La fe y su práctica se hallan en Bélgica en decadencia, la cual es, en una de sus dos grandes regiones, Flandes, un anuncio de extinción a corto plazo: el número de consagrados ha caído un 55,6% en quince años, y de los que hay solo el 5% tiene menos de 60 años. La única cifra esperanzadora de los últimos tiempos es la de bautizados adultos de este año, la más elevada de la última década, pero muchas diócesis están empezando a vender templos que ya no pueden mantener económicamente y donde el culto apenas tiene asistencia.
En medio de ese panorama, los católicos belgas reaccionan implorando la protección de Nuestra Señora de Beauraing para una iniciativa de Rosario en las Fronteras, que se están multiplicando por todo el mundo con notable éxito donde se han realizado o previsto donde se van a realizar: Polonia (sobre todo), Irlanda, Inglaterra y Gales, Estados Unidos…
“Rezaremos por la Fe, por el respeto de la Vida y por la Paz, para que nuestros corazones crezcan en el Amor de Cristo y Bélgica sea bendecida por Dios en todas sus iniciativas”, dice la convocatoria. Los objetivos principales son “la conservación y revitalización de la Fe en Bélgica” y la unidad en la Fe en el seno de la Iglesia. Además, sostienen los organizadores, “rezar el Rosario en las fronteras nos unirá para rezar juntos para que nazca una verdadera cultura de la vida en Bélgica, en respuesta a todos los ataques a la vida y a la dignidad humana. Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, nos llama a ayudar a nuestros hermanos, particularmente los más vulnerables”.
Por último, la finalidad del Rosario en las Fronteras será responder a los llamamientos de Nuestra Señora en Beauraing, Fátima y otros lugares de apariciones por “la conversión de los pecadores” y por “la paz en el corazón de todos los pueblos y naciones”.
La fecha y hora ya están establecidos: el sábado 13 de octubre a las tres de la tarde, en puntos de la frontera o de la playa. Una convocatoria que busca frenar la descristianización de un país al que siempre caracterizó precisamente su devoción mariana, y que cuenta con el respaldo de monseñor Jozef De Kesel, arzobispo de Bruselas-Malinas. Se está trabajando en que se adhiera el resto del episcopado, para hacer realidad la propuesta formulada en Bélgica el pasado mes de febrero por el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino: «¡No dejéis que el mundo actual os ahogue! Estad en el mundo pero sin ser del mundo. Debemos llevar a Dios al mundo. No tengáis vergüenza del Evangelio. Seamos valientes. Despertemos nuestra Fe y el apoyo de nuestra Fe a quienes son perseguidos».