Doctrina de la Fe da su OK a Velankanni, santuario con 20 millones de peregrinos, muchos no cristianos

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Obispos en la fiesta de la Virgen de la Salud de Velankanni, a inicios de septiembre
Obispos en la fiesta de la Virgen de la Salud de Velankanni, a inicios de septiembre

El santuario mariano de la Virgen de Velankanni (o Vailankanni), en la punta sureste de la costa de la India, no lejos de Ceilán, atrae unos 20 millones de peregrinos al año, que llegan de toda la India. En su gran festival del 29 de agosto al 8 de septiembre atrae 3 millones de personas, y el resto se reparten a lo largo del año. La llaman a veces «la Lourdes de la India».

En realidad, Velankanni en sí es un pueblo de 10.000 habitantes, donde los cristianos son un 30%, y casi todos los demás sin hindúes. Su basílica la construyeron los portugueses en el siglo XVI, y se ha ampliado luego varias veces. El estatus de basílica lo concedió San Juan XXIII el 1962.

Ahora, una carta del Dicasterio de Doctrina de la Fe, firmada por su prefecto, el cardenal Víctor Manuel Fernández, con fecha 1 de agosto, dirigida al obispo de Tanjore, Sagayaraj Thamburaj, con ocasión de la fiesta en septiembre de la Virgen de la Salud, ofrece una especie de «OK oficial» a la devoción que se vive en este lugar, aunque muchos de los que visiten el santuario en realidad no sean cristianos, sino hindúes. La carta también recuerda que la Virgen pareció proteger el santuario ante el tsunami de 2004.

Si la Virgen María cura a hindúes, eso no es sincretismo

«Se manifiesta en muchos peregrinos no cristianos que acuden en busca de consuelo se hacen eco de testimonios similares. Algunos de ellos se curan de sus enfermedades y muchos encuentran paz y esperanza. Sin duda, el Espíritu Santo actúa también en ellos, respondiendo a la intercesión de María. Esto no debe considerarse como una forma de sincretismo o mezcla de religiones. El Santuario es un lugar donde se manifiesta la cercanía de María, que acoge a todos y demuestra el amor del Señor a quienes la contemplan. A quienes no pueden recibir los sacramentos de la Iglesia católica no se les niega el consuelo de la Madre de Jesús”, escribe el cardenal argentino.

Imagen y santuario-basílica de la Virgen de la Salud de Vailankanni
Imagen y santuario-basílica de la Virgen de la Salud de Vailankanni

“Al Santo Padre le importa mucho la piedad popular de los fieles peregrinos, porque refleja la belleza de la Iglesia en salida que busca a Jesús en los brazos de María y confía su dolor y su esperanza al corazón de Su Madre», escribe el cardenal Fernández. Asegura que el Papa, ante las fiestas que se acercan «extiende su bendición paternal a todos los peregrinos».

María pidió leche para su bebé

Según una antigua tradición, la Virgen María se apareció por primera vez en el siglo XVI a un joven que llevaba leche para un cliente, pidiéndole que se la ofreciera para el Niño que llevaba en brazos. El joven aceptó inmediatamente, para luego darse cuenta, una vez que llegó al cliente, de que no faltaba la leche donada en su recipiente. “Así se expresa – afirma el cardenal – la generosidad de quien está dispuesto a dar algo a los demás, desde su propia pobreza. No hace falta tener mucho para ser generoso. Que está llamada a compartir, a ayudar, a estar cerca de los que nos necesitan resuene siempre en este lugar. María ama la generosidad de sus hijos”.

El prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe define como “hermosas tradiciones que se atribuyen a los encuentros que la Virgen tuvo con muchachos pobres y enfermos en este lugar de culto. De este modo, se manifiesta visiblemente la ternura y la cercanía de María, a quien Jesús quiso legarnos como Madre de todos. Por su intercesión, Jesucristo derrama a menudo su fuerza y devuelve la salud a los enfermos”. Luego recuerda que, por este motivo, “en 2002, San Juan Pablo II quiso que se celebrara allí la Jornada Mundial del Enfermo. Así, la misma Virgen María que se manifestó en Lourdes se manifestó también en la India como Madre de la Salud”.

“No es sólo una cuestión de salud corporal sino que toca también al alma. Contemplando la imagen de María, todos podemos reconocer el amor de Jesucristo que puede curar nuestras tristezas, nuestras angustias y nuestros miedos. Si nos detenemos ante María, aunque sea en un breve momento de fe y amor, su mirada maternal nos devuelve la paz”, añadió el cardenal en su carta.

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