Francisco, en Sri Lanka, encomienda la paz a la Virgen de Madhu: su santuario fue bombardeado

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Nuestra Señora del Rosario de Madhu es la advocación de un santuario en un claro en medio de la selva de Sri Lanka al que han acudido durante generaciones los católicos del país, tanto de etnia tamil (mayoritaria en esa zona) como de etnia cingalesa, y también pobladores de otras religiones (budistas, hindúes y musulmanes) convencidos de la capacidad de la Virgen para escuchar, sanar y proteger. Allí acudió este miércoles 14 de enero el Papa Francisco con un mensaje de reconciliación.

El santuario estuvo muchos años en plena línea de combate en la guerra civil entre tamiles (de mayoría hindú) y cingaleses (de mayoría budista) y unos y otros consideraban que los católicos no eran de fiar y sospechaban que colaboraban "con el otro bando".

La guerra duró 30 años, y sólo en 2009 llegó la paz. En cierta ocasión, la artillería destruyó el templo, matando 38 refugiados. Ahora Francisco quiso predicar sobre el poder de la Virgen como Madre e intercesora para proteger la paz.

Llegó en helicóptero a primera hora de la tarde (15.15 hora local). Le acogió el obispo local, Joseph Rayappu, obispo de Mannar. Unos niños colocaron en el Papa Francisco un collar de flores.

Durante unos quince minutos de recorrido en un jeep descubierto, el Papa saludó a la multitud que desplegaba cantos y danzas tradicionales.

El Papa recordó que la Virgen es la madre “de todo hogar”, “de toda familia herida”, “de todos los que están tratando de volver a una existencia pacífica”.

Dio las gracias a la Virgen que “ante tanto odio, violencia y destrucción”, “sigue llevándonos a Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados”. Pidió además que dé “la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido”.

La Virgen de Madhu en una procesión en su santuario

"Cuando llegamos a entender, a la luz de la Cruz, el mal que somos capaces de hacer, y del que incluso formamos parte, podremos experimentar el auténtico remordimiento y el verdadero arrepentimiento. Sólo entonces podremos recibir la gracia de acercarnos unos a otros, con una verdadera contrición, dando y recibiendo el perdón verdadero. En esta difícil tarea de perdonar y tener paz, María siempre está presente para animarnos, para guiarnos, para mostrarnos el camino. De la misma manera que perdonó a los verdugos de su Hijo al pie de la cruz, y luego recibió su cuerpo exánime entre sus manos, así ahora quiere guiar al pueblo de Sri Lanka a una mayor reconciliación, para que el bálsamo del perdón y la misericordia de Dios proporcione una verdadera curación para todos", explicó el Pontífice.

"Por último, queremos pedir a María Madre que acompañe con su intercesión los esfuerzos de ambas comunidades de Sri Lanka, tamiles y cingaleses, por reconstruir la unidad que se había perdido. Al igual que su imagen volvió a su santuario de Madhu después de la guerra, pedimos al Señor que todos sus hijos e hijas de Sri Lanka puedan volver a la casa de Dios con un renovado espíritu de reconciliación y comunión".

El lugar atrae peregrinos también de otras religiones. Los católicos dicen que es por su atmósfera de paz y de armonía, y también por la fama de ser un lugar con curaciones sobrenaturales y que protege contra el veneno de serpiente.

El Papa Juan Pablo II visitó la isla en 1995, cuando el norte estaba en guerra y el santuario era inaccesible. De hecho, en 1999 la artillería destruyó el templo y mató a 38 personas refugiadas en su interior, incluyendo 13 niños, pero la imagen de la Virgen quedó intacta, como reprochando su maldad a los atacantes.

En 2008 aún había violencia y el guardián del templo decidió llevarse la imagen a lugar seguro. "Todos los refugiados se habían marchado y los combates eran intensos. No era recomendable quedarse aquí", recuerda. "Los dos bandos sospechaban que nos habíamos puesto del lado de los otros", explica. El párroco tuvo que marcharse y regresó en 2009.

Cada mañana, en Mahdu se ofrecen dos misas, una en tamil y otra en cingalés. Hay decenas de miles de peregrinos que acuden en alguna de las 10 grandes fiestas marianas del año.

El santuario fue establecido por católicos perseguidos huyendo de la persecución de protestantes holandeses en el siglo XVII, probablemente en 1670. Se hizo famosa su protección contra las picadas de serpientes venenosas. Al principio las picadas no tenían efecto en los terrenos de la iglesia. Entonces la gente comenzó a llevarse tierra de Madhu como medicina y la tierra del santuario, dijeron, también sanaba. La persecución protestante acabó en 1686 con la llegada de los británicos, mucho más pragmáticos en estos asuntos.

En 1924, cien años después de que la estatua de Nuestra Señora se estableciera permanentemente en Madhu, fue solemnemente coronada por un delegado del papa Pío XI.

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