La conexión mariana y el inicio de la conversión de Gary Cooper: todo empezó en «Adiós a las armas»

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¿Y si una oración falsa, de “teatro”, hubiera tenido un efecto real? Esa es la idea detrás de la historia de San Ginés, que según la leyenda era un cómico romano que se burlaba de la misa de los primeros cristianos pero un día, representando una misa bufa… recibió la certeza de que allí estaba Dios, se convirtió y murió mártir.

También es una idea que el escritor y cineasta K.V. Turley puede ver detrás de la conversión al catolicismo (dilatada en décadas) del famoso actor –y vividor de vida desordenada- Gary Cooper.

Turley cree que la Virgen tuvo mucho que ver y que el punto de inicio se dio en 1932 con la película “Adiós a las armas”, en una escena peculiar.

Se puede ver a partir del minuto 30 segundo 40 de la versión en YouTube en español que presentamos en este artículo.

Gary Cooper –soldado herido- y Helen Hayes –la enfermera que le cuida- están enamorados. El capellán militar -va de uniforme- lo ve, se ofrece a bendecir su amor, se aparta y reza en latín. De fondo, una escena de la Anunciación, la escena en que el ángel anuncia a María que Dios la ha llenado de Gracia. Los protagonistas sienten que es como si ante Dios se hubieran casado.

¿Y los actores? ¿Recibieron una bendición? El efecto se dilató, 24 años para ella, 27 para él.

El capellán de Adiós a las Armas reza… con una imagen de la Anunciación bien grande de fondo

Gary Cooper se recupera, Helen Hayes se enamora, el capellán quiere bendecirles… una escena que no sale en el libro; al actor no le interesaba la religión; la actriz estaba alejada de la Iglesia… pero ambos morirían como buenos católicos


Véase la escena desde min30 s50



El caso de Helen Hayes
Cuando rodó esta escena, Helen Hayes era católica, pero llevaba 4 años alejada de la Iglesia porque se había casado con un divorciado. Su marido –civil- murió en 1956, ella para entonces tenía dos Oscars y una fe firme. Se reconcilió con la Iglesia, fue una católica convencida y activa los 37 años de vida que siguieron y murió el día de San Patricio de 1993. Un cardenal ofició su funeral.

¿Y él? Aunque tuvo una gran cantidad de amantes, siempre acabó volviendo a su esposa católica, y en 1959 se hizo oficialmente católico, con 58 años. La fe le ayudó en la enfermedad que vino después: murió de cáncer dos años después.

La conexión con la Virgen… y Pío XII
El día que murió Gary Cooper era el 13 de mayo de 1961, aniversario de la primera aparición de la Virgen de Fátima. Es curioso que el día de esa primera aparición en Fátima, el 13 de mayo de 1917, era consagrado arzobispo el futuro Pío XII.

Es curioso también que cuando Pío XII murió en 1958 su cuerpo fue depositado en la cripta vaticana justo en la fiesta de la Virgen de Fátima. Turley detalla además que “Adios a las armas” se estrenó en Estados Unidos un 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción.

Gary Cooper y su esposa Veronica ("Rocky") con Pío XII

La conexión entre Gary Cooper, Pío XII y la Virgen se expresó con un cierto nivel cómico en 1953, seis años antes de hacerse católico, cuando el actor y su esposa acudieron a Roma a un encuentro con Pío XII. A Cooper, que estaba nervioso, se le habían caído una serie de estampitas y rosarios que quería presentar al Papa, y estaba agachado en el suelo recogiéndolos cuando de repente unos zapatos rojos y una vestidura blanca se plantaron ante él. Cooper, que había tenido tantas amantes, estaba humillado en el suelo recogiendo el símbolo de la Mujer más pura.

Gary Cooper se llevó una impresión muy buena de Pío XII, quedó sinceramente impresionado por el Papa y por todo lo que simbolizaba, y fue un elemento más en su paso hacia la conversión.

El caso inverso de Hemingway
Turley cree que todo empezó en “Adios a las armas” y recuerda que aunque la película se basa en una novela de Ernest Hemingway, la escena del capellán que reza y bendice su amor con oración no aparece en el libro, y tampoco era fruto de la censura, que era practicamente inexistente en el cine norteamericano en esos años.

Es curioso, porque el libro se publicó en 1929 y Hemingway dijo que se inspiraba en su convalecencia de heridas en la Primera Guerra Mundial, cuando quedó moribundo en el suelo y un capellán católico vino a la carrera y le administró los últimos ritos. Hemingway dijo que eso “le hizo católico”, y de hecho entró en la Iglesia oficialmente 10 años después… aunque nunca fuera muy virtuoso.

Hemingway murió pocos meses después que Gary Cooper, que era su amigo, pero mientras Gary había crecido en la fe, Hemingway la había perdido. No está claro si la muerte de Hemingway fue suicidio o accidente, ni si tuvo tiempo de hacer la paz con Dios, pero recibió un funeral católico.

La vida familiar de Gary Cooper
La religión entró en la vida de Gary Cooper un año después de “Adios a las armas” y su extraña oración. Fue cuando conoció a Veronica “Rocky” Balfe y se casó con ella. Rocky era una “socialité”, sobrina de un director artístico de la MGM y 12 años más joven que él. Y católica convencida.

A su hija la llamaron “Maria”, así, en latín y llegó a ser una fuente de perdón, bendición y conversión para varias personas. Él sólo las acompañaba a misa en Navidad o Pascua… Después de 1955 ya empezó a frecuentar más la iglesia, aunque no se hizo católico hasta 1959.

Gary tuvo muchas amantes o aspirantes a amantes -con el consiguiente enfado de su esposa- aunque casi todas era asunto “de un solo rodaje”, pero el caso es que su matrimonio duró hasta el final, y con sinceridad.

Hubo un momento especialmente duro cuando en octubre 1948 empezó una relación muy intensa y larga con la actriz Patricia Neal, e incluso la dejó embarazada, aunque el niño no llegó a nacer. El romance duró hasta Navidad de 1951. Cooper voló a Cuba para decirle a su amigo Hemingway que pensaba divorciarse y marchar con Patricia. Para asombro del actor, Hemingway –cuya vida amorosa fue también un desastre con multitud de bodas y divorcios- se lo prohibió. Eso le ayudó a recapacitar y a reconducir su vida con su esposa.

Perdonar a la rival de su madre
Fue por esta época cuando su joven hija Maria escupió a Patricia, la rival de su madre y origen de desgracias para su familia. Años después, Patricia Neal, muy herida por enfermedades y muertes de seres queridos, recibió primero una nota y después unas visitas de Maria, que sinceramente deseaba ayudarla, expresar amistad, acompañarla en el dolor y más adelante, compartir la fe.

Maria acompañó a Patricia al convento de la Madre Dolores Hart (que antes había sido actriz y compañera de cartel con Elvis Presley), donde su antigua enemiga fue conociendo la paz y la fe y se hizo católica poco antes de morir.

De izquierda a derecha: Maria Cooper, Dolores Hart y 
Patricia Neal, unidas por el perdón y la fe

A Cooper no le influyó su esposa
Maria, persona de fe decidida, ha hablado muchas veces de los sentimientos religiosos que veía crecer en su padre con los años, y negó siempre que Jackie, la esposa de Cooper, hubiera podido presionarle de alguna manera que no fuese la oración, puesto que el actor era humanamente poco influenciable.

“Llegó a la fe por si mismo, en su momento, por pedazos de su vida que quería reunir de forma nueva”, explicó ella. “Tenía una espiritualidad real, que no era un ‘ismo’. Creo que nació con ella, que creció con ella, viviendo en la naturaleza en el Oeste”.

“Aunque apoyaba un individualismo rudo –el individuo contra el mundo- no le gustaba nada que oliese a egoísmo o interés propio exclusivo”, especificaba.

A mediados de los años 50 el actor fue reflexionando. Su hija cree que “buscaba probablemente más estabilidad que la que había encontrado”.

A Gary Cooper le gustaba un párroco que predicaba con cultura y buen humor, el padre Harold Ford. Rocky lo invitó a casa para que hablaran de cosas espirituales… pero el sacerdote dedicó las primeras sesiones a pasarlo muy bien hablando con el actor de sus interes compartidos: armas, caza, pesca… Las charlas espirituales llegaron más tarde. Le dio a leer La montaña de los siete círculos, una autobiografía del monje Thomas Merton en el que narra su conversión. Aquello fue el empujón definitivo. Y se hizo católico el 9 de abril de 1959.

En “The Hollywood Greats”, de Barry Norman, se recogen unas declaraciones de Gary Cooper sobre su conversión. “Este pasado verano empecé a prestar más atención a algo que llevaba tiempo pensando… Coop, viejo, me dije, debes algo a Alguien por toda tu buena fortuna. Nunca seré nada parecido a un santo… Por mi parte sólo puedo decir que intento ser un poco mejor. Quizá lo consiga”.

La fe en la enfermedad
En abril de 1961 se supo de su cáncer. Entre los mensajes deseándole una recuperación estaba el del Beato Papa Juan XXIII. Los que iban a su casa veían que la familia afrontaba la enfermedad con serenidad y luminosidad, apoyados en la oración. Rocky, su esposa, dijo a Hedda Hopper que “lo que más lo ayudó fue su religión”. “Nunca preguntaba ¿por qué yo? Y nunca se quejaba; se enriquecía espiritualmente con los sacramentos y con libros como Peace of Soul del obispo Fulton Sheen”.

Fulton Sheen, con un proceso de beatificación hoy muy avanzado, era un entusiasta difusor del mensaje de Fatima, como CariFilii explicó ya aquí.

En su lecho de muerte, Gary Cooper, a punto de afrontar su última aventura, la más importante de todas, dijo: “Lo que va a pasar es voluntad de Dios. No temo al futuro”.

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