Aunque las cifras varían, hasta no hace mucho había un consenso en torno al tiempo de atención media que podía dedicar un niño a una tarea concreta. Tratándose de la oración, son muchas las familias que desisten de intentar rezar el rosario en familia: normalmente, un niño de 3 años puede llegar a mantener la concentración en torno a los 10 o 15 minutos, que siempre serán menos en actividades no estimulantes o que no capten su interés desde un principio.
A ello habría que añadir la pérdida en la capacidad de atención aparejada al crecimiento de las generaciones digitales. Como viene advirtiendo el experto y profesor de la Universidad de Comillas, Juan Manuel Alonso, el tiempo de atención de la generación Z es de unos 7 u 8 minutos, cuando el de otras generaciones puede llegar a los 25.
Por todo ello, conseguir rezar el rosario en familia es algo que no se puede dar por sentado confiando en la edad, sino que debe trabajarse desde el mismo momento en que viene un nuevo miembro a la familia y durante toda la vida. Al menos así lo cree Shaun McAfee, escritor, profesor de Teología y laico dominico, que recientemente ha publicado una breve guía ofreciendo consejos prácticos para enseñar a los niños a rezar el rosario. Cuenta en Catholic Exchange que los primeros pasos son entre los 0 y los 3 años:
1º 0-3 años: Rosarios de peluche mientras el niño se empapa de oración
Lo primero que menciona es que en los primeros 3 años de vida, un niño apenas puede llegar a entender una oración, pero sí “empaparse de su ritmo y belleza”. Por eso, invita a los padres a coger a sus hijos mientras rezan el rosario, permitiéndoles escuchar el sonido de los avemarías y los padrenuestros. Asimismo, pueden emplearse rosarios de colores para que los pequeños se familiaricen con ello o incluso de peluche y acolchados, iniciando las rutinas de rezar con ellos un avemaría antes de acostarse.
2º De 3 a 5 años: sus primeros misterios
Con esta edad puede empezarse a aprovechar la curiosidad de los niños para responder a sus primeras preguntas del rosario, enseñarles la estructura del rosario de una forma sencilla o enseñándoles con más intención a rezar un misterio acompañado de una breve explicación del que se reza cada día con un cuento de la vida de Jesús o María. Entre otras estrategias, propone el empleo de elementos que mantengan al niño ocupado y con un objetivo mientras se reza: pone el ejemplo de un “cuadro del rosario”; poniendo una pegatina por cada oración completada, poner una estrella en algún lugar después de cada avemaría o al uso de imanes. Puede ser cualquier elemento siempre que ayude a la concentración en la repetición y a pensar en el misterio.
3º De 6 a 8 años: pequeñas responsabilidades en la oración
Conforme los niños empiezan los primeros años de enseñanza escolar, adquieren más capacidad de atención, comprensión y memorización, siendo la etapa perfecta para terminar de asimilar el significado de todas las oraciones. Shaun también recomienda incorporar recursos visuales, como un libro del rosario para niños con ilustraciones o representar los misterios, dibujando el nacimiento de Jesús en Belén o la Anunciación.
También recuerda cómo a esta edad el sentido del logro y la responsabilidad se acrecientan e invita a provecharlo. Recuerda el caso de una niña de 7 años que esperaba ansiosa cada viernes para dirigir la oración familiar como muestra de que “dar responsabilidades a los niños fomenta una conexión más profunda con la devoción”.
El evangelizador y escritor Shaun McAfee.
4º De los 9 a los 12 años: meditando el significado del misterio
Shaun comenta que entre los 9 y los 12 años, los niños ya deberían estar capacitados para rezar un rosario completo, aunque pueden necesitar orientación.
“Anímalo a meditar sobre los misterios relacionándolos con su propia vida. Por ejemplo, durante los misterios dolorosos, habla con él sobre los momentos en los que se sintió triste o necesitó perdonar a alguien. Esto hace que el rosario sea más personal. Permítele participar activamente dirigiendo misterios o reflexionando sobre uno de ellos antes de comenzar la oración”, enumera.
5º De los 13 en adelante: fortaleciendo la voluntad para rezar
A partir de los 13 años, la única dificultad para rezar el rosario es su propia voluntad, a la que generalmente deberá hacer frente el adolescente en sí mismo, pero puede contar siempre con la ayuda de su familia. Además, Shaun explica cómo los adolescentes tienen un profundo deseo de significado y conexión espiritual, a lo que la oración contribuye. Por ello, invita a los padres a hablarles del rosario como “una fuente de consuelo y fortaleza, especialmente en tiempos difíciles. Comparte historias de santos que encontraron consuelo en el Rosario, como Santo Domingo o San Padre Pío”. También anima a incorporar las nuevas tecnologías ocasionalmente para ayudarles a través de aplicaciones que disponen del rosario guiado, que se puede rezar mientras se corre o se pasea.
Otros consejos:
- Sea paciente y flexible: los niños tienen poca capacidad de atención y eso está bien. Si se ponen inquietos, no los fuerce. El objetivo es hacer del Rosario una experiencia positiva.
- Crea un espacio sagrado: crea un pequeño rincón de oración con un crucifijo, velas y quizás una imagen de María. Esto hace que el momento de oración sea especial. También usamos incienso, que capta la atención de nuestros niños de una manera tranquila y curiosa.
- Predica con el ejemplo: Los niños aprenden observando. Puedes decirles cómo hacerlo y por qué tantas veces como quieras, pero si te ven rezar el rosario con regularidad, comprenderán su verdadero valor e importancia.
- Oremos por ellos: Incluso cuando son demasiado jóvenes para participar plenamente o en los años en que usted se pregunta cómo no pueden recordar ponerse desodorante, sus oraciones por su crecimiento en la fe son invaluables.
Rezar el Rosario con los niños es una invitación a adentrarnos juntos en los misterios de la vida de Cristo. Si adaptas tu enfoque a medida que crecen, fomentarás en ellos un amor por esta poderosa oración que permanecerá con ellos para siempre.