Sor Lucía, una de los tres pastorcitos de Fátima, recibió en 1925 la primera de varias apariciones de la Virgen y el Niño Jesús mientras se encontraba en el noviciado de la Congregación de las Hermanas Doroteas en Pontevedra (España).
En ese momento, sor Lucía era ya la única vidente viva que presenció las apariciones de la Virgen en Fátima en 1917. Así, su primo Francisco Marto falleció en 1919 y su prima Jacinta Marto lo haría en 1920, siendo apenas unos niños.
Extender la devoción de los cinco primeros sábados de mes
En estas aparición en España de la que se cumple este martes su aniversario la Virgen María pidió a sor Lucía que “extendiera la devoción de los cinco primeros sábados de mes”.
Esta devoción consiste en que en los primeros sábados de cada mes durante cinco meses la persona se confiese, reciba la comunión, rece el Rosario y dedique 15 minutos a la oración para así desagraviar al Corazón Inmaculado de María.
Emilio Rodríguez, presidente diocesano del Apostolado Mundial de Fátima, explicó a Aciprensa que en esta aparición María prometió “asistir a quien realice la devoción de los cinco primeros sábados del mes, en la hora de su muerte, con todas las gracias necesarias para que se salve su alma”.
Sor Lucía contó esta aparición a su superiora así como a su confesor en España y a su antiguo confesor en Portugal. Pero todos le aconsejaron que fuera prudente y que esperara a ver si las apariciones se repetían.
La pregunta del Niño Jesús
La vida de la entonces novicia siguió con normalidad salvo por una cosa. Desde hacía unos meses se encontraba con frecuencia con un niño en las cercanías del convento. El 15 de febrero de 1926, sor Lucía volvió a encontrarse con este pequeño y ella le preguntó si había aprendido las oraciones que le había enseñado en otras ocasiones. “¿Y tú has propagado por el mundo aquello que la Madre del Cielo te pedía?”, le contesto aquel niño. En ese momento supo que se trataba del Niño Jesús.
De este modo, el Niño pidió a sor Lucía que hiciera lo que su Madre le había pedido en su aparición: extender la devoción de los cinco primeros sábados de mes. Esta petición se hizo –explicó Emilio Rodríguez- que “muchas personas comenzaban esta devoción, pero pocas la terminaban”.
De nuevo, la vidente de Fátima habló con su confesor en Pontevedra sobre estas apariciones. Para cerciorarse, el sacerdote le hizo varias preguntas, entre ellas, por qué debían ser cinco sábados.
Las ofensas al Inmaculado Corazón de María
Sor Lucía pidió una respuesta al Señor y éste le contestó que “la devoción de los cinco sábados se debe a que hay cinco tipos de ofensas y blasfemias contra el Inmaculado Corazón de María”.
Las blasfemias son estas:
- Contra su Inmaculada Concepción
- Contra su Virginidad Perpetua
- Contra su Divina Maternidad al rechazar reconocerla como Madre de todos los hombres
- Las ofensas de aquellos que tratan de sembrar públicamente en los corazones de los niños indiferencia o incluso odio a la Virgen
- Las ofensas de quienes la ultrajan en sus santas imágenes
Meses después sor Lucía sería trasladada a Tuy, localidad gallega fronteriza con Portugal, donde más adelante tendría una nueva aparición, en este caso de la Santísima Trinidad y también de la Virgen pero en esta ocasión con su Corazón Inmaculado de María. Una vez más le recordó a la religiosa la importancia de reparar su Inmaculado Corazón a través de los cinco primeros sábados de mes.
Ya en 1948 sor Lucía volvería a Portugal e ingresaría en un convento carmelita de Coimbra, lugar en el que murió en 2005 a los 97 años.