La Cámara de Diputados de Brasil acaba de aprobar la Jornada Nacional del Rosario de la Virgen María. «Esta fecha unirá a todos los católicos apostólicos romanos de nuestro país y rescataremos nuestra fe», comentó la diputada Simone Marquetto (MDB-SP) y autora del proyecto, tal y como recoge Gaudium Press.
Este miércoles 25, la Cámara de Diputados brasileña aprobó el Proyecto de Ley 4943/23, por el que se crea la Jornada Nacional del Rosario de la Virgen María. La propuesta será enviada ahora al Senado. La fecha elegida para la celebración ha sido el 7 de octubre, día en el que la Iglesia celebra la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario.
Símbolo de fe para todo Brasil
El también diputado Luiz Gastão (PSD-CE) señaló que el Rosario es una práctica de devoción ampliamente difundida en la cultura religiosa de Brasil y que «durante siglos, es símbolo de fe, esperanza y protección para los creyentes, brindando consuelo espiritual y guía en tiempos de adversidad».
El Rosario, apuntó Gastão, tiene «un significado especial para millones de creyentes en todo el país y representa un importante momento de reflexión espiritual y devoción para los ciudadanos brasileños».
Según se cuenta, la Virgen se apareció con un rosario en las manos en julio de 1200 a Santo Domingo de Guzmán, instruyéndole a usarlo como ayuda contra la herejía albigense que se extendía a principios del siglo XIII. A la par, los monjes y laicos, que no sabían leer, rezaban 150 padrenuestros, contando con un collar de cuerdas, en lugar de recitar los salmos para el Oficio Divino.
La devoción mariana aumentó en el siglo XII y finalmente se sustituyeron los padrenuestros por los avemarías. En el siglo XIV, las 150 oraciones fueron divididas por el fraile dominico Henry Kalkar; se quedaron en 15 y cada una meditaba sobre un evento de las vidas de Jesús y María.
Fue otro dominico, Alanus de Rupe, el que, en el siglo XV, los dividió en diferentes misterios de la historia de la salvación: gozosos, dolorosos, y glorioso. El fraile formó así el «Salterio de la Santísima Virgen» y el Papa San Pío V, en 1569, en la bula Consueverunt Romani Pontifices, aprobó oficialmente el rosario tal como lo conocemos hoy.