El pasado domingo 18 de febrero, los feligreses de la Archidiócesis de Los Ángeles amanecieron conmocionados ante la noticia del asesinato del «obispo Dave», como muchos conocían coloquialmente al obispo auxiliar de la diócesis David O’Connell. Menos de dos semanas después, el caso ha sido cerrado, el asesino -casado con la asistente doméstica del obispo- ha admitido ser el autor del crimen y enfrenta una pena de hasta 35 años de prisión.
Tras el esclarecimiento de los hechos, la diócesis ha anunciado que acogerá varias celebraciones litúrgicas por el eterno descanso de O’Connell desde este miércoles, que se extenderán hasta el viernes 3 de marzo.
La diócesis también ha hecho pública la homilía pronunciada por el obispo el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, horas antes de ser asesinado.
Un «cariño especial» por Lourdes: pensaba en ella como en su madre
En el que fue su último sermón, O’Connell dedicó unas sentidas palabras a la Virgen de Lourdes, recordando el «especial cariño» que sentía por esta advocación.
«En las pocas veces que estuve, realmente pude sentir su amor tan presente [en la gruta de Lourdes]», comenzó.
Acto seguido, rememoró la última vez que acudió a la localidad francesa hacía unos años, donde no pudo contener las lagrimas al acompañar a la procesión de la tarde.
«Lo primero que vino a mi corazón y mi memoria fue el recuerdo de cuando iba a Irlanda, cuando mi madre aún vivía y me estaba esperando en la puerta. Siempre era una alegría verla y ver lo feliz que estaba de que estuviera en casa», explicó.
Una sensación que el difunto obispo comparó con sus visitas a la Virgen de Lourdes: «Esa fue exactamente la sensación que tuve. Que nuestra Santísima Madre estaba ahí, casi podía sentir su felicidad de que estuviese ahí y su amor por mí, dándome la bienvenida a casa».
Tras explicar el milagro de las bodas de Caná, el obispo subrayó que, al igual que relata el pasaje evangélico, María «siempre está con nosotros, viendo de qué forma puede ayudar«.
Aunque «como muchos hijos, Jesús no obedeció de inmediato [a las peticiones de su madre], ella sabía que haría algo para ayudarla. No tenía ninguna duda al respecto y dijo a los sirvientes: `Haced lo que Él os diga´».
Por qué Jesús concede lo que le pide María
O’Connell aprovechó el Evangelio para aconsejar a los fieles que acudiesen a la Virgen ante cualquier necesidad.
«Por su gran amor por Su madre, Jesús no le negará nada y siempre ayudará cuando ella le pida algo. Si necesitas ayuda en tu vida, lo mejor es esto: primero pídeselo a Nuestra Santísima Madre y después, por lo general, intervendrá. Algo hará», aconsejó.
O’Connell también destacó que lo que más quiere María es que los fieles profesen ese amor por Jesús y que cumplan con su voluntad, como le dijo a los criados en Caná.
«Eso es lo que también ella nos dice a nosotros. Haz lo que Jesús te diga. Porque cuando comienzas a vivir en la voluntad de Jesús y haces lo que Él te pida que hagas, entonces serás bendecido y ahí será donde tenga lugar la curación, donde comienza una nueva vida, donde se produce el consuelo y donde surge una nueva esperanza, viviendo esa relación en la que te pones por completo bajo la autoridad de Jesús».
El obispo subrayó cómo, para hacerlo, María es el modelo perfecto a imitar: «Ella nos ayudará si le pedimos que nos ayude a amar a Jesús, porque nadie lo ama como ella. Pídele que te ayude a hacer Su voluntad, a seguir a Jesús y a ser sus discípulos, porque ella es la mejor discípula de Jesús».
Antes de concluir, destacó que si la devoción a la Virgen «funciona» es precisamente porque Jesús quiere que María obtenga la alabanza, el amor y que la gente vuelva sus corazones cada vez más hacia ella».
«Cuando amamos a alguien, queremos verlo amado por los demás. Y ese es el motivo por el que Jesús ha hecho tantos milagros a lo largo de la historia por intercesión de Nuestra Santísima Madre. Si tanto bien viene al mundo por intercesión de Nuestra Santísima Madre, es porque Jesús quiere que ella sea amada«, concluyó.