Así fue Mater Fátima, el gran Rosario que propagó la paz por todo el mundo desde la parroquia de los pastorcitos

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La parroquia de Fátima, centro de esta iniciativa mundial, estaba abarrotada de fieles de todas las edades

Este jueves 4 de abril quedó patente la catolicidad, y por tanto universalidad, de la Iglesia durante el gran evento mundial de oración denominado Mater Fátima. Aunque el centro de este Rosario y Adoración por la paz fue la parroquia en la que fueron bautizados los pastorcitos a los que se le apareció la Virgen, en decenas de los principales santuarios del mundo, en cientos de parroquias e instituciones católicas y en miles de hogares se vivió el mismo espíritu que en Fátima.

Aciprensa ha recogido la crónica de Mater Fátima, oración que se produjo el 4 de abril para conmemorar el centenario del fallecimiento de San Francisco Marto. La Schola Cantorum Pastorinhos de Fátima acompañó con sus cantos el rezo de este Rosario mundial por la paz, que comenzó con la exposición del Santísimo Sacramento. Durante la adoración se rezó algunas oraciones que el Ángel de la paz enseñó a los pastorcitos videntes de la Virgen de Fátima: “Señor, yo creo, adoro, espero y te amo. Y creo, adoro, espero y te amo por los que no creen, no esperan, no adoran y no aman”.

Posteriormente, el Rosario se rezó meditando los misterios luminosos que estableció San Juan Pablo II, el Papa que agradeció a la Virgen de Fátima haber sobrevivido al atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981. Esa bala está ahora en la corona de la Madre de Dios.

Los 5 primeros Avemarías de cada misterio fueron rezados por jóvenes de la Comunidad del Cenáculo, que tienen presencia en Fátima, y los otros cinco por distintas religiosos o laicos.

El primer misterio luminoso, el bautismo de Jesús en el río Jordán, se ofreció por la paz en el mundo, las intenciones del Santo Padre y el fin del aborto. Se rezó en inglés y portugués y en él se recordó que “el 13 de mayo de 1917 el Cielo se abrió al mundo y la voz de Dios se hizo oír a través de las palabras de Nuestra Señora a los pastorcitos”.

El segundo misterio, la revelación de Jesús en las bodas de Caná, se rezó en español y japonés y se ofreció en acto de reparación a los corazones de Jesús y de María. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión, el tercer misterio luminoso, se ofreció por las almas del purgatorio.

En un breve comentario antes del rezo del misterio se precisó que en la tercera aparición de la Virgen a los pastorcillos les pidió que cuando rezaran el Rosario dijeran “Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al Cielo, especialmente a las más necesitadas”, el misterio se rezó en italiano y árabe.

El cuarto misterio, la Transfiguración del Señor en el monte Tabor, se rezó en francés y ruso y se pidió por todos los pueblos que sufren, en especial para que los errores de Rusia no se propaguen por el mundo. Mientras que el quinto misterio, la institución de la Eucaristía, se ofreció por la conversión de todo el mundo y se rezó en alemán y polaco. Al finalizar el Rosario se rezó también tres Avemarías en honor a la pureza de Nuestra Señora, para alcanzar la indulgencia plenaria y por los niños de todo el mundo.

Posteriormente, ante el Santísimo Sacramento se realizó la consagración al Inmaculado Corazón de María. Para ello se utilizó la oración que fue escrita por San Juan Pablo II y recitada por él el 25 de marzo de 1984 en el Santuario de la Virgen de Fátima cuando consagró el mundo entero al Inmaculado Corazón de María.

Oración de Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María

“Oh Madre de los hombres y de los pueblos, Vos conocéis todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Vos sentís maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, que sacuden el mundo.

Nos encontramos hoy delante de Vos, Madre de Cristo, de Vuestro Inmaculado Corazón. Queremos unirnos a nuestro Redentor, en esta consagración por el mundo, por Rusia y por los hombres, la cual, en Su Corazón divino, tiene el poder de alcanzar el perdón y de conseguir la reparación.

¡Madre de la Iglesia! ¡iluminad el Pueblo de Dios en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad! Ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que se arraiga tan fácilmente en los corazones de los hombres y que parece cerrar los caminos del futuro.

¡Del hambre y de la guerra, líbranos!

¡De los pecados contra la vida de los hombres, líbranos!

¡De la tentación de ofuscar los corazones humanos, la propia verdad de Dios, líbranos!

¡De la pérdida de la conciencia del bien y del mal, líbranos!

¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos!

Que se acerque para todos los tiempos de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la justicia y de la esperanza.

¡Tomad bajo Vuestra protección materna toda la familia humana, que a Vos confiamos, oh Madre!

Ayúdanos a vivir en la verdad a la Consagración a Cristo, y la propia Consagración del mundo y de Rusia, depositándola en Vuestro Inmaculado Corazón.

¡Loada seas vos, que estáis, enteramente unida a la Consagración redentora de Vuestro Hijo! Amén”.

María, Puerta del Cielo, ruega por nosotros

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