En un mundo cada vez más secularizado y en una cultura postcristiana, ¿qué papel pueden jugar los santuarios, especialmente los marianos? A esta pregunta ha intentado dar respuesta el padre Carlos Cabecinhas, rector del Santuario de Fátima en el marco del congreso internacional “Mujer, Madre y Reina”.
Este sacerdote habló sobre los “Desafíos contemporáneos de los santuarios marianos: devoción, peregrinación y turismo” y que, en su opinión, “son muchos y variados frutos de la evolución de la sociedad en la que vivimos, y cómo esta evolución influye en la experiencia de fe”.
De este modo, el rector de Fátima aseguró que “entre los lugares más significativos para la evangelización destacan los santuarios, en particular los santuarios marianos, y cabe señalar la cantidad de peregrinos que anualmente peregrinan a estos lugares, y muchos son los que, aunque no se expresan como peregrinos, acuden a estos santuarios como visitantes, acabando participando en las celebraciones y ejercicios de piedad que allí se realizan”.
En este punto, recordó además que para muchas de estas personas “es el único contacto que tienen con la Palabra de Dios y el ejercicio de la fe, y lo hacen por María”.
Por todo ello, el padre Cabecinhas recalcó que los santuarios “son elementos decisivos en la tarea evangelizadora de la Iglesia, pero la principal actividad pastoral de los santuarios son las celebraciones litúrgicas, la oración y los actos de piedad”.
“Las prácticas marianas de piedad popular tienen una presencia particularmente importante en los santuarios y una importante eficacia evangelizadora”, y estos lugares “son por excelencia lugares de encuentro entre la piedad popular, la liturgia y la fe cristiana”, señaló.
Precisamente, el rector del gran santuario portugués aseguró que “la liturgia y la piedad popular pueden devolver al hombre de hoy el sentido místico de la vida y los santuarios tienen un papel decisivo en este aspecto”.
Este es un desafío que pasa no solo por hacer de los santuarios lugares de oración, “sino escuelas de oración, y por eso deben adecuar sus espacios, así como cuidar el silencio, y esa es una de las mayores dificultades que se sienten en estos lugares”.
La realidad de la peregrinación “es un fenómeno cambiante que ha acompañado toda la historia del cristianismo, sin embargo, esta práctica no es un deber sino un acto libre e institucionalmente poco determinado, y es una práctica especialmente atractiva con un interés creciente».
En la conferencia de clausura, Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización disertó sobre “La pastoral de los santuarios dedicados a la Virgen María”.
“Un santuario dedicado a la Virgen María tiene su propia pastoral, sin embargo tiene la particularidad de expresar de manera especial la espiritualidad mariana”, dijo, y recordó que hoy “mucha gente está buscando una verdadera espiritualidad, y esta es evidente si sobre todo como una exigencia de silencio y trascendencia, que lleva a las personas a la búsqueda de algo que les ayude a encontrarse a sí mismos”.
Es una existencia “herida en sí misma, fruto del desengaño por no encontrar el amor verdadero o por ser víctima de violencia, o incluso cuando se siente probada la dignidad que le corresponde”. “La búsqueda de sentido es un factor que conduce a la espiritualidad como deseo de existencia auténtica”, añadió el arzobispo llegado del Vaticano.
De este modo, la pastoral de los santuarios “no puede dar por obvia la respuesta a esta pregunta, porque no sabemos quién nos escucha, pero debemos estar seguros de que algunos de los presentes buscan a Dios porque lo necesitan”, advirtió Fisichella.
