Este viernes 22 de octubre se celebra la fiesta de San Juan Pablo II, uno de los Papas que más cariño y devoción ha despertado. A lo largo de su largo pontificado, que duró casi 27 años, dejó numerosas muestras de su amor a la Virgen María y a las fuentes desde donde el amor a la Virgen se propagó a todo el mundo.
Por eso destaca la especial relación que el Papa polaco tuvo con Guadalupe, pero no sólo por la gran advocación mexicana, sino también por la española, a las que el propio San Juan Pablo II vinculó entre ellas durante su visita a Extremadura en 1982.
En estos momentos, el Guadalupe español está en pleno Año Jubilar y allí es difícil olvidar la visita del ahora santo, que además fue el primer Papa en visitar un monasterio situado en una tierra en la que nacieron muchos de los que fueron llevando el Evangelio a América.
En aquella ocasión, Juan Pablo II dijo a las miles de personas congregadas en el pequeño pueblo extremeño: “Es indiscutible la estima tan grande que le tengo a la Virgen de Guadalupe de México. Pero me doy cuenta de que aquí están sus orígenes. Antes de haber ido a la Basílica del Tepeyac, debería haber venido aquí para comprender mejor la devoción mexicana”.
De ese modo vinculaba dos advocaciones que comparten nombre y que aunque eran muy diversas entre sí compartían el celo por llevar a la Virgen al mundo entero, especialmente a tierras españolas y americanas.
En su homilía de aquel 4 de noviembre de 1982 y con un pontificado todavía dando sus primeros pasos afirmaba el Papa:
“Junto con los hombres, junto con las generaciones de esta tierra extremeña y de España, caminaba también María, la Madre de Cristo. En los nuevos lugares de habitación Ella saludaba, en el poder del Espíritu Santo, a los nuevos pueblos, que respondían con la fe y la veneración a la Madre de Dios.
»De esta manera, la promesa mesiánica hecha a Abraham se difundía en el Nuevo Mundo y en Filipinas. ¿No es significativo que hoy nos encontremos en el santuario mariano de Guadalupe de la tierra española, y que contemporáneamente el santuario homónimo de México se haya convertido en el lugar de peregrinación para toda Hispanoamérica? También yo he tenido la dicha de ir como peregrino al Guadalupe mexicano al principio de mi servicio en la Sede de Pedro.
»Y he aquí que, como en otras lenguas, pero sobre todo en español —ya que en esta lengua se expresa la gran familia de los pueblos hispánicos— resuenan constantemente las palabras con las que un día Isabel saludó a María: ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, exultó el niño en mi seno. Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha dicho de parte del Señor’”.
Una relación sobrenatural
A lo largo del tiempo también han surgido los escépticos que han asegurado que el Guadalupe mexicano es un mito inspirado en la historia española con el objetivo de inspirar devociones entre los nativos americanos.
Sin embargo, monseñor Eduardo Chávez, rector y cofundador del Instituto de Estudios Guadalupanos en la Ciudad de México, explica a Angelus News que existe abundante evidencia histórica de que los paralelos entre los guadalupes mexicanos y españoles no son de origen humano.
De hecho, señala que las dos historias de Guadalupe no son los únicos casos en los que María pide que sus apariciones sean informadas a las autoridades de la Iglesia; se dieron instrucciones similares en las apariciones de Lourdes y Fátima, entre otras.
“No es que la historia mexicana se inventa para corresponder con la española”, dijo, sino que “la Virgen María, cuando realmente es ella, es eclesial. Ella es Iglesia. Y eso se demuestra cuando envía a Juan Diego para que vaya al obispo”.
Además, las dos imágenes son completamente diferentes, incluso en su forma misma. La española muestra a María sosteniendo al niño Jesús, mientras que la tilma mexicana representa a una Virgen embarazada.
Al revelarse a sí misma como “Santa María de Guadalupe” a Juan Bernardino, el tío de Juan Diego, María “quería un nombre conocido por los españoles”, agregó Chávez porque «si no, los españoles habrían quemado su imagen de inmediato».
Al igual que el Camino de Santiago más conocido en el norte de España, Guadalupe se asocia con peregrinaciones a pie. Hay 23 rutas de peregrinaje oficiales en toda España que conducen al monasterio de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993.
La curación es un tema importante del jubileo de este año, explica Pilar Gordillo, historiadora del arte y delegada de Cultura del Arzobispado de Toledo, donde se encuentra el santuario mariano.
Esta experta cuenta que Guadalupe era históricamente conocida por los hospitales establecidos por los monjes jerónimos en la ciudad para tratar a los peregrinos y personas de las áreas rurales circundantes. “Los pacientes iban a ser curados, pero también recibirían el cuidado de la Virgen, a través de los ángeles que eran estos monjes”, asegura.
Al final de su estancia, los pacientes recibieron un par de zapatos de los monjes, un gesto práctico y simbólico. Por ello, añade que “a través del encuentro humano, la curación del alma te da zapatos, te da pies, te da alas, para caminar y volver al mundo, y poder afrontar lo que se te presente”.
María, Salud de los enfermos, ruega por nosotros