Pellevoisin: la única aparición donde el demonio «lucha» con la Virgen, defensora de la vidente

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Las apariciones de la Santísima Virgen en Pellevoisin (Indre, en el justo centro de Francia), que se celebran cada 13 de febrero, apuntan muchas singularidades.

El milagro
Una de ellas es que la propia vidente, Estelle Faguette (1843-1929), pidió el milagro de su propia curación y lo obtuvo. Escribió una carta a Nuestra Señora de Lourdes explicándole que su vida era necesaria para mantener a sus padres, y la noche del 18 al 19 de febrero de 1876, cuando vio a María la primera de las quince veces en que lo hizo, quedó curada. Padecía un tumor, una grave tuberculosis y la parálisis de un brazo, todo lo cual, según certificó en 1983 el arzobispo de Bourges, Paul Vignancour, desapareció en una forma que los médicos que estudiaron el caso entendieron "repentina, total, duradera y sin explicación médica".


Estelle Faguette, en la época de su curación.

El extraño papel del demonio
Durante cuatro de esos quince encuentros (pincha aquí para dos relatos, en español y, más completo, en inglés) tuvo lugar algo que, según el padre Livio Fanzaga, director de Radio María en Italia (citado por Andrea Tornielli y Saverio Gaeta para su libro A.D. 2012), "es un suceso único en la historia de las apariciones y que se repitió de manera casi idéntica": el demonio se situaba a los pies de la cama de Estelle Faguette, y acto seguido aparecía la Santísima Virgen para echarle y consolarla. "¿Qué haces ahí?", le dijo la primera vez la Madre de Dios a Satanás: "¿No ves que lleva mi divisa y la de mi Hijo?". Se refería a que Estelle era miembro de las Hijas de María.


Imagen de Nuestra Señora de la Misericordia que se venera en Pellevoisin.

El mariólogo Angelo Maria Tentori apunta un matiz más: "Normalmente, en las apariciones el diablo aparece después de la Virgen, para imitarla y enturbiar las aguas para que no sea creída. En Pellevoisin, sin embargo, extrañamente, la precede. Es algo singular, pero que nos permite asistir al encuentro directo entre los dos personajes descritos en la primera profecía de la Salvación". A saber, Génesis 3, 15: "Pondré enemistad entre tú y la mujer, entre su estirpe y su estirpe, y ella aplastará tu cabeza bajo sus pies".


Estelle, ya anciana: murió a los 86 años encabezando una congregación para difundir el escapulario del Sagrado Corazón de Jesús.

Es lo que hizo en la aparición a Estelle Faguette, no sólo con su curación física, sino con su curación espiritual, presentándose ante ella como Nuestra Señora de la Misericordia. Y, como prueba, le dio el escapulario del Sagrado Corazón, cuya devoción aprobaría años más tarde León XIII.

La "conexión Bernanos"
La presencia del diablo en estas apariciones ha sido objeto también de una interesante especulación literaria.

Estelle Faguette está enterrada en Pellevoisin a pocos metros de George Bernanos (1888-1948), autor de obras tan célebres como Diario de un cura rural o Diálogo de carmelitas. Hay una conexión biográfica entre ambos, pues es muy posible que la madre de Bernanos, Hermance, conociese a Estelle, y por otro lado el padre del escritor, Émile, tuvo mucha relación con la condesa de La Rochefoucauld, cliente suya como tapicero y decorador. Precisamente Estella trabajó muchos años en el palacio de la condesa al cuidado de sus hijos, y la aristócrata le correspondió posteriormente en su enfermedad facilitando sus cuidados.


George Bernanos, uno de los grandes escritores católicos franceses del siglo XX.

¿Puede parte de la obra de Bernanos haber recibido una influencia indirecta de lo sucedido en Pellevoisin y del conocimiento que sin duda tuvo de esa "lucha" entre la serpiente y la Mujer victoriosa? El padre Fanzaga así lo apunta, señalando que el hecho de estar enterrados ambos en un lugar común le parece "un mensaje del cielo": "Bernanos, en su novela Bajo el sol de Satán, plantea la gran realidad del mal y su profundidad, y en Diario de un cura rural explicita su convicción de que ´todo es gracia´, como afirman las últimas líneas". La gracia venciendo al mal, la Misericordia al Maligno: ése sería el mensaje que Bernanos podría haber entrevisto gracias a los sucesos de Pellevoisin.

En cualquier caso, la curación de Estelle y la obra de la Santísima Virgen en su cuerpo y en su alma no se entienden sin conocer la actitud de humildad y disponibilidad con la que rezaba. Semanas antes del milagro, en diciembre de 1875, redactó una bellísima oración de confianza absoluta en la voluntad de Dios. Es la siguiente:

Acto de abandono
Señor, no sé qué debo pedirte.
Tú conoces mis necesidades,
Tú sabes lo que me hace falta,
Tú me amas más que yo a mí misma.
Concédeme, Dios mío, lo que yo no se pedirte:
no quiero ni me atrevo a pedirte mi curación,
solamente acudo a Ti y te abro mi corazón.
Rómpeme o sáname,
adoro y adoraré siempre tu voluntad sin conocerla:
me resigno, me callo, me sacrifico, me doy, me abandono,
ya no tengo otro deseo
que hacer en todo tu santa voluntad.
Ayúdame a sufrir con paciencia,
y que las quejas que pudieran escaparse de mis labios
sean una oración que sale de mi corazón
y sube hasta ti.
Tu querido Hijo Jesús, mi Salvador, sufrió por mí:
es muy justo que yo me olvide por Él.
Él tenía la fuerza de un Dios
y yo sólo la debilidad de una criatura.
Enséñame, pues, a rezar,
o más bien reza tú por mí,
porque yo no puedo.

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