La revista «Misión» ofrece Detentes del Corazón de Jesús para proteger de la pandemia a personas y hogares

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El Beato Pío IX aprobó definitivamente la devoción del Detente, concediéndole 100 día de indulgencia a quien la rezase diariamente junto con Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

El Detente del Corazón de Jesús ha acompañado a los católicos en los momentos más difíciles desde hace casi dos siglos, en particular a los soldados cristianos en tiempo de guerra. Los llevaban los cristeros en México (1926-1929) y numerosos soldados durante la guerra civil española (1936-1939), en particular los carlistas.

Ahora que se cierne sobre la humanidad una amenaza global de incierta evolución, como la pandemia de coronavirus, llevar consigo un Detente es una protección contra la enfermedad, si es la voluntad de Dios, pero sobre todo contra los males espirituales que puedan derivarse de ella, como la desesperanza o la pereza espiritual. La revista católica Misión, la más leída por los católicos en lengua española y que se distribuye gratuitamente por correo postal, ofrece Detentes a todos los que se unan a su campaña Detente Coronavirus.

“Especialmente en estos tiempos de confinamiento –explica la revista al presentar la campaña- te recomendamos dedicar un espacio especial de tu casa para crear una pequeña capilla o altar donde podáis rezar. Podrás imprimir esta imagen del Detente para ponerla en ella y que el Sagrado Corazón bendiga tu hogar”.

El material descargable incluye archivos para imprimir detentes de billetera y para la capilla de la casa o la puerta de entrada. Además se envían las 12 promesas del Corazón de Jesús a quien le sea devoto, explicadas brevemente, y la Novena al Sagrado Corazón de Jesús del Beato Bernardo de Hoyos, para rezar en este caso por el final de la pandemia.

¿Qué es un detente?

El detente es una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, tal como se le reveló a Santa Margarita María de Alacoque, con la leyenda escrita “Detente, el Corazón de Jesús está conmigo”, que tiene la función de proteger a quien lo lleve contra las tentaciones del demonio y contra toda clase de peligros físicos que puedan poner en peligro la salvación del alma.

La primera vez en la que se utilizó el Detente fue en 1720 en la Gran Peste de Marsella, Francia, apenas 30 años después de que muriera Santa Margarita María de Alacoque. En la ciudad y las poblaciones afectadas, se repartieron miles de detentes y se hizo la promesa de celebrar la fiesta del Sagrado Corazón y exponer el Santísimo Sacramento. Milagrosamente cesó la epidemia, como ocurriía en 1866 con el cólera en Amiens.

En 1870 el Papa Pío IX concedió la aprobación definitiva a la devoción del Detente y dijo: “Voy a bendecir este Corazón, y quiero que todos aquellos que fueren hechos según este modelo reciban esta misma bendición, sin que sea necesario que algún otro sacerdote la renueve. Además, quiero que Satanás, de modo alguno, no pueda causar daño a aquellos que lleven consigo el Escudo, símbolo del Corazón adorable de Jesús.”

En 1872 el mismo Pío IX concedió 100 días de indulgencia para todos los que, llevando esta insignia, rezasen diariamente: un Padrenuestro, una Avemaría y un Gloria.

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