En 2019, el Papa Francisco canonizó a John Henry Newman (1801-1890), cuya fiesta se celebra el 9 de octubre. Newman fue un clérigo anglicano, intelectual en Oxford, cuyo estudio de la Historia de la Iglesia le acabó llevando al catolicismo en una época en que hacerse católico en Inglaterra significaba formar parte de una minoría mirada con desdén, sospecha y ciertas limitaciones legales. Fue ordenado sacerdote católico en 1847 y luego en 1879, con 78 años, el Papa León XIII lo creó cardenal a pesar de no ser obispo.
Los textos del cardenal Newman sobre el «desarrollo de la doctrina» y la capacidad de la Iglesia para entender mejor las doctrinas de fe han tenido y tendrán una gran influencia. Su ejemplo en vida, y sus escritos tras su muerte, han acompañado a muchos anglicanos y protestantes a hacerse católicos, y también les han acercado a la Virgen María.
El mismo Newman realizó un camino largo de acercamiento a María, como explicó en su momento el cardenal Francis George (1937-2015), analizando la devoción mariana del santo intelectual, que atravesó distintas fases, al igual que la evolución de su fe.
Roma magnificó a María… y a muchas más doctrinas
John Henry Newman tuvo una experiencia religiosa cuando tenía 15 años que implantó en él un sentido muy vivo de la verdad y la doctrina. Aunque muchos anglicanos mantenían devoción a la Virgen y a los santos (e incluso peregrinaciones a santuarios marianos como Walsingham), el Newman adulto joven estaba más cercano a la rama del anglicanismo que veía con suspicacia estas devociones, y evitaba invocar la intercesión de María, aunque doctrinalmente pudiera aceptarla.
Pero al pasar los años, explica el cardenal George sobre el santo, «conforme Newman estudió a los padres de la Iglesia, a los obispos y a los predicadores que guiaron a la Iglesia en los primeros siglos posteriores a los Apóstoles, vio cómo la Iglesia apostólica es católica. En un principio trató de profundizar el movimiento católico en la Iglesia de Inglaterra y luego llegó a entender que el catolicismo está anclado en la Iglesia de Roma».
«Una vez que entró en la Iglesia católica, volvió a examinar la relación entre la doctrina y la devoción a la Santísima Virgen María. Del desarrollo de la devoción mariana, escribió: ‘La idea de la Santísima Virgen fue magnificada en la Iglesia de Roma, conforme pasó el tiempo, pero también lo fueron todas las ideas cristianas, como la de la Sagrada Eucaristía. Toda la escena del pálido, débil, distante cristianismo apostólico es visto en Roma, como a través de un telescopio o lente de aumento».
La devoción a María protege la doctrina
George explica que Newman reconoció que «la devoción protege a la doctrina; sin una devoción apropiada, una doctrina disminuye en su influencia en la vida cristiana. En concreto: relacionó la doctrina de la Encarnación del Hijo Eterno de Dios en Jesús de Nazaret a la devoción a María como la Madre de Dios. Debido a que Jesús tuvo una madre humana, Él es verdaderamente hombre; debido a que Jesús es Dios, María es la Madre de Dios. La devoción a María como Madre de Dios protege nuestra creencia en Jesús como verdadero Dios y verdadero hombre. La misión de María en la historia de la salvación es fortalecer nuestra fe en la doctrina de la Encarnación”.
Newman también exploró a María como la Nueva Eva (un tema que ya trató San Ireneo en el siglo II) y su relación con la Inmaculada Concepción, una devoción que se extendía entre los católicos del siglo XIX pero inquietaba y molestaba a los protestantes y anglicanos.
«Los padres de la Iglesia a menudo hablaron de María como la nueva Eva. Al igual que Eva, María nació sin pecado, a diferencia de Eva, María cooperó con la voluntad de Dios para su salvación y la de todo su pueblo. María fue redimida por Cristo antes de ser tocada por el pecado y por lo tanto, estuvo en condiciones de cooperar plenamente en la misión redentora de su Hijo. La devoción a la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María mantiene la naturaleza de nuestra redención en un lugar destacado de nuestra conciencia», explicaba George describiendo argumentos de Newman.
La Asunción: cuerpos son corrupción en el Cielo
Newman «también vio cómo la doctrina de la resurrección de Cristo de entre los muertos y la promesa para nosotros de ser resucitados de entre los muertos en el último día está relacionada con la devoción a la Santísima Virgen María, asunta al cielo. Jesús venció a la muerte en su propia carne y dicha carne es de su madre. Así como el cuerpo de Jesús fue preservado de la corrupción que sigue a la muerte y luego resucitó al tercer día, así mismo el cuerpo de la Virgen María fue preservado de la corrupción que sigue a la muerte y fue asunto al cielo. La devoción a la Asunción de la Bienaventurada Virgen María conserva nuestra creencia en la doctrina de la resurrección”.
Así, Newman entendió que la devoción a María “protege” todas estas doctrinas fundamentales de la fe católica y apostólica.
En una conferencia dirigida tanto a católicos como a protestantes Newman escribió: “La Iglesia nos da a Jesucristo para ser nuestro alimento y a María para ser nuestra Madre. Demuestra tú al mundo que sigues una enseñanza que no es falsa, reivindica la gloria de su Madre María, a quien el mundo blasfema, frente a todo el mundo, mediante la simplicidad de tu propia conducta y la santidad de tus palabras y tus hechos. Ve a ella por el corazón real de la inocencia. Ella es el don hermoso de Dios, que brilla más que la fascinación de un mundo malo y a quien nadie que haya buscado con sinceridad resultó decepcionado. Ella es la imagen de tipo personal, representativa de la vida espiritual y la renovación en la gracia, sin la cual nadie verá a Dios”.
¿Por qué Pablo José Ginés el 22 octubre de 2023 dice: “La Asunción: cuerpos son corrupción en el cielo” en el artículo sobre la mariología en san J. H. Newman en Religión en libertad?
No contradice los cuerpos gloriosos.