Este martes 24 de noviembre la Iglesia recuerda la fiesta de los mártires de Vietnam, a Andrés Dung-Lac y sus compañeros mártires, entre los que se encuentran varios misioneros españoles. Curiosamente, hoy mismo el Papa ha aprobado el martirio de 127 mártires españoles asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil.
Al igual que en España, Vietnam ha sido una tierra regada por la sangre de los mártires, pero en su caso ha sido prácticamente constante desde que el Evangelio llegó a esta zona de Asia.
Pero la Virgen María no se olvida de los que sufren, y si hay una advocación mariana que está estrechamente relacionada con los cristianos perseguidos es Nuestra Señora La Vang, Reina de los Mártires de Vietnam, por lo que también se la recuerda en este día. Por ello, todo aquel perseguido por su fe puede encontrar refugio en esta devoción mariana.
Precisamente, la Virgen María se apareció en 1798 a algunos de estos cristianos perseguidos, y debido a la constante persecución de la Iglesia vietnamita, la Virgen de La Vang va unida a todo católico de este país.
De hecho, esta devoción mariana se ha ido extendiendo por el mundo gracias a la enorme comunidad de emigrantes vietnamitas. Así, la Virgen de La Vang cuenta con parroquias dedicadas a ella en países como Estados Unidos, Canadá o Filipinas. Y allí donde haya una misa en vietnamita o para emigrantes vietnamitas habrá una imagen de esta Virgen con el Niño.
Por ello, también se la recuerda este 24 de noviembre, día de los mártires, pues no deja de ser una Virgen de plena actualidad al estar ligada a los cristianos perseguidos.
Los mártires de Vietnam fueron declarados santos en 1988 por San Juan Pablo II y antes habían sido beatificados en distintas etapas: unos por León XIII, otros por Pío X y Pío XII. A aquella canonización con el santo polaco no pudo acudir ningún obispo vietnamita pues el país sigue a día de hoy bajo una dictadura comunista.
Entre 1625 y 1886 se calcula que pudieron ser ejecutados en Vietnam más de 100.000 católicos. De los 117 canonizados cuya fiesta se celebra hoy se pueden encontrar: 11 españoles: todos Dominicos: 6 Obispos, 5 Sacerdotes; 10 franceses: todos de las Misiones Extranjeras de París: 2 Obispos, 8 Sacerdotes; 96 vietnamitas: 37 Sacerdotes (11 de ellos dominicos) y otros 59 fieles (entre ellos: 1 seminarista, 16 catequistas, 10 terciarios dominicos y 1 mujer).
Estos mártires murieron de la siguiente forma:
-75 condenados a la decapitación,
-22 condenados a ser estrangulados,
-6 condenados al fuego, quemados vivos,
-5 condenados al desgarro de los miembros del cuerpo,
-9 muertos en la cárcel debido a las torturas.
La oleada más grave fue la que empezó en 1798. Fue precisamente ese año cuando numerosos católicos vietnamitas del pueblo de Quang Tri se ocultaron en el denso bosque de Lavang. No tenían casi nada. Sufrían hambre, frío, enfermedades, persecución y el acoso de las fieras de la selva. Por las noches se reunían en grupos pequeños para rezar el Rosario.
Y una noche apareció una hermosa Dama con una túnica larga, con un Niño en brazos, y dos ángeles a sus lados. Reconocieron que era la Virgen María.
Ella les dio palabras de ánimo y consuelo y les animó a hervir ciertas hojas de los árboles de la zona para tomar como medicina. Prometió además que desde entonces, todos aquellos que acudieran a ese lugar a orar verían respondidas su plegarias.
La aparición no se limitó a un solo momento… durante casi cien años muchos fieles declararon haberla visto en más ocasiones. Siempre daba palabras de ánimo. No habló nunca de desgracias futuras ni castigos de Dios: era un pueblo probado por la persecución.
En el lugar de la aparición, los fieles levantaron una capillita, que fue ampliándose con el tiempo y la llegada de peregrinos de todo el país en décadas posteriores. Las peregrinaciones tenían lugar a menudo en años de persecución. Es una devoción mariana arraigada 70 años antes del periodo colonial francés, propia del pueblo perseguido por su fe.
Cuando acabó oficialmente la última persecución en 1886 (antes del comunismo del s.XX) el obispo Gaspar hizo construir una iglesia. Costó 15 años levantarla (faltaban fondos y recursos) pero una vez acabada acudieron 12.000 fieles a la inauguración. Se amplió en 1928. En abril de 1961, el Consejo de Obispos vietnamitas seleccionó a la santa iglesia de La Vang como el Sagrado Centro Mariano Nacional. En agosto de 1962, el Papa Juan XXIII elevó la iglesia al rango de basílica.
La Basílica de La Vang fue casi destruida en 1972 durante la guerra de Vietnam, pero buena parte del santuario fue reconstruido después.