En la fiesta de la Visitación de la Virgen y en el último día del mes de mayo, tiempo especialmente dedicado a María, el Papa presidió el rezo del Rosario por la paz en la basílica de Santa María la Mayor en Roma, a la que asistieron fieles de manera presencial y al que se sumaron numerosos santuarios de todo el mundo, algunos situados en lugares que han sufrido especialmente por la guerra.
Con el corazón puesto en todos los conflictos, pero especialmente en el de Ucrania, Francisco depositó una ofrenda floral ante los pies de la imagen de la Virgen y realizó esta oración que ofrecemos íntegra a continuación:
Oh María, Madre de Dios y Reina de la paz,
durante la pandemia nos reuníamos en torno a ti para pedirte tu intercesión.
Te hemos pedido sostener a los enfermos y darle fuerza al personal médico,
hemos implorado misericordia para los moribundos
y que enjugues las lágrimas de cuantos sufrían en el silencio y la soledad.
Esta noche, al final del mes de mayo, a ti particularmente consagrado,
estamos ante ti nuevamente Reina de la paz, para suplicarte:
concede el gran don de la paz, cesa pronto la guerra,
que ha invadido también el continente europeo.
Somos conscientes de que la paz no puede ser solo el resultado de negociaciones
ni una consecuencia solo de acuerdos políticos,
sino que es sobre todo el don pascual del Espíritu Santo.
Hemos consagrado a tu Corazón Inmaculado las naciones en guerra
y hemos pedido el gran don de la conversión de los corazones.
Estamos seguros que con las armas de la oración, del ayuno y la limosna
y con el don de tu gracia, se pueden cambiar los corazones de los hombres
y la suerte del mundo entero.
Hoy elevamos nuestros corazones a ti, Reina de la Paz:
intercede por nosotros ante tu Hijo,
reconcilia los corazones llenos de violencia y venganza,
redirige los pensamientos llenos del deseo del enriquecimiento fácil,
y que sobre toda la tierra reine tu paz duradera.