Edgar Allan Poe, nacido en 1809 y fallecido a los 40 años, es considerado uno de los grandes poetas y narradores en lengua inglesa, y uno de los padres de la literatura fantástica y de terror.
Su vida no fue fácil: hijo de actores, su padre abandonó el hogar siendo él un bebé, y su madre murió cuando tenía tres años. Se crió con una tía, cariñosa pero algo desequilibrada, y su tío comerciante, que nunca le aportó amor. Varios de sus seres queridos morirían o enfermarían duramente ante él.
De gran sensibilidad artística, se enamoró apasionadamente varias veces y el amor le aportó mucho sufrimiento. Su adicción al alcohol también le dañó gravemente. Tuvo una buena educación, sobre todo en letras: estudió con éxito latín, griego, francés, español e italiano.
Espiritualmente, su familia y él –que pasó parte de su adolescencia en Escocia e Inglaterra- eran más bien episcopalianos (anglicanos). En su juventud británica fue a la iglesia con regularidad. En su desordenada vida adulta, sólo en ocasiones.
Un año antes de morir escribió un ensayo sobre ciencia y religión titulado “Eureka” en 1848, más bien poesía visionaria y filosófica en prosa, apasionada más que sistemática. Por un lado admitía un Dios creador; por otro, parecía negar que fuese “omnipotente y omnisciente”; en otro momento parecía asegurar que Dios y la naturaleza eran lo mismo.
Cuando se le acusó de ser panteísta o un vago deísta protestó, se quejaba de que “etiquetan mi libro de impío y a mí de panteísta, politeísta, pagano o Dios sabe qué…”, mientras que él se consideraba cristiano, pero, probablemente, a su manera…
Hay que tener en cuenta que murió a los 40 años y estuvo volcado en la literatura, el alcohol y los enamoramientos desastrosos y dramas familiares demasiado tiempo, sin llegar a examinar sistemáticamente su espiritualidad.
Esta frase que circula por Internet en inglés y español (meme) es falsa; Poe nunca la pronunció ni se encuentra en sus obras; de hecho, ninguna vez que es citada en internet se atribuye en qué obra aparece… porque no existe
Lo que es prácticamente seguro es que nunca escribió la frase que circula en internet en formato de “meme” que dice: “Toda religión, amigo mío, simplemente evolucionó fruto del engaño, miedo, avaricia, imaginación y poesía” (entre otras variantes).
Es imposible encontrar esta citas en su obra: lo han intentado los eruditos de la Sociedad Edgard Allan Poe de Baltimore (www.eapoe.org) y la dan por falsa. Ningún sitio en Internet cita nunca su procedencia. Es otra de tantas frases antireligiosas falsamente atribuidas a famosos (aquí se comentaba, por ejemplo, el bulo atribuido al astronauta soviético Yuri Gagarin).
Poe y la Virgen María
Poe tenía un espacio en su corazón, o al menos en su poesía y sensibilidad, para la Virgen María. En las primeras versiones de su cuento de terror “Morella” de 1833 incluyó un himno a la Virgen, que después retiró, quizá por ser demasiado luminoso, no adecuado para esa historia inquietante.
Publicó este himno en su recopilatorio de poemas de 1845 con el título “Himno católico”. También en otro poema (“For Annie”, del 23 de marzo de 1849), la protagonista reza “a la Reina de los Ángeles”, una advocación de María.
El origen de su Himno a María de 1833 está bien documentado. A las doce de la mañana, paseando por una calle ruidosa, oyó sonar unas campanas de una iglesia. “¿Por qué sonarán a esta hora?”, explicó él mismo que había pensado. Entró en la iglesia, que era católica, de jesuitas. Un jesuita le explicó que era la llamada al rezo del Ángelus, la oración que celebraba la Encarnación, el “sí” de María, el “hágase” al plan de Dios, que se rezaba a las 12 de la mañana y las 12 de la noche.
Poe tenía 24 años y se había criado en Gran Bretaña y Estados Unidos con poco acceso a la cultura católica, excepto por sus lecturas en italiano y español. Era la primera vez que oía hablar de la oración del Ángelus, y llamó su atención. Además, Poe, de quien todos dicen que era una persona que buscaba siempre la elegancia, sentía sin duda la belleza del saludo a la dama.
Ese fue el origen del poema, que primero intentó encajar en el cuento de terror, y luego vio que no encajaba. Puesto que el Ángelus se rezaba en latín (“Ave, Maria, gratia plena…”) es lógico ver que en el poema María es mencionada en latín (o en español, o italiano) y no en inglés.
Hymn (1835)
At morn–at noon–at twilight dim–
Maria! thou hast heard my hymn!
In joy and woe–in good and ill–
Mother of God, be with me still!
When the Hours flew brightly by,
And not a cloud obscured the sky,
My soul, lest it should truant be,
Thy grace did guide to thine and thee
Now, when storms of Fate o’ercast
Darkly my Present and my Past,
Let my future radiant shine
With sweet hopes of thee and thine.
Himno (1835)
En la aurora, a mediodía, y en el desvanecente crepúsculo
¡María, has escuchado mi himno!
En las alegrías y en las tristezas, en lo bueno y en lo malo,
¡Madre de Dios, quédate conmigo!
Cuando las horas volando transcurrieron,
y no oscurecía el cielo una nube,
quizá para que mi alma negligente no se extraviara,
tu gracia la guió hacia la tuya y hacia ti;
y hoy, cuando las tempestades del destino
cubren sombrías mi presente y mi pasado,
¡permite que mi futuro brille rutilante
con dulces esperanzas, tuyas y mías!