Las 4 señales marianas del Papa León XIV… algunas ligadas a León XIII

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El aún cardenal Robert Prevost dirigiendo el rezo del Rosario en 2025 por la curación del Papa Francisco
El aún cardenal Robert Prevost dirigiendo el rezo del Rosario en 2025 por la curación del Papa Francisco

El cardenal Robert Prevost, de 69 años, pasa a ser León XIV, sucesor de San Pedro, pastor de 1.400 millones de católicos. Y ya en sus primeras decisiones se pueden observar 4 señales marianas, una de ellas ligada a su predecesor, León XIII.

1. Un agustino ¡en un día de fiesta mariana agustina!

¿Es casualidad que la Iglesia elija un Papa agustino en el día de Nuestra Señora de Gracia, es decir, un 8 de mayo, que es una advocación agustina?

Efectivamente, desde al menos 1284, los agustinos celebran a la Virgen de Gracia, remarcando la generosidad y gratuidad con la que Dios se volcó en ella y a través de ella. Los misioneros agustinos extendieron su devoción por América en el siglo XVI, y luego por otros lugares. Cuando una parroquia agustina no está dedicada a San Agustín, a menudo está dedicada a Nuestra Señora de Gracia.

En 1806, Pío VII estableció que los agustinos podían celebrar una fiesta litúrgica por esta advocación el 8 de mayo… y en 8 de mayo, por primera vez en la historia, un agustino es elegido Sumo Pontífice.

León XIV mismo lo remarcó: «Soy hijo de san Agustín, agustiniano, que dijo: «Con ustedes soy cristiano y para ustedes obispo»».

Con todo, hay que tener en cuenta que el 8 de mayo es también la fiesta del patronazgo de María para los dominicos, la de María Mediadora de Gracias para los franciscanos y Nuestra Señora de la Estrella para los religiosos de La Salle.

2. La mención a la Virgen de Pompeya

Al final de su primer mensaje en la Logia o Balcón de las Bendiciones, dijo: «Hoy es el día de la Súplica a la Virgen de Pompeya. Nuestra Madre María siempre quiere caminar con nosotros, estar cercana, ayudarnos con su intercesión y su amor».

Así, León XIV empieza su pontificado remitiendo la idea de «caminar» a caminar con la Virgen y apoyándonos en su intercesión.

Pero, ¿quién es la Virgen de Pompeya? Pompeya es una ciudad nueva italiana impulsada en el siglo XIX por una condesa viuda, Marianna Farnararo y su joven abogado, luego esposo, Bartolo Longo. Les inspiró e impulsó Santa Caterina Volpicelli (1839-1894), fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón, amiga de Marianna, que los involucró en sus obras de caridad.

En 1872, visitando el Valle de Pompeya y sus arrendadores, Bartolo Longo notó su estado de abandono, la pobreza de sus mil habitantes y la parroquia (que era del siglo XI) casi en ruinas. Paseando por el Valle, Longo sintió una voz misteriosa que le decía: «Si propagas el Rosario, serás salvo». Sonó una campana invitando al Ángelus, se arrodilló y rezó.

Marianna Farnararo y Bartolo Longo, recordados como fundadores de la nueva Pompeya
Marianna Farnararo y Bartolo Longo, recordados como fundadores de la nueva Pompeya

Luego se multiplicaron las obras de caridad ligadas a la devoción al Rosario. Por ejemplo, exponiendo un cuadro de la Virgen del Rosario había personas que se curaban milagrosamente. Longo escribió un texto llamado «la Súplica a la Virgen del Rosario» -lo que menciona León XIV-, basado en un texto de, atención, el Papa León XIII, la encíclica Supremi Apostolatus Officio, en la que el Papa decía que el Rosario era la forma de enfrentar los grandes males sociales.

El 8 de mayo de 1891, se consagró solemnemente en santuario mariano de Pompeya, y por eso el 8 de mayo se celebra su advocación y el rezo de la Súplica, ligada al rezo del Rosario. Diez años después, el santuario fue elevado a Basílica Pontificia por León XIII el 4 de mayo de 1901.​ Y 124 años después, un obispo agustino se convierte en León XIV en el día de la Virgen de Pompeya.

Más sobre la Virgen de Pompeya y la condesa Marianna Farnararo, aquí

3. Empezar el Pontificado rezando el Avemaría

León XIV podía haberse limitado a hacer la bendición al pueblo (antes de Juan Pablo II no había discursos del Papa recién elegido, ni escritos ni improvisados, en el ceremonial no los incluyen). También podría haberse limitado a dirigir un Padrenuestro.

Pero dijo: «Recemos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo y pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre». Y se rezó el Avemaría. Así empezaba esa ligazón con el Rosario tan recomendado por León XIII en Supremi Apostolatus Officio en 1883.

4. Los símbolos marianos del nuevo escudo pontificio

El lema elegido por León XIV es una frase de San Agustín, “In illo uno unum”, traducida como “en Aquel Uno somos uno” (el santo comentaba el salmo 127 y decía «siendo nosotros muchos en Aquel Uno, somos uno»). Es una alusión a la unidad que León XIV quiere en la Iglesia.

El escudo de armas usa el color azul y la flor de lis como símbolo de espiritualidad mariana y ese es su cuarto símbolo mariano de su primer día. Pero también es un guiño al origen de la familia Prevost en Louisiana, región de Norteamérica que perteneció durante muchos años a la Corona francesa (y durante 40 años a la española).

Los otros símbolos del escudo son el corazón (representa el Corazón de Cristo, su sacrificio, atravesado por amor a la humanidad) y el libro cerrado (la Palabra de Dios, que a veces es misteriosa, no evidente).

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