Desde el estreno el 4 de mayo de Fátima, el último misterio en el cine Paz de Madrid (Fuencarral, 125), la reacción del público y los continuos llenos un día tras otro han ido prolongando su plazo previsto de exhibición: primero tres días, luego hasta este jueves 11, y finalmente los propietarios de la sala han decidido mantenerla en cartel hasta el jueves 18 de mayo.
«Todo el que la ve dice maravillas, uno casi se sonroja», confiesa su director y productor, Andrés Garrigós, a Cari Filii News: «A la gente le sorprende ese hilo de historias paralelas entre el cielo y la tierra que muestran cómo Dios actúa en la historia a través de la Virgen«.
Además de su exhibición en salas comerciales en Madrid y Cádiz y pronto en otros lugares de España, Fátima, el último misterio, producida por Goya Producciones con la ayuda de la Fundación Cari Filii, está siendo fomentada por algunos obispos con algunos pases para los sacerdotes de la diócesis, como en las de Burgos o Alcalá de Henares. También se podrá ver en Universidad Abat Oliba-CEU de Barcelona, en la Universidad Católica de Murcia, y se está tramitando su pase en Valencia, Jaén y Ciudad Rodrigo.
Garrigós destaca como gran valor de la película el vínculo que establece entre la oración que la Virgen pidió en Fátima para evitar los castigos anunciados, y su plasmación real. Cita los casos de Austria (el único país de que se retiraron las tropas soviéticas tras la Segunda Guerra Mundial, en un hecho inexplicable si no es por la campaña del Rosario que promovió la Iglesia para salvar al país de su destrucción por el comunismo) y Portugal (a punto de caer en manos del Partido Comunista tras la Revolución de los Claveles, algo que Nuestra Señora prometió a Sor Lucía que no pasaría si un millón de portugueses rezaban el Rosario para impedirlo).
«Es prodigioso todo lo que va pasando», comenta el productor de Fátima, el último misterio: «La Historia la lleva Dios de la mano de la Virgen, pero con la colaboración de los hombres«. Pero esta sucesión de hechos concretos que muestra la película «no se le ha explicado a la gente, o al menos no de esta manera tan lineal y causal«, y de ahí la «sorpresa y asombro» con los que está siendo recibida por el público. «La película es un poco fuerte, porque no queremos oír hablar de castigos, pero gusta porque dice las cosas bastante claras y además las demuestra«.
Y, lo que es más importante, concluye Garrigós, «su mensaje es positivo porque está vinculada a la gran promesa de la Madre de Dios en Fátima: Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará«.
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