El Patriarca maronita, con otros obispos, consagra de nuevo Oriente al Inmaculado Corazón de María

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En el santuario mariano de Harissa (www.harissa.info), en Líbano, el cardenal y patriarca de los católicos maronitas, Béchara Raï, renovó el acto de consagración a la Virgen de este país, el que tiene mayor porcentaje de cristianos de Oriente Medio.

Miles de fieles llenaron la basílica para rezar delante de la estatua de Fátima.

En la homilía el purpurado recordó los sufrimientos de una región “teatro de guerras y violencias”. E hizo un nuevo pedido contra una política “incapaz de elegir un presidente”.

Elevando el llanto y los sufrimientos de todo el Medio Oriente, el patriarca maronita Béchara Raï celebró ante la imagen de Nuestra Señora de Fátima, en el segundo aniversario de la consagración del Líbano al Corazón Inmaculado de María, que se realizó el 13 de junio de 2013.

El acto de consagración “del Líbano y de todo el Medio Oriente” fue retomado por el patriarca y por la multitud de fieles al final de la misa, en el contexto de un camino de fe que considera a la oración como un actora primaria de la historia.

La prensa local se centró en destacar la crítica del cardenal a los políticos, que desde hace más de un año no consiguen ponerse de acuerdo para designar un presidente para el país.

El jefe de la Iglesia maronita tenía a su lado al patriarca greco-católico, Gregorio III Laham y además muchos obispos junto con el nuncio papal, Gabriele Caccia.

No había representantes del gobierno. Hace dos años sí acudieron el entonces presidente Michel Sleiman y el entonces Premier designado, Tamman Salam.

“Confiamos en la Providencia (del Salvador) para los pueblos y naciones de Medio oriente devastados por conflictos, divisiones y guerras, oprimidos por las potencias del terror y por los mercenarios apoyados a nivel financiero, militar y político” dijo el patriarca. “Y luego acusó a cuántos favorecen “el tráfico en la frontera, los Estados de Oriente y de Occidente”

Después de haber recordado los actos de consagración ya celebrados por la Santa Sede– al Sagrado Corazón en 1899 por obra del Papa León XIII, al Corazón Inmaculado de María en 1942 por Pío XII y el 21 de junio por Juan Pablo II-el patriarca volvió en particular sobre el acto de consagración de hace dos años atrás.

“Hoy nosotros renovamos-dijo- la consagración de nuestra gente y de nuestra patria, el Líbano, así como todos los países de Medio oriente, a la Virgen María, a su Corazón Inmaculado colmo de ternura y de amor por los hombres, los hermanos de su único Hijo, en conformidad con las recomendaciones de la asamblea del sínodo de los obispos de Medio oriente (2010)”.

El patriarca luego recordó algunas de las palabras oídas por los pastorcitos en Fátima: “Atraigan así sobre vuestra patria la paz”, “decir el rosario todos los días para obtener la paz en el mundo y la finalización de la guerra”

“Hoy- prosiguió el patriarca- también nosotros consagramos de nuevo nuestra tierra santa de Oriente, en el cual se manifestó el misterio de Dios y de su plan de Salvación”.

Nombró primero a Irak, patria de Abraham, luego a Egipto, Palestina y Tierra Santa, Jerusalén, Antioquía “puente de partida de todas las misiones evangélicas”, el Líbano y Caná de Galilea, donde Jesús realizó su primer milagro público. Y luego, Damasco, el lugar de la conversión de San Pablo, Siria, que dio Papas a la iglesia “y donde vivió San Marón”.

“Todas estas tierras, consagradas aún otra vez, son tierras en las cuales los cristianos estaban presentes ya 6 siglos antes de la llegada de los musulmanes” agregó en un modo un poco brusco el patriarca.

Son tierras en las cuales, desde hace 1.400 años, están tratando de formar con los musulmanes “una civilización común, que pueda ser modelo de vida- y así auspiciando- para toda las sociedades en las cuales coexisten religiones y culturas diversas, frente a los vientos internacionales contrarios que soplan y castigan a nuestras regiones”.

Como en un proceso de transición entre la región y el Líbano, el patriarca denunció y manifestó todo su propio sufrimiento en el ver “a los hermanos (en Oriente), que profesan la misma fe religiosa, matarse entre ellos”, haciendo referencia a las violencias entre sunnitas y chiíes musulmanes.

Luego se concentró su atención sobre el Líbano, expresando “su propia pena profunda por las recientes masacres de los hermanos drusos en el pueblo de Qalb Lozé (en Siria). El jefe de la Iglesia maronita presentó el pésame al jeque druso Akl, formulando al mismo tiempo la esperanza de que este episodio doloroso sea tratado “con sabiduría y ponderación, para evitar desarrollos aún más graves”.

El patriarca al final enfrentó las cuestiones internas del país y sobre todo aquellas que más están en su corazón, aquellas que se refieren a la presidencia de la República. Después de haber subrayado que “los espacios de colaboración del hombre con Dios”, comprenden también la esfera política, el patriarca dirigiéndose a los diputados y a los grupos políticos comprometidos en la cosa pública precisó: “Ninguno tiene el derecho de privar al Líbano de un presidente de la República por más de 1 año, bien sabiendo que, esta vacante golpea al poder legislativo, obstaculiza la acción del gobierno y bloquea los nombramientos en la administración pública. Nadie tiene el derecho de poner a todo un país y a todo el pueblo en una situación de anarquía, de pobreza y de malestar. Las potencias no tienen el derecho de tratar a la patria, a su destino y a sus instituciones, en base a los propios humores e intereses personales”.

A Ti, Nuestra Señora del Líbano y Nuestra Señora de Fátima, nosotros elevamos nuestras oraciones en este acto de consagración, con la esperanza que Tú puedas compartir nuestros sentimientos y sentir lo que nos hace sufrir en Líbano y en los países de Medio oriente, en particular en Palestina, en Irak, en Siria y en Yemen, en la lucha entre el bien y el mal, entre las tinieblas y la luz […] escucha con tu Corazón de Madre el llanto sufriente de las víctimas de guerra, de la violencia y del terrorismo, los gritos de cuántos son torturados, expulsados de sus casas, de sus tierras, tirados a los caminos del éxodo. Que nuestro pedido de hoy-concluyó el patriarca-vaya directo al corazón e interceda por nosotros junto a tu divino Hijo, Tú que sabes cómo hablar a su Sagrado Corazón”.

La Virgen peregrina de Nuestra Señora de Fátima, será transportada en un segundo momento a Aïn Trez, sede estival del patriarcado griego-católico, en el convento de Edeir Charfé de los sirios-católicos y al final a Bzommar, sede del patriarcado armenio.

Los maronitas se despiden de la imagen con una “misa de adiós” que se celebrará en la catedral de S. Jorge de los maronitas, en el centro de Beirut, una ceremonia que atrae gran número de fieles.

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