En los últimos años la forma de peregrinar a Lourdes se ha hecho más individualista, señala el obispo

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El número de personas que peregrinó a Lourdes en la forma clásica de grupos organizados cayó espectacularmente en lo que va de década: casi un 44%, de 800.000 en 2010 a 450.000 en 2018. Así lo señaló el obispo de Lourdes y Tarbes, Nicolas Brouwet, en las 23as Jornadas Internacionales de San Francisco de Sales que se celebraron allí recientemente, según informa Bernard Litzler en Cath.ch. La caída es fundamentalmente europea: un 27% de franceses, un 59% menos de italianos…

La mitad de los peregrinos vienen ahora individualmente: sin grupo, sin sacerdote y sin organización, y esto cambia radicalmente la forma en que han de ser acogidos: “¿Cómo pasar de un cristianismo de grupo a un cristianismo de acompañamiento individual?” Es el desafío que, según monseñor Brouwet, ha de abordar el santuario de Lourdes, junto con la internacionalización de las personas que llegan. Las formas tradicionales de hacerlo se encuentran ahora con la barrera de buscar el encuentro con esas personas que vienen por su cuenta, y también con aquellas con quienes puede existir una barrera idiomática.

En efecto, se ha incrementado significativamente el número de peregrinos provenientes de Asia, sobre todo de Filipinas, la India y Sri Lanka (Ceilán), también de China, del Libano… Y muy numerosos desde América del Sur. En el Rosario de las velas de la pasada Navidad, el 90% de los presentes eran no-franceses.

También ha cambiado el comportamiento de los mismos enfermos en Lourdes. El Albergue de Nuestra Señora, una gran nave-hospital situada enfrente de la Gruta, recibe a la mitad de enfermos que antes, porque ahora prefieren estar con su grupo y alojarse en el mismo hotel que sus compañeros de peregrinación, lo cual supone un cambio en su atención pastoral: “Es una novedad, porque siempre los habíamos tratado aparte”, explica el obispo. Ahora, los familiares, a quienes antes la organización del santuario dedicaba menos tiempo, exigen más atención, aunque quieren conocer la localidad con cierta autonomía.

Sin embargo, la piscina, que antes suscitaba ciertos recelos, ahora es mucho más solicitada: “¡Incluso por los jóvenes! Buscan gestos concretos que les comprometan físicamente. Allí donde sus antepasados veían una superstición, ahora los jóvenes gustan de mojarse y pasar frío”.

Otro cambio es que muchos peregrinos ya no van buscando una curación física, sino un sentido a su vida y librarse de “pesados fardos” de su vida pasada.

Tráiler de la representación musical que se representará en Lourdes desde julio hasta octubre, antes de partir para una gira internacional.

El santuario de Lourdes da trabajo directamente a 319 personas, 220 permanentes y 99 temporales, y exige cada año 30 millones de euros. Este año 2019, consagrado a Santa Bernadette Soubirous en el 175º aniversario de su nacimiento, será inaugurado un Centro Internacional del Voluntariado, de julio a octubre se representará una obra musical sobre las apariciones, y en otoño tendrá lugar una peregrinación de maestros de la cocina.

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