El encargado para dirigir la película “Garabandal: Sólo Dios lo sabe” ha sido el joven sacerdote siervo del Hogar de la Madre, Brian Jackson. Ha sido precisamente un norteamericano el que ha llevado el mayor peso de llevar al cine los hechos ocurridos en Garabandal, un pequeño rincón en las montañas cántabras.
Jackson es un enamorado de María y Garabandal. Y en su vida ha visto la acción salvadora de Dios y de su madre pues no nació católico sino que es un converso y además fue María la que le sacó del infierno de la droga, la que incluso vendía para pagar deudas. Ahora como sacerdote y también como director novel ha querido mostrar al mundo el mensaje de esperanza de Garabandal
Cuando comenzó el rodaje, Brian llevaba ya meses trabajando en la redacción y adaptación del guion; programó personalmente todas las etapas de la grabación; y, durante la postproducción, ha sido el jefe de montaje y responsable de los efectos especiales.
– Esta película es su primera experiencia como director a este nivel. Si a esto le sumamos la dificultad añadida de haber trabajado con un equipo de voluntarios, ¿no es una locura lanzarse a un proyecto de este tipo?
– La verdad es que me siento un privilegiado por haber podido participar en este proyecto de Nuestra Madre. Siento que Ella ha estado a mi lado todo el tiempo. Eso es lo que me ha dado fortaleza, tanto en mi inexperiencia como en mi «locura». Pero tengo que reconocer que pude contar con la gran ayuda de Brian Shields y de Carlos Coroas, que han aportado muchísimo de su experiencia profesional. Sin ellos no hubiera sido posible. Me cuesta ser llamado «artista».
Me siento más bien como el pincel de un artista que se ha servido de mí y de todo el equipo para llevar a cabo la película. La auténtica artista ha sido la Virgen María. Yo he sido más bien su «director asistente».
El proyecto era, ciertamente, bastante arriesgado. Pero hay que hacer locuras por el Señor, que permitió que lo tomaran por loco por amor a nosotros. Brian Shields (uno tan americano como yo) cuando comenzó a trabajar con nosotros, exclamó: «Estáis locos». Locos por la Virgen y por la salvación de las almas. Así es.
-¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?
-Llevamos desde 2014 dándole vueltas a distintos proyectos. Valoramos la idea de comenzar con un cortometraje pero, de pronto, alguien nos dijo: «¿Y por qué no hacéis una película sobre Garabandal?» Me impresionó mucho la idea y experimenté inmediatamente que eso era lo que el Señor quería. Gracias a Dios, ya había un estudio académico serio: una tesis de licenciatura en teología del P. José Luis Saavedra, que nos sirvió de base para hacer un buen guion. La trama es impresionante. Uno podría pensar que una película sobre apariciones podría ser aburrida, pero la historia de Garabandal es impresionante. Son tantas cosas a destacar: las persecuciones que han sufrido las niñas, los fenómenos tan extraordinarios, los milagros, la trascendencia del mensaje y una larga lista de etcéteras…
Realmente creo que fue la providencia de Dios quien lo puso todo en marcha. Desde el primer momento nos hemos experimentado como «lanzados» por la voluntad de Dios a hacerlo. Por eso, en los momentos en los que me encuentro con dificultades, incluso frente a fracasos, me da paz recordar que no soy yo quien lleva esto, sino que es Nuestra Madre. Saber que es voluntad de Dios me da fortaleza para seguir adelante.
– ¿Cómo es posible que el primer largometraje de ficción basado en los sucesos de Garabandal llegue de la mano de un norteamericano?
– Creo que la providencia de Dios me ha traído hasta aquí. Se podría decir que es mi vocación. Hay quien me ha dicho que solo un americano hubiera elegido a un guardia civil como protagonista de una película española. Por otra parte, que nadie es profeta en su tierra se ve en los mismos hechos de Garabandal. Creo que las apariciones de Garabandal son más conocidas en los Estados Unidos que en España, en «su tierra». Me parece extraño que no hayan sido estudiadas a fondo todavía. La posición de la Iglesia se mantiene en «non constat», como afirma el actual Obispo de Santander, Monsseñor Sánchez Monge.
La Iglesia no se ha pronunciado aún a favor o en contra de forma definitiva. En parte, es algo comprensible, dada la cantidad de fenómenos extraordinarios —totalmente inexplicables para la ciencia— que han ocurrido allí. Ojalá pronto puedan aprobarse o darse al menos una «solución pastoral», como ha sucedido recientemente en Medjugorge. De hecho, es ya un fantástico lugar de peregrinación en el que muchos peregrinos reciben abundantes gracias.
– ¿Qué supone para ti Garabandal?
– La fiesta de la Virgen de Guadalupe, que la Iglesia celebra el 12 de diciembre, me hizo reflexionar sobre Garabandal. Los misioneros españoles estaban dando su vida para evangelizar a mis antepasados en las Américas pero, a pesar de todo el trabajo, los frutos que habían producido eran escasos. Sin embargo, en cuanto se apareció la Virgen, la gente empezó a convertirse por cientos de millares al año. En la América recién descubierta las cosas iban muy mal; pero, hoy en día, las cosas van aún peor. Pero experimento que, así como Santa María —bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe— fue en su momento instrumento de la conversión de las Américas, Ella ha venido otra vez a la tierra, no solo para convertir unas pocas personas en un pueblo perdido en Cantabria, sino para convertir al mundo entero. Me encanta el título del libro del P. José Luis Saavedra: «Garabandal, mensaje de Esperanza». Es que es así, para mí Garabandal es un mensaje de esperanza, y si la Virgen de verdad se apareció allí, no creo que se pueda ocultar por mucho tiempo más. Espero que, con esta película, su voz sea escuchada y que esos acontecimientos se den a conocer.
– Partiendo con un presupuesto cero habrá tenido que hacer auténticos milagros. ¿Qué anécdotas puede contar sobre esto?
– Algunas anécdotas. Nos explicaron, antes de comenzar a grabar, que en el lugar elegido para el rodaje de los exteriores había dos posibilidades climatológicas en verano: o sol abrasador o lluvia constante. Las dos condiciones son muy malas para grabar. No sé si puedo llamarlo «milagro» pero, durante la primera semana de grabación, gozamos de un sol espléndido difuminado por las nubes, que es una combinación perfecta para filmar. Después había ocurrido mojarla. Eso es un truco de Hollywood para matar el brillo. La Virgen dijo: «No tienen lluvia». Y comenzó a llover durante cinco minutos. Lo justo para que estuviera mojado el suelo.
Sabíamos que el «Milagruco» iba a ser una de las escenas más difíciles de grabar de todo el rodaje. Era una escena de noche, con más de cien personas. Planeamos una toma única, donde la audiencia fuera siguiendo a unos guardias civiles que intentan llegar hasta Conchita, mientras ella atraviesa el pueblo a toda velocidad en medio de una multitud de personas. El día histórico del «Milagruco», había en Garabandal unas cinco mil personas. Cuando Conchita entró en éxtasis, había una dificultad enorme para poder estar a su lado. Queríamos representar lo mejor que pudiéramos ese momento. Repetimos la escena unas siete veces porque no salía bien. Pensábamos que el primer intento había sido un «fracaso total», porque la cámara parecía haber perdido completamente los movimientos planeados. Era casi la una de la madrugada. Nos quedamos bastante satisfechos con la última repetición y nos pusimos a grabar otros planos. Al verlo después, ya en post producción, me sorprendió lo perfecto que había quedado la primera toma. Era genial puesto a cámara lenta. Creo que no podríamos haber planeado algo mejor. Veo allí la mano de Nuestra Madre y un icono para toda la película: su mano guiaba todo.
Hay miles de momentos así. Siento que ha sido la Virgen la que iba diciendo cada dos por tres a Jesús: «No tienen vino», es decir, por ejemplo: «No tienen ni idea sobre cómo escribir un guion». Y luego: «No tienen luces», y conocemos providencialmente a Carlos Coroas que se convierte en nuestro director de imagen. Y demás: «No saben dirigir una película». Pues Bryan Shields deja todo para venir a España dos semanas para ayudarnos. «No tienen dinero para el vestuario». Y aparece providencialmente una barbaridad de ropa donada para la película. Y, sobre todo: «No tienen ni idea de cómo organizarlo». El plan que teníamos era: «Tenemos que grabar todo en el día planeado, sin posibilidad de volver a grabar muchas escenas. Si alguna escena no la logramos grabar, quedará fuera de la película»… Ningún actor ha fallado, o ha caído enfermo, se ha herido, la lluvia no ha impedido grabar… «No tienen escenarios». El sitio que habíamos pensado grabar como pueblo de Garabandal tenía asfalto y el Garabandal de la época de las apariciones no estaba asfaltado. Pues el alcalde nos regala un camión de tierra para cubrir el suelo.
Y así fue durante toda la película, desde la primera idea hasta el último clic de la post producción. Y me parece que sigue habiendo milagros incluso en su distribución. Ponemos nuestra agua delante de Jesús y Él la transforma en el mejor vino.
– Cuéntenos cuáles han sido los mejores y los peores momentos del rodaje.
-El rodaje fuerte de la película se hizo en veintisiete días, al que hay que añadir un día de grabación de audios en el que regrabamos unas veintisiete páginas del guion, es decir, más o menos el 30% de todo el guion de la película lo grabamos en un día. Ese día fue muy difícil, humanamente hablando. Fueron alrededor de dieciocho horas de trabajo casi sin parar. Así es la providencia. Solo teníamos ese día para grabar esas escenas, y Dios lo hizo posible.
Con todo, me cuesta decir que ese fue el peor momento del rodaje. Había un ambiente tan familiar que, incluso en momentos así, supimos reír y compartir la carga del trabajo con ánimo, todos juntos. No dormíamos precisamente en hoteles. Los mismos intérpretes y el equipo técnico cocinaban, limpiaban y hacían de todo. Me encantaba el ambiente familiar que se creó. Muchas personas me decían que la grabación estaba siendo para ellos como un retiro, y así es como intenté vivirlo yo también. Los mejores momentos para mí fueron los de la Misa y la Adoración que teníamos cada día. Íbamos con tanta presión y con tanta prisa por todos los lados, que esos momentos para mí eran imprescindibles.
Ni durante la comida podíamos descansar, porque teníamos que estar pensando ya en la próxima escena. En la Misa ponía todo lo que estábamos haciendo encima del altar y descansaba en el Señor. La oración nos sostenía a todos y, sin duda alguna, fueron los mejores momentos del rodaje.
-¿Qué le parece el resultado? ¿Estás satisfecho?
– Estoy muy satisfecho con los resultados de la película. Insisto una vez más, es una bendición enorme haber trabajado en esto. Veo lo bien que han actuado los intérpretes, lo bien que se trabajó para preparar el vestuario, lo bien que está hecho todo lo que se refiere a la iluminación… Doy gracias a Dios por lo bien que ha resultado todo.
Claro que hay fallos técnicos, y estoy seguro de que cualquier «director artístico» podría haberlo hecho mucho mejor nosotros, pero siento que ha quedado como la Virgen ha querido. La creadora de la música de la película, Karen McMahon, me dijo un día que la Virgen de Czestochowa en Polonia no es exactamente el icono más atractivo del mundo. Y, sin embargo, transmite a la Virgen María y mueve a la oración. No es «perfecto», pero transmite. Espero que nuestra película también transmita a Nuestra Madre. Si la película da frutos de conversión, serán precisamente esos fallos los que nos recordarán que han sido Él y Ella, no nosotros. «No a nosotros Señor, sino a tu nombre da la gloria». El día después de que Karen McMahon me dijo eso, delante de la pantalla del ordenador donde trabajo, había una estampita de la Virgen de Czestochowa. No sé cómo llegó allí.
María, Reina de las Familias, ruega por nosotros.