No hay nada sobrenatural ni celestial en las presuntas apariciones marianas de Trevignano Romano, fenómeno iniciado en 2016, según ha decretado el obispo local, Marco Salvi, de la diócesis de Civitta Castellana, cerca de Roma.
Tras mucha oración y el trabajo detallado de una comisión que ha trabajado con testigos, la diócesis ha discernido que los mensajes de las supuestas apariciones marianas contienen «numerosos errores teológicos».
En la Iglesia Católica corresponde en primer lugar al obispo local examinar los supuestos casos de actividad sobrenatural y apariciones celestiales. El obispo Salvi ha investigado este caso «después de un adecuado periodo de atento discernimiento, habiendo escuchado los testimonios provenientes del territorio y valiéndose de una comisión de expertos, formada por un mariólogo, un teólogo, un canonista, un psicólogo y del asesoramiento externo de algunos especialistas, considerada la figura de María en la Tradición de la Iglesia y en la viva fe en el pueblo de Dios, luego de una ferviente oración».
Su conclusión es que la diócesis «decreta la no sobrenaturalidad de los hechos en cuestión«, señala un comunicado publicado el 6 de marzo en la web diocesana.
Medidas para frenar un fenómeno
El obispo y la diócesis enumeran todas las medidas que consideran necesarias para proteger a los fieles de estas falsas apariciones y sus enseñanzas erróneas.
Se prohíbe a los sacerdotes celebrar “los sacramentos o guiar actos de piedad popular” que conecten “de modo directo o indirecto con los eventos de Trevignano Romano, ya sea en los terrenos de la Asociación ‘Madonna di Trevignano ITS’ o en otros lugares privados, públicos y eclesiales”.
También prohíbe a los sacerdotes “dirigirse al lugar de la aparición alimentando en los fieles que exista cualquier reconocimiento eclesial”.
El obispo deja claro que «el título de ‘Madonna di Trevignano’ (Virgen de Trevignano) no tiene ningún valor eclesial y no puede ser usado como si lo tuviese, tampoco en el ámbito civil».
Como pastor de la diócesis, el obispo recuerda a los fieles que tienen que «abstenerse de organizar y/o participar en encuentros privados y/o públicos (de oración y/o de catequesis) que den por cierta e indubitable la verdad sobrenatural de los eventos de Trevignano o que sean actos de presión sobre el obispo diocesano para modificar sus decisiones legítimas sobre estos mismos eventos».
Los hechos estudiados
En 2016, la señora Gisella Cardia, cuyo nombre original es Maria Giuseppa Scarpulla, empezó a decir que ella era testigo de unas apariciones de la Virgen María, de Jesús y hasta de Dios Padre. Decía que empezaron algo después de llevar a su casa una imagen de la Virgen de la Paz, desde Medjugorje, en 2014. Aseguraba que la imagen lloraba sangre, multiplicaba alimentos y le envía un mensaje el día 3 de cada mes, como sucede con los videntes (en estudio) de Medjugorje.
Gisella Cardia creó una asociación sin fines de lucro pero que recibe donaciones. Su capilla fue cerrada por el ayuntamiento de Trevignano. Acudían muchos fieles y sacerdotes a sus encuentros de oración, pero sin autorización de la diócesis.
En 2023 Salvi asumió el cargo de obispo y empezó a investigar los hechos. La investigación finalizó en enero de 2024. Ya en abril de 2023 publicó un comunicado pidiendo que los fieles no acudieran a esos encuentros.
Desde el ámbito civil, la fiscalía de Civitavecchia abrió una investigación por estafa contra Cardia y su esposo ese mismo año, y el alcalde de la localidad ordenó el derribo de la capilla donde se reunían sus seguidores.
Ahora, la diócesis pide a Gisella Cardia, a su esposo Gianni «y a todos los sujetos de varios títulos involucrados en los eventos de Trevignano, el respeto y la adhesión a las decisiones del obispo diocesano, además de la disponibilidad para cumplir un camino de purificación y discernimiento, que promueva y mantenga la unidad eclesial».