Las visitas a Laus crecen un 20%: el rector del santuario destaca la importancia de la comunicación

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Desde 1994, una asociación en Francia se encarga de promocionar quince ciudades entre cuyos atractivos religiosos y turísticos figura un santuario de relevancia espiritual, en muchos casos una intensa devoción mariana: Alençon, Ars, Chartres, Le Mont-Saint-Michel, Le Puy-en-Velay, Lisieux, Lourdes, Nevers, La Salette, Notre-Dame du Laus-Gap, Paray-le-Monial, Pontmain, Rocamadour, Sainte-Anne-d’Auray y Vézelay.

Los últimos años no han sido buenos desde el punto de vista de la asistencia de fieles extranjeros (los nacionales se han mantenido), así que la explicación no es un enfriamiento religioso, sino mucho más prosaica: la intensa crisis económica que ha retraído los viajes en toda Europa.

Sin embargo, entre los que pueden presumir de cifras está el de Nuestra Señora de Laus, donde la Virgen se apareció a Benita Rencurel en múltiples ocasiones entre 1664 y 1718, como fue reconocido oficialmente el 4 de mayo de 2008 por el obispo de Gap, Jean-Michel di Falco.

El número de peregrinos ha ido creciendo desde entonces, impulsado además por el Año Jubilar establecido por monseñor Di Falco en 2014, que incluyó un festival mariano internacional, hasta llegar a la importante cifra del 20% de aumento.

La clave: comunicar bien, proponer actividades, acoger a todos
El rector del santuario, Ludovic Frêre destaca en un reportaje publicado en La Croix que «desde hace un par de décadas se siente una verdadera renovación». Y admite algo sorprendente: «Yo era párroco a veinte kilómetros de aquí y no sabía nada de este santuario«.

Apunta que el responsable del cambio es monseñor Di Falco, y no sólo por el reconocimiento oficial, tres siglos después, de la sobrenaturalidad de las apariciones, sino por una razón muy práctica: «Ha habido una auténtica comunicación sobre el nombre para poner en valor el santuario y reactualizar el mensaje«.

El padre Laurent Tournier, director de la asociación de rectores de santuarios, coincide en ese juicio, resumiendo el secreto en dos palabras: propuestas y comunicación, para lo cual, dice «hacen falta medios humanos y materiales», en particular colaborando con los organismos locales y oficinas de turismo, también interesados en el fomento de la devoción religiosa a estos lugares.

Según Frère, los santuarios se están convirtiendo en «polos espirituales», que van más allá de ser lugares de piedad: «Se venía a rezar el rosario y a confiarse a María. Hoy la gente también busca lugres nuevos para escapar de su cotidianidad, y los santuarios cumplen ese papel, porque ofrecen ceremonias litúrgicas y garantizan la presencia de un sacerdote o una religiosa, en todo caso alguien dispuesto a escuchar».

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