Montferri, un mini-Montserrat sorprendente y modernista en el campo de Tarragona, gana fama

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En Montferri, un pueblo de 400 habitantes del interior de Tarragona, se alza una sorprendente joya de la arquitectura modernista que homenajea a la Virgen de Montserrat: la ermita de Montserrat, obra de Josep Maria Jujol (Tarragona, 1879-Barcelona, 1949), que fue arquitecto, decorador y colaborador de Antonio Gaudí en la casa Batlló, la casa Milá, el Parque Güell y la Sagrada Familia.

Esta pequeña joya escondida se está difundiendo ahora gracias a Internet y TripAdvisor. Cada año 8.000 curiosos pagan un euro para visitar el templo: solo son los que llegan cuando se abre, los sábados o domingos por la mañana.

También se usa para celebrar misa. Y se abre en visitas concertadas. Además, muchas parejas pagan para celebrar allí una boda en un marco incomparable. El resto de los días del año llegan miles y miles de curiosos en un goteo constante, miran por las rejas de la entrada y entrevén su arquitectura increíble y original. Hace pocos días una productora de publicidad para la bebida Red Bull rodó un spot para el canal MTV.  

“Son muchos más los que se acercan y se lo encuentran cerrado”, explica a La Vanguardia el sacerdote Josep Maria Jané, exmisionero, vecino del pueblo y personaje clave en la finalización de la obra.

Más de 70 años de proyecto
El santuario lo inició Jujol en 1925. Durante la República, en 1931, se paralizaron las obras: el ambiente político era muy hostil. Se acabaron en 1999 gracias al tesón de los vecinos. Cuenta con nervios en 42 pilares y sus 33 cúpulas imitan la montaña de Montserrat.

Jané, doctor en Teología Bíblica, recuerda que la idea originaria fue del padre Daniel Maria Vives, quien soñó en abrir “una sucursal de Montserrat para favorecer la devoción a la Moreneta”, la patrona de Cataluña.

La casualidad quiso que aquel cura, vecino de Montferri, tuviese un primo hermano arquitecto: Josep Maria Jujol. “¡Jujol era un gran devoto de la Virgen!”, afirma Jané.

"Con o sin fe, uno tiene la sensación de estar flotando, sentado en uno de los bancos del santuario, con la Moreneta presidiendo el altar y la luz entrando por los vitrales de colores", escribe el cronista de La Vanguardia

"Un milagro de la Virgen"
El sacerdote piensa que después de tantas vicisitudes, si el templo existe es por razones sobrenaturales. “Que se hiciese realidad es un milagro de la Virgen”, dice Jané, que quiere publciar un libro en 2017 con la historia del santuario.

Jujol acabó una tercera parte del templo. Luego, en los años 90, los vecinos trajeron la arena y la madera con sus tractores y camiones. “Vendimos dieciséis millones de pesetas en lotería”, dice Jané. La inversión, de 200 millones de pesetas, recibió una ayuda pública de la Diputación de Tarragona, de 30 millones.

El Ayuntamiento, que estudia si es factible abrir el santuario todos los días, explora fórmulas para promocionarlo y aprovechar también la Ruta del Císter. “Es un orgullo y muy importante para un pueblo tan pequeño, nos ha situado en el mapa; tenemos que aprovechar esta joya, darla a conocer, fomentar las visitas”, subraya Josep Ruiz, alcalde desde el 2011.

Los terrenos del edificio sagrado, ahora municipales, eran de la familia que regenta la bodega Vives i Ambrós. “Todo el pueblo ama el santuario, viene cada día gente a visitarlo, muchos más de los 8.000 que pagan entrada”, destaca Enric Vives. El jesuita que soñó con el templo era hermano de su bisabuelo. 

Este año es especial, porque la ermita ha sido declarada iglesia jubilar del Año Santo de la Misericordia y atrae a peregrinos que quieren ganarse las indulgencias. 

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