En pleno día de San Valentín, con millones de parejas regalándose dulces y bombones, ha muerto quien más los producía en Italia, Michele Ferrero, que con 20.500 millones de euros era la mayor fortuna de Italia y la cuarta mayor de Europa.
Nació en 1925. No se hizo rico con ingenierías financieras, sino con productos dulces. Creó Nutella en 1964, con una crema de cacao mejorada respecto a la que fabricaba su padre. Dominaría el mercado italiano en los 60 y el europeo en los 70. En España, quitando algo de avellana, se llamó Nocilla.
En los 80 lanzó el famoso «huevo kinder» de chocolate, y también los lujosos dulces de chocolate Ferrero Rocher y Mon Cheri. Facturaba 8.000 millones de euros al año: sólo Nestlé le ganaba en tamaño en el sector de la confitería.
Michele Ferrero era un devoto de la Virgen de Lourdes… que se celebraba la misma semana que murió. En la entrada de cada una de sus 20 factorías repartidas por numerosos países existe una columna con una representación de Nuestra Señora de Lourdes.
Cada año, Michele organizaba una
peregrinación al santuario para sus empleados franceses; él mismo acostumbraba a presidir la procesión de antorchas. Y se llevaba consigo a altos directivos del holding.
“Entre rosarios y oraciones se discutían las estrategias del grupo”, asegura Giuseppe Rossetto, alcalde de Alba durante diez años.
«El éxito de Ferrero es mérito de la Virgen de Lourdes. Sin ella, nosotros podemos poco», parece que declaró el millonario en cierta ocasión memorable, una de las escasísimas declaraciones públicas que hizo en toda su vida.
Era muy reservado. Mantenía bajo secreto la fórmula exacta de Nutella. Llevaba 50 años sin conceder una entrevista y existen muy pocas fotografías suyas. Se suelen usar las que se le tomaron en el entierro de su primogénito en 2011, oficiado por el cardenal Tarsicio Bertone.
La compañía ahora será dirigida por su segundo hijo, Giacomo, tercero de la saga. En el grupo Ferrero trabajan en todo el mundo alrededor de 36.000 empleados.
En Italia, donde las huelgas abundan siempre, asombraba la inexistencia de huelgas en sus empresas. Ferrero creó en 1983 una Fundación que lleva el nombre de su mujer y sus dos hijos y a través de la que se beca a estudiantes, se ofrece asistencia sanitaria a los trabajadores que se van jubilando y se organizan conferencias, exposiciones y conciertos.