Rafael Urquizar (rafaelurquizar.com), diseñador malagueño de alta costura y trajes de novias, tiene también un cometido muy especial: es el costurero que viste a la Virgen de la Macarena de Málaga; más aún, es el creador de la ropa interior de la Virgen, la que no se ve, en este año 2018 (las enaguas de 2017 las tejieron Victorio & Lucchino). Su reto es vestir a la Virgen. Eso tiene una espiritualidad del respeto a lo sagrado que ha querido explicar en «Vanitatis», el suplemento digital de El Confidencial.
– Vestir imágenes, ¿es un don, un arte?
– Vestir por dentro una imagen es lo que nadie ve. La prenda que le hacemos es pura belleza, porque toca a la Virgen en su esencia. Por dentro se las cambia menos, como puede ocurrir con el manto. Su ropa interior no la toca nadie. Nadie. Son las monjas las únicas privilegiadas que las pueden vestir. Ni siquiera el modisto la puede ver desnuda. Son interioridades y hay que tener respeto.
– ¿Compiten las vírgenes de Sevilla y Málaga en moda?
– Las vírgenes no compiten, somos los cofrades quienes lo hacemos. En la misma ciudad, compiten entre las mismas cofradías. Bien medida esta competencia está bien, porque comporta superación. Pero cuando se entra en rivalidades de insultos es cuando falla.
– Entre puntada y puntada, ¿siempre hay un avemaría?
– Sí, solo pensar que la Virgen puede llevar esas enaguas y van pegadas a su cuerpo es increíble para mí. Un no creyente las podía hacer, pero nunca sería igual. Te ayuda tener devoción a la hora de crear algo para estas imágenes. De otro modo, solo sería una parte del negocio.
– ¿Cómo se hacen unas enaguas para la Virgen?
– Tuve que documentarme de las prendas que le podían gustar a la hermandad. Los hermanos de la cofradía no querían que pareciese una prenda como de vestido de gitana, preferían la más básica. Una vestimenta de interior, como un camisón de finales de siglo para hacerle la enagua. Luego, para hacer los encajes, me fijé en las mariquillas que le regaló el torero el Gallo. Las mariquillas son una flores de esmeraldas que lleva siempre la Macarena y que ese torero le regaló porque era muy devoto y se han convertido en un símbolo de la Macarena. También las enaguas llevan flores de azucena como la pureza de María.
– Estas prendas son un regalo, ¿es así?
– A veces resultan un encargo y otras, un regalo. A la Macarena se las ha regalado también Vittorio & Lucchino o Juanita Reina.
– Usted empezó por afinidad familiar a los tronos de Semana Santa, con estos encargos desinteresados…
– Empecé con mi paso de la Esclavitud Dolorosa, que era mi hermandad. Luego vestí a la Misericordia y otras vírgenes, cuyas hermandades no quieren ser mencionadas. Cuando es ropa íntima, no les gusta y debemos mantener en silencio. Ahora no se llevan enaguas, sino camisolas. Con esas prendas son con las que las vestimos.
– El modelo de la Macarena es más que especial…
– La Macarena es de mil seiscientos… y pico. Por eso hay que dejarla igual, en esencia. Cuando me enteré de que le querían hacer su enagua dije: «Yo no la hago por encargo, yo quiero tener el placer de regalársela«.
– Su misión fue darle aire en su cintura, a modo de polisón…
– Sí. Normalmente, las imágenes de vestir son más abiertas de abajo y la enagua sirve para darle más amplitud a la saya, ceñirla para que no baje. El tono que más utilizo es el blanco roto: es muy socorrido para darle a las prendas ese toque de antaño…
– ¿Dónde consigue lo materiales que usa: batista, organdí suizo, encajes de Valenciennes…?
– En Francia casi todo, porque los telares antiguos se conservan allí. Normalmente, siempre que puedo, utilizo telares españoles. Antes, había una gran industria en nuestro país pues teníamos tejidos impresionantes. Pero han empezado a cerrar fábricas y es una pena.
– En tiempo de crisis: vírgenes austeras sin demasiados lujos, ¿por qué tampoco está bien visto?
– Si me preguntas, personalmente me gustan las hermandades más austeras. Pero si no fuera por las cofradías y los encargos que hacen, las fabricas de bordadores estarían cerradas y en paro muchas familias a las que están dando trabajo. Es parte de nuestra cultura .
– ¿Cómo sortea las dificultades cuando las tallas presentan las vírgenes con las manos encogidas o brazos abiertos?
– Eso es problema del vestidor. A las vírgenes se les toma medidas por otras prendas que llevan con anterioridad. A mi Virgen Dolorosa la he visto sin ropa porque he sido hermano mayor. Pero, normalmente, no se les puede tomar medidas. Con devoción se entiende. No queremos que se pierda ese halo de misterio y respeto.