Desde Estados Unidos hasta Argentina y desde España y Portugal hasta Filipinas y Hong Kong, la Iglesia universal celebra este 24 de mayo la fiesta de María Auxiliadora, con decenas de procesiones que resaltan la profunda devoción popular a esta advocación que hunde sus orígenes en algunos de los sucesos más importantes de la historia universal.
De hecho, María era llamada «auxiliadora» por los primeros cristianos de Grecia, Egipto y Antioquía, que se referían a ella como «la que trae auxilios venidos del cielo»: el primer santo en referirse a María de esta manera fue San Juan Crisóstomo, tal como reflejó en Constantinopla en el año 345: «Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios».
Desde entonces, la devoción a María Auxiliadora se extendió por todo el mundo hasta llegar a nuestros días.
Otro de sus grandes difusores, o al menos, del carácter auxiliador de María, fue el Papa Pío V. Este, después de que la Liga Santa obtuviese la victoria contra los otomanos en la batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571) por intercesión de María, incluyó a la Auxiliadora de los cristianos en las letanías del Santo Rosario.
Hay quien sostiene, sin embargo, que la invocación a la celestial protectora como «Auxilium Christianorum», no habría que atribuirla directamente al Papa, sino a los soldados victoriosos que, volviendo de la batalla, pasaban por Loreto para dar gracias a la Virgen.
Pero con todo, la Virgen aún no tenía la solemnidad ni fiesta que merecía. Tendría que esperar al 24 de mayo de 1815 cuando, tras ser apresado por Napoleón Bonaparte en el palacio de Fointenebleau, el Papa Pío VII rogó a la Virgen por su pronta liberación y por toda la Iglesia. María escuchó su petición y pocos días después fue liberado, llegando a Roma un 24 de mayo de 1815. En recuerdo y agradecimiento por intercesión, el Papa instituyó aquel mismo día la fiesta de María Auxiliadora. Originariamente la fiesta estaría limitada a las diócesis toscanas en 1816, pero no tardó en traspasar las fronteras y ser celebrada, como hoy, por todo el mundo.
Tanto es así que, aunque su principal templo es la basílica de María Auxiliadora en Turín (Italia), esta advocación es venerada como patrona de Australia desde 1844, de China desde 1924, de Argentina desde 1949 y de Polonia desde las primeras décadas del siglo XIX.
Su devoción esta además muy extendida tanto por la Europa del este como por gran parte de Hispanoamérica, procesionándose imágenes de la virgen en México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile o Colombia, entre otros.
Procesión de María Auxiliadora en Paraguay.
Uno de los grandes «apóstoles» de esta devoción es el sacerdote santo y educador don Juan Bosco. Como detalla el portal de las Misiones Salesianas, la vida del santo está estrechamente relacionada con María Auxiliadora: tenía solo 9 años cuando en un sueño la Virgen le mostró cuál sería su vocación y poco más tarde, en 1862, volvería a hablarle en sueños para transmitirle un mensaje: quería ser honrada con el título de «Auxiliadora» en un templo que habría de construirse en Turín, el que actualmente es la basílica de María Auxiliadora.
«La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana», dijo el santo tras la aparición.
Nicaragua celebra la fiesta de María Auxiliadora.
En 1863 comenzaron las obras del templo, bajo la dirección del arquitecto Atonio Spezia, al que el santo comenzó pagando las pocas monedas que tenía. Sin embargo, explica el portal, fueron tantos y tan grandes los milagros que María Auxiliadora empezó a conceder a sus devotos que en solo 4 años estuvo terminada la basílica. «Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen», dijo el santo.
La Basílica Santuario tiene cuatro capillas, la dedicada a San José y la única que quedó como quería Don Bosco. En ella Niño Jesús ofrece a San José rosas rojas y blancas mientras el Santo las deja caer sobre la Basílica. Don Bosco explicaba que «Las rosas son las gracias que Dios nos concede».
A la derecha, junto a la entrada principal, se encuentra la capilla dedicada a Santa María Mazzarello, cofundadora con Don Bosco de las hijas de María Auxiliadora. Otra de las capillas es la de Santo Domingo Savio, alumno de quince años de Don Bosco y el más joven de los santos no mártires venerados en la Iglesia. La cuarta capilla se dedicó a Don Bosco y es en ella donde descansa la urna de bronce que contiene sus reliquias.
En la misma basílica representó los institutos religiosos que fundó por todo el mundo: la Congregación de San Francisco de Sales, -los sacerdotes conocidos como «Salesianos de Don Bosco«-; las religiosas Hijas de María Auxiliadora, fundadas con la colaboración de S. María Domenica Mazzarello y, por último, los Salesianos Cooperadores para laicos y sacerdotes.
Continentes y naciones enteras tienen a María Auxiliadora como patrona: Australia católica desde 1844, China desde 1924, Argentina desde 1949, Polonia desde las primeras décadas del siglo XIX, la devoción en los países de Europa del Este es muy extendida y antigua. En la hermosa basílica de Turín que lleva su nombre, donde vive su devoto hijo s. Están sepultados San Juan Bosco y otras figuras sagradas salesianas.
Acto de entrega a María Auxiliadora
Cada 24 de mayo, fiesta de María Auxiliadora, los salesianos ponen a disposición de los fieles, devotos e interesados multitud de oraciones y recursos relativos a María Auxiliadora, como es este acto de entrega que se reza el mismo día de su fiesta:
Oh María Auxiliadora, como Don Bosco y sus jóvenes, ponemos en Ti nuestra confianza:Conforta a quienes más sufren la enfermedad, el destierro, el rechazo, la soledad, el abandono, la guerra… y a sus familias.
Apoya a los profesionales, trabajadores, voluntarios, en su entrega al servicio de los demás.Ayúdanos como ciudadanos y gobernantes a superar individualismos, afanes de poder u odios y a descubrir y trazar caminos nuevos de fraternidad y justicia.Renueva en todos nosotros, comunidades y Familia Salesiana, en nuestras familias y en los más jóvenes, la fe en tu Hijo Jesús, la esperanza en tu auxilio y el amor a los demás. Tú, grande madre y defensora de la Iglesia y singular auxilio de los cristianos, defiéndenos en nuestras angustias, luchas y necesidades, líbranos del enemigo y, al final, llévanos contigo al Cielo. Amén.