Francisco ha dirigido una carta «al pueblo de Dios que peregrina en Nicaragua» con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, que se celebra en el país de modo muy intenso y extendido. El Papa les expresa su «cariño» y recuerda que los nicaragüenses se distinguen por «un amor extraordinario de Dios»
La Iglesia católica sufre desde hace años una durísima persecución por parte del régimen comunista de Daniel Ortega, cuya manifestación más grave y reciente es la expulsión del presidente de la conferencia episcopal, monseñor Carlos Enrique Herrera Gutiérrez, que es así el cuarto obispo que tiene que exiliarse, junto a más de doscientos sacerdotes y religiosos.
«Precisamente en los momentos más difíciles, donde humanamente se vuelve imposible poder entender lo que Dios quiere de nosotros, estamos llamados a no dudar de su cuidado y misericordia«, dice el Papa, en una referencia implícita a la situación de la Iglesia.
Sus palabras buscan consolar a los nicaragüenses y darles ánimos para fortalecer su fe, anclada en la devoción a la Virgen María: «Tengan la certeza de que la fe y la esperanza realizan milagros», dice, señalando a la Inmaculada como «el testimonio luminoso de esa confianza»: «Ustedes siempre han experimentado su amparo materno en todas sus necesidades y han mostrado su agradecimiento con una religiosidad muy hermosa y rica espiritualmente. Una de esas formas de entrega y consagración que manifiesta la alegría de ser sus hijos predilectos es la dulce expresión: ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!«.
Por eso les desea que ella les dé aliento «en las dificultades, las incertidumbres y las privaciones» y les pide que se abandonen «en los brazos de Jesús» con la jaculatoria Dios primero que los nicaragüenses «repiten a menudo».
Al acercarse la fecha de la Purísima, ya desde octubre, en todo el país se dispara la venta de sus imágenes, fabricadas por negocios familiares que pasan de generación en generación. Los colores de la bandera del país son el blanco y el azul característicos del manto de la Inmaculada, cuya devoción es así una devoción nacional muy sentida y seguida masivamente en procesiones y peregrinaciones.
El Rosario, «oración poderosa»
«Quiero hacerles llegar mi cercanía y la seguridad de que ruego incesantemente a la Virgen Santa que los consuele y acompañe confirmándolos en la fe. Quiero decirlo con fuerza, la Madre de Dios no cesa de interceder por ustedes, y nosotros no dejamos de pedirle a Jesús que los tenga siempre de su mano», insiste Francisco, que les anima a rezar «particularmente» la oración del Rosario, que es «una oración poderosa» cuyos misterios «atraviesan la intimidad de nuestro corazón», y es ahí donde se cobija la libertad de los hijos de Dios, «que nadie nos puede arrebatar».
El Papa concluye encomendando Nicaragua «a la protección de la Inmaculada Concepción», elegida como «Madre de su pueblo«: «Así lo manifiesta ese grito sencillo y profundamente confiado: ¡María de Nicaragua, Nicaragua de María!«.