra”, descalza, con un vestido sin costuras y un velo que cubría su cabello, que flotaba sobre el piso. Se dice que Alphonsine le preguntó quién era y ella le respondió: “Yo soy la Madre de la Palabra”. Luego, la mujer que identificó como la Virgen María, le advirtió que Ruanda se iba a convertir en un infierno en la tierra, en un conflicto que vería los ríos de la aldea de Kibeho enrojecer de sangre.
Cuando Alphonsine contó lo que vio sus amigos la ridiculizaron, sus maestros la regañaron y los miembros de su aldea la rechazaron. En el documental, Immaculée precisó que la joven era una chica “normal”, no conocida por su piedad, por lo que nadie le creyó.
“Desafortunadamente, su incredulidad se transformó en persecución física”, precisó Johnson. Por eso, “la joven le suplicó a la Virgen que se le apareciera a otra niña para que le creyeran”. En respuesta, el 12 de enero de 1982 la Virgen se apareció a Nathalie Mukamazimpaka, una compañera de estudios con una excelente reputación y conocida por su piedad.
Si bien las cosas mejoraron algo, todavía había muchos que no creían. Por eso, el 2 de marzo de 1982 la Virgen se apareció a otra niña llamada Marie Claire Mukangango, quien tuvo las visiones de “destrucción, tortura y salvaje matanza humana”. Se dice que en esta aparición la Virgen lloró mucho y “dijo que estaba triste, porque muchos no creyeron en sus advertencias”.
Johnson indicó al grupo ACI que la visión que presenció una de las tres estudiantes fue tan aterradora, que la joven le dijo a la Virgen que tenía miedo de no poder volver a dormir nunca más. Además, aseguró que las “visiones fueron, por supuesto, un anticipo del genocidio que devastaría al país una docena de años después” y que los relatos “de la historia de este conflicto son inquietantemente proféticos de los problemas que persisten en el mundo de hoy”.
En las apariciones, Nuestra Señora de Kibeho pidió a la gente de Ruanda que rezara el Rosario de los Siete Dolores, una devoción dada a Santa Brígida siglos atrás, pero olvidada. “Durante el genocidio, las hermanas de la escuela del convento a las que asistieron las videntes rezaron este Rosario desde la mañana hasta la noche. Todas sobrevivieron al baño de sangre”, dijo Johnson.
Explicó que “a cada niña se le asignaron grupos específicos de personas por quienes orar”, pero “Marie Claire fue llevada en un viaje” al Infierno, Purgatorio y Cielo. “El primero era un lugar donde la gente sufría un dolor terrible, peleaba y estaba extremadamente enojada”, dijo. Se dice que la Virgen le dijo a la niña que era para los que “sufrirán eternamente” y “nunca serán perdonados”.