La localidad italiana de Salerno acoge un santuario dedicado a la Virgen de las Gallinas, advocación que nace de un curioso hallazgo.
La leyenda cuenta que una noche la Virgen se apareció en sueños al sacristán de la iglesia del lugar, pidiendo que dijera al párroco que reparara la iglesia, que se estaba desmoronando, de lo contrario se marcharía a un pueblo donde «hasta las gallinas» la habrían querido.
El sacristán informó de todo al cura, pero éste no le hizo caso; las consecuencias fueron graves: hubo, en efecto, una fuerte tormenta, y el barro arrastró un cuadro de la Virgen del Carmen río abajo, hasta el territorio del municipio de Pagani.
Fue, entonces, cuando unas gallinas rastreras desenterraron la tabla con la imagen de la Virgen y el hallazgo fue inmediatamente interpretado como una manifestación divina. A ello le siguió la decisión de crear un lugar de culto apropiado, que más tarde se convertiría en la actual iglesia santuario.
Apenas fundado el santuario dedicado a la Virgen de las Gallinas en 1609, cuenta la tradición que, precisamente, en ese año, un paralítico, acostado en una habitación no lejos del oratorio, tuvo en un sueño la visión de la Virgen que lo invitaba a dejar las muletas y ponerse de pie. Al despertarse, efectivamente, caminaba.
Hasta ocho milagros
La noticia de la milagrosa recuperación tuvo un gran eco, hasta el punto de animar a la construcción de un nuevo templo. Tras este primer milagro, ocurrieron ocho milagros más, haciendo más popular la veneración a la Virgen de las Gallinas.
La festividad de la Virgen de las gallinas representa uno de los ritos más antiguos de la región Campania, siendo una de las fiestas marianas más fascinantes y seguidas en el sur.
Cada año atrae a miles de visitantes de toda Italia, que acuden en masa a esta celebración tradicional que tiene lugar el domingo siguiente a la Pascua. A las 9.00 de la mañana comienza una larguísima procesión por las calles de la ciudad, con la estatua que representa la Virgen de las Gallinas.
Es recibida por donde pasa con flores, bailes y canciones populares. Y se le ofrece gallinas, palomas y aves de corral, que luego son cuidadas con cariño en el gallinero de la Archicofradía.
A última hora de la tarde, la estatua regresa a su santuario, al final de una solemne procesión que parte del cementerio de la Basílica de San Alfonso Maria de Liguori.
La Virgen de las Gallinas es tan popular en Italia que incluso el Papa Pablo VI, hablando a los rectores de los Santuarios Marianos en 1976 sobre el tema «María en la piedad popular», hizo una referencia explícita a Ella.





