Marco Pontecorvo, director de «Fátima», sobre el Milagro del Sol: «Creo que hemos conseguido algo que es creíble»

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A partir de ahora se podrá disfrutar de esta película en Amazon Prime Vídeo

El 16 de octubre se estrena en España Fátima, la película sobre las apariciones y, en particular, el Milagro del Sol, que ha dirigido Marco Pontecorvo.

Steven D. Greydanus le ha entrevistado en The Catholic World Report:

– Siento curiosidad acerca de la investigación que usted ha llevado a cabo sobre la historia de Fátima para preparar esta película. ¿Qué ha aprendido sobre esta historia que no supiera antes?

-¡He aprendido mucho! Como italiano que vive en un país de raíces católicas, ciertamente conocía la historia. Pero he investigado más: he leído las memorias de sor Lucía; también un voluminoso libro sobre las personas que fueron testigos de los acontecimientos, el Milagro del Sol, los días y los años después de este milagro. Esto no está en la película, pero sentía curiosidad. Me dieron este libro en el Santuario de Fátima.

He descubierto muchas cosas sobre las personas de esa época, en qué medida la religión formaba parte de su vida. La mayoría era pobres y no sabían leer ni escribir, salvo la madre de Lucía. Ella recibió una educación, seguramente mejor que la del resto de la familia y de algunas personas de su aldea.

Ha sido interesante entrar en sus vidas, saber cómo pasaban los días, cómo jugaban los niños. Por ejemplo, es verdad lo que se ve en la película de los niños utilizando el eco para decir menos Ave Marías durante el rosario. Porque cuando rezas el rosario tienes que decir un determinado número de oraciones y dado que el sonido rebota, ¡puedes oír cada una de las oraciones como tres o cuatro veces!

– ¿Algo en especial le conmovió? ¿Alguna parte de la historia le asombró de verdad?

-Por supuesto. Lo más importante es la relación entre la madre, María, y la hija, Lucía.
Eran pobres, pero no de los más pobres, estaban mejor que otras familias. Sin embargo, durante el periodo de las apariciones todo empezó a ir mal en su vida. Las multitudes estropearon su campo, la Cova da Iria, donde cultivaban lo necesario para vivir, porque la aparición tuvo lugar en ese campo. Era una lucha contra la muerte.

Algunos vecinos pensaron que Lucía estaba loca o que mentía. La armonía familiar quedó destruida por las apariciones, Lucía y su madre empezaron a discutir. Algo que podría interpretarse como positivo amenazaba con destruir la dinámica familiar y de la aldea.

– La relación entre Lucía y su madre es una parte importante de su historia. ¿Puede decirnos en qué difiere el retrato que hace usted de esta relación de los anteriores?

-He visto dos de las películas anteriores. Una es la de 1952, El milagro de Nuestra Señora de Fátima. Me parece un cuento de hadas. En la otra, El día 13, los personajes están retratados de manera muy estricta: los malos por un lado y los buenos por otro. Sigue la historia de manera demasiado literal, no ofrece una interpretación de la misma y tampoco profundiza en los personajes.

Lo que yo he intentado comprender es por qué. ¿Quién era Lucía? ¿Cómo pudo enfrentarse a todo este conflicto y seguir afirmando lo que había visto? Luchaba porque casi pierde a su familia; incluso su padre, que en un principio la apoyaba, en un determinado momento tuvo que enfrentarse al hecho de que lo estaban perdiendo todo.

Pero ella continuó afirmando lo que creía debía ser algo que tenía que seguir. Y al final consiguió unir a toda esa gente, por lo que sus padres empezaron a confiar en ella.

Puede dar la impresión de ser una niña rara, parece que ve más. Para una persona que no cree en Dios o la posibilidad de un milagro, si todo lo ves como conectado a su imaginación, ¿por qué estaba imaginando todo eso? El alcalde dijo que era porque necesitaba el amor de su madre, por lo que se inventó otra madre. Este es otro tema de la historia: las dos madres.

– Cuando llega el momento de representar a la otra madre, y también el Milagro del Sol, el modo de hacerlo es un desafío para cualquier cineasta que tenga que enfrentarse a contar una historia como esta. ¿Puede decirnos cómo ha contado el milagro en la película?

El Milagro del Sol lo presenciaron personas no creyentes y anticlericales, editores de periódicos, físicos. Hay muchos testimonios que afirman: «A pesar de que no creo, esto es lo que vi».

Decidí empezar por aquí. Algo, definitivamente, ocurrió. No sé cómo explicarlo, no soy físico. No sé si existe algún tipo de fenómeno en el aire que pueda hacer que el sol aparezca de modos distintos, dando vueltas y cambiando de color. Pero ese día era el 13, el día en el que se suponía iba a ocurrir un milagro. Por consiguiente, puedes no ser creyente, ¡pero hay demasiadas coincidencias!

He intentado buscar algo en la naturaleza que se pareciera al milagro. Hemos estudiado todas las cosas relacionadas con el sol que los científicos han fotografiado o descrito. A partir de aquí, con efectos visuales, hemos intentado hacer algo que tuviera conexión con el testimonio, que fuera similar a lo que se fotografió. Digo similar porque no tiene por qué ser exactamente lo mismo. Además, luego hay que explicarle a los técnicos de efectos visuales lo que quieres, lo que es difícil si no tienes referencias en la naturaleza. No sabían a dónde acudir.

Creo que hemos conseguido algo que es creíble. Si no eres creyente, puedes pensar que es un fenómeno atmosférico que hace que el sol se mueva, gire y todo lo demás. Pero luego ves que hay demasiadas coincidencias, por lo que empiezas a creer. ¿Por qué ese día había algo frente al sol? ¿Por qué dejó de llover en ese instante? Y todo se secó rápidamente, el cabello y los vestidos de las personas presentes. Por lo tanto, sí, creo que sucedió un milagro.

– La Virgen María ha sido vista en visiones y apariciones, y siempre de muchas maneras distintas. ¿Puede decirnos cómo ha abordado, durante el rodaje, el personaje de María y la experiencia que tienen los niños con ella? ¿En qué difiere su retrato de otros retratos que se han hecho de María, en las apariciones, en otras películas?

-Yo quería que la Virgen María fuera una mujer real, una madre. Me la imagino así y creo que es así como quiere Lucía que sea. Tiene que ser alguien a la que puedan amar y no teman. Está descalza, es sencilla, muy maternal, amable.

Hemos trabajado mucho en el tono de voz y en cómo les hablaba, lentamente, como si les abrazara. Hemos trabajado con la actriz Joana Ribiero en este aspecto y, también, con la diseñadora del vestuario, Daniela Ciancio. Me la imaginaba con la cabeza cubierta, no como en los cuadros sino como la verdadera Virgen María en Palestina; es decir, el velo no caía recto sobre ambos hombros, sino que caía por un lado y, rodeando el rostro de la Virgen, se recogía sobre el otro hombro.

– Usted también la ha retratado de manera natural, no rodeada por un halo, ni transparente o algo similar.

-No, no la quería así. Era una mujer real. Quiero imaginármela así, creo que es mejor para nosotros y para los niños también. No tiene por qué estar flotando o tener un aspecto regio o espiritual. Se puede ser regio y espiritual aunque vayas descalzo.

Creo que también la naturaleza tiene una enorme importancia en la película. Es una protagonista más. Lucía encuentra a Dios en la belleza de la naturaleza, igual que encuentra a la Virgen María en ella. La Virgen María es, en cierto modo, parte de la naturaleza porque tiene el mismo tipo de belleza natural y sencilla.

La niña es capaz de disfrutar de todo ello y creo que, sobre todo en esta época nuestra, es muy importante saber disfrutar de las pequeñas cosas que Dios nos da a través de la naturaleza. Ella mira más allá, puede ir a otro nivel al que ninguno de nosotros puede llegar, pero sería importante para todos que diéramos ese paso.

– Su padre escribió un guión sobre Jesús que nunca llegó a rodar, en parte porque no quería una estrella para este papel. ¿Le gustaría trabajar en una película sobre Jesús como esa?

-Claro que sí, me encantaría. Es un guión muy bonito, un hermoso punto de vista sobre Jesús, a pesar de que mi padre no era creyente y yo lo soy de manera distinta.
No sigo una religión concreta, a pesar de que estoy bautizado. La familia de mi padre es judía, aunque él era agnóstico. Mi madre y su familia son católicos practicantes. Por lo tanto, yo vengo de estas dos experiencias.

Creo que mi padre tenía razón en no comprometerse. Siempre puedes intentar trabajar con un actor y transformar su aspecto y demás para que no se parezca a Paul Newman o Marlon Brando interpretando a Jesús o a cualquiera, intentando así olvidarte de la imagen normal del actor.

Creo que mi padre era profundamente respetuoso hacia la historia de Jesús y en cómo su historia cambió la Historia. Y espero serlo yo también.

Traducción de Elena Faccia Serrano.

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