Este martes se celebra en Argentina el día de la Independencia Nacional, una fiesta que también coincide con la de Nuestra Señora de Itatí, en el nordeste del país. De cara a esta festividad mariana, el obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez, ha escrito una carta en la que recuerda la importancia de la devoción mariana en la construcción nacional de los países y en el forjado de sus culturas.
De este modo, el prelado escribe en que “desde los primeros siglos, los cristianos veneran a María con diversas advocaciones ligadas a los lugares donde la Iglesia evangelizaba. En América Latina, desde que la fe cristiana llegó a nuestras tierras, María nuestra madre siempre estuvo presente: Guadalupe en México, Caacupé en Paraguay, Luján en Argentina, y aquí, en el nordeste, la de Itatí”.
La Virgen y la nación
A María de Itatí –afirma monseñor Juan Martínez- “pedimos especialmente por nuestra Patria”. Y explica que es una “oportunidad para implorar a Dios sobre la necesidad de ‘ser Nación’”.
“Sería grave, e iría contra el sentir de nuestro pueblo, excluir la religiosidad del catolicismo popular, y la devoción mariana de los argentinos en esta celebración patria”, recalca el obispo.
A su juicio, “siempre aparecen algunos militantes ligados a élites distanciadas de la realidad que buscan solitariamente realizar un análisis secularista, y a veces anticatólico de nuestra historia, que en general carecen de incidencia en el caminar de nuestro pueblo”.
Los santuarios marianos expresan la memoria de siglos
Por ello, el prelado insiste en que “los santuarios marianos como el de Itatí en estos próximos días, nuestro santuario diocesano de Loreto y las tantas manifestaciones de fe, expresan la actualidad y la memoria de siglos. Sin esta dimensión religiosa y mariana toda proyección de nuestra Patria quedaría vaciada de un aspecto esencial de su matriz cultural”.
“Queremos encomendar a nuestra Madre todas las preocupaciones e inquietudes en el caminar evangelizador que realizamos en la Diócesis, con la certeza que dicha evangelización implica un servicio de humanización y aporte de valores fundamentales a nuestra cultura”, concluye el obispo su carta.