Tras las circunstancias anómalas de los dos últimos años por las restricciones gubernamentales con ocasión de la pandemia, este martes pudo celebrarse en Madrid con asistencia masiva de público la festividad de Nuestra Señora de la Almudena, patrona de la ciudad, que volvió a ser procesionada. La misa, eso sí, no se celebró en la Plaza Mayor, como es tradicional, sino en la plaza situada delante de la catedral.
La Virgen, modelo de relación con Dios
«Celebrar esta Misa aquí, en esta explanada, y tener después una procesión en su honor es una alegría«, proclamó en su homilía el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de la diócesis: «Implica que hemos dejado atrás lo peor de la pandemia y, además, es una ocasión para que más madrileños se acerquen a nuestra Madre y descubran a esta mujer tan excepcional que, con una confianza absoluta, prestó la vida entera para dar rostro humano a Dios«.
Al acto asistieron más de tres mil fieles sentados, a los que añadir los que no pudieron hacerlo, que se arremolinaban en el exterior del recinto. Los efectivos policiales, en abundante número, impidieron el acceso a la plaza aunque en ella aún se veían espacios vacíos. Esto, y algunos defectos de megafonía, provocaron las quejas de muchos asistentes, solo superadas por la ilusión de venerar públicamente en la calle a la Almudena, tras dos años de ausencia.
El cardenal Osoro puso a la Santísima Virgen como modelo para todos los cristianos, porque «escucha y acoge la Palabra de Dios», vive «la comunión con Dios» y «en alegría porque Dios nos salva«, y en «humildad porque sabe que estamos en manos de Dios» y es consciente de que «Él hace grandes obras a través de nosotros si ponemos la vida en sus manos».
«Santa María nos enseña e invita a poner a Dios en el centro de nuestra vida y de la historia«, añadió el purpurado, quien se preguntó si es posible «pensar el presente y el futuro de nuestra casa común y de nuestro proyecto común sin Dios»: «Se puede creer o no en Dios, pero no es lícito promover que sea retirado de la historia de los hombres».
Asimismo, la Virgen «nos enseña a salir a los caminos reales por los que transitan los hombres y llevarles, no sin dificultades ni altibajos, la Buena Noticia», porque «cuando uno tiene un encuentro con el Señor como lo tuvo María, se descubre amado y siente la necesidad de entregar este amor a otros«.
El Voto de la Villa
A continuación, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, renovó el tradicional Voto de la Villa a Nuestra Señora, que se hace desde 1646.
Dirigiéndose a ella, recordó la historia de la imagen, encontrada milagrosamente cuando la ciudad fue reconquistada, al derrumbarse una muralla donde había sido escondida «ante el avance de la invasión mahometana«: oculta «los 374 años que van desde Covadonga a la reconquista de Madrid», fue descubierta «en una procesión encabezada por el Rey Alfonso VI para dar gracias por la liberación de la ciudad en 1085″.
Y estaban «milagrosamente encendidas» las dos velas con las que fue puesta a resguardo, que significan, según el primer edil madrileño, «la aparición de la luz al final de la oscuridad de la prueba«, en referencia a la pandemia. Por último, pidió a la Virgen que ilumine a los gobernantes: «Que nos recordéis todos los días el consejo de vuestro Hijo: si alguno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos».
Ante representantes de la corporación municipal y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y otras autoridades, concelebraron la misa junto al cardenal Osoro, entre otros, el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela; el cardenal Aquilino Bocos; el nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza; el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán; y los obispos auxiliares de Madrid, José Cobo, Juan Antonio Martínez Camino, Santos Montoya y Jesús Vidal, y numerosos sacerdotes.
De nuevo en las calles
Finalizada la misa, la Virgen recorrió en procesión la calle Bailén hacia el Palacio Real y alrededor de la plaza de Oriente, llevada por los anderos de la Hermandad de Jesús el Pobre. Una alfombra de flores elaborada por la Asociación de Alfombristas do Corpus Christi de Ponteareas embelleció el paso de la Virgen.
Durante todo el día continuará la ofrenda de flores, que este año se ha pedido también que lo sea de alimentos no perecederos para los más necesitados.