Don Mario Galbiati, fundador de Radio María y Radio Mater, cumplió el 28 de junio 65 años como sacerdote, y lo hizo, como durante toda su vida, buscando la santidad. Le han regalado 400 libritos con vidas de los santos que, según cuenta él mismo a Famiglia Cristiana, constituyen cada día su primera lectura y meditación a las cinco y cuarto de la mañana. No en vano recibió el sacramento el 28 de junio de 1953 de manos de monseñor Ildefonso Schuster (1880-1954), cardenal arzobispo de Milán a quien San Juan Pablo II beatificó en 1996.
Lombardo (brianzolo, para ser más precisos) de los pies a la cabeza, este sacerdote de 88 años presume de haber ejercido todo su ministerio pastoral “en solo tres kilómetros”. Incluso fue en Arcellasco di Erba donde puso el primer estudio de Radio Mater, la segunda iniciativa radiofónica, que puso en marcha en 1994 tras el éxito de Radio María, con solo dos micrófonos.
Según cuenta el mismo Don Mario a Avvenire, su devoción a María la aprendió en familia, y desde los 11 años quiso ser sacerdote. Se lo dijo a sus padres una noche después de cenar, antes de ir corriendo a la iglesia de Sant’Albino di Monza a rezar el Rosario. “¡Quiero ir al seminario!”, proclamó. “Si ése es tu deseo, estamos dispuestos a cualquier sacrificio para ayudarte a realizarlo”, respondieron.
No era solo “su” deseo. “Fue cosa de la Virgen, yo no tuve nada que ver”, evoca el religioso: “La Virgen tomó de su mano mi sacerdocio, siempre lo ha guiado ella«.
Luego sintió la inquietud por la comunicación, “el impulso de que la predicación de los misioneros llegase también a los enfermos en sus casas”. Así que puso una antena junto al campanario, y el 19 de febrero de 1983 nació Radio María, y empezaron a transmitir misas, rosarios, catequesis… todo con objeto de que en torno a la radio se formase una “gran familia”.
El mismo ímpetu puso 12 años después, a pesar de verse aquejado por un serio problema de riñón, para que naciese, el 11 de febrero de 1994, Radio Mater, con el mismo procedimiento de comprar más y más frecuencias y repetidores solamente con las contribuciones de los donantes y la ayuda de voluntarios. La fecha fue toda una señal: llevaban tiempo esperando la autorización administrativa, que llegó justo en la festividad de Nuestra Señora de Lourdes.
Ahora, su homilía de la misa vespertina (“el sol de mi jornada”, afirma) o su lección de catequesis de los jueves se escuchan en toda Italia. Ha tenido que superar muchos obstáculos e incomprensiones: “Lo he perdonado todo. Cada día lo llevo a la oración. No ha sido fácil”.
Y ya solo tiene dos objetivos: “Ser cada día más santo y tener fuerzas para seguir haciendo mucho bien con Radio Mater”.