La vida de Santa Teresa de Calcuta, aunque siempre será recordada como la Madre Teresa, fue una entrega total a Cristo, al que veía en los últimos de los últimos, en los abandonados del mundo que nadie quería. Y fue la Providencia la que fue marcando su camino hasta crear una obra que ella nunca hubiera podido imaginar antes de decir “sí” a Dios.
El día a día de la Madre Teresa no estuvo exento de grandes sufrimientos, así como también de pequeños contratiempos. Pero para afrontar la gran cantidad de problemas que se le presentaban con frecuencia y además de manera urgente ideó una solución en la que la Virgen María tuvo mucho que ver.
Ya daba por hecha la ayuda del cielo
Se trataba de la “novena voladora” o “novena de emergencia”, y que la santa de las Misioneras de la Caridad utilizaba cuando necesitaba que un problema o contratiempo se solucionara inmediatamente y para el que no podía dedicar nueve días de una novena tradicional.
Este rezo promovido por la Madre Teresa y que ahora es muy utilizado en toda su congregación consistía en recitar diez “memorares” de forma rápida y con el propósito en mente.
Monseñor Leo Maasburg, amigo y consejero espiritual de la santa, explica en el libro La Madre Teresa de Calcuta: un retrato personal que ella siempre rezaba diez “memorares” y no nueve como cabría esperar de una novena porque “daba la colaboración de los cielos por sentado, por lo que siempre añadía un décimo memorares de inmediato en acción de gracias por el favor recibido”.
Para cosas muy graves y asuntos menos urgentes
Esta oración fue una respuesta al ritmo de vida que llevaba la santa y a que muchos problemas no podían esperar. La “novena voladora”, relata Maasburg, fue utilizada por la Madre Teresa “constantemente, ya fuera para pedir la curación de un niño enfermo, antes de conversaciones importantes o cuando desaparecían los pasaportes; también para solicitar la ayuda celestial cuando el combustible se estaba acabando durante una misión nocturna y el destino estaba aún lejano…”.
Según indica el consejero espiritual de la santa de Calcuta, esta oración tenía “una cosa en común con las novenas de nueve días e incluso de nueve meses: la confianza abogando por la ayuda divina, como hicieron los apóstoles durante nueve días junto con ‘María, la madre de Jesús, y las mujeres’ a la espera de la ayuda prometida por el Espíritu Santo”.
María, como «mediadora de todas las gracias»
Tal y como recoge el National Catholic of Register, el padre Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de canonización de la Madre Teresa, contaba que la santa enseñaba que esta novena “expresa de manera efectiva su confianza en el poder de la intercesión de María como mediadora de todas las gracias”.
Según dijo, esta oración “fluye desde el amor y la confianza que tenía en María; era una forma sencilla de presentarle sus peticiones. La rápida respuesta que recibía era su inspiración para recurrir a la Madre del Cielo cada vez con mayor confianza a través de las palabras del Memorares”.
Este sacerdote puso un ejemplo concreto de esta “novena voladora” para cosas concretas y no demasiado graves, pero en las que la Virgen intercede.
Un ejemplo concreto
Tal y como recuerda, la Madre Teresa contó en una ocasión: “En Roma, durante el Año Santo de 1984, el Papa iba a celebrar misa al aire libre, y se reunió una multitud. Estaba lloviendo a cántaros, así que les dije a las hermanas: ‘digamos una novena voladora de nueve memorares a Nuestra Señora en acción de gracias a Dios por el hermoso clima’. Cuando llevábamos dos comenzó a llover más. Dijimos la tercera… la sexta… el séptimo… y en el octavo todos los paraguas se estaban cerrando, y cuando terminamos el noveno encontramos que ya todos estaban cerrados”.
Y como este ejemplo hay miles, unos con la Madre Teresa como testigo, otros muchos a través de las propias misioneras de la Caridad, que la rezan ya sea para conseguir comida o para salir de un atasco. Pero también se han producido gracias extraordinarias en personas que han conocido esta “novena voladora” y la han utilizado.
Así es la «novena voladora»
Esta es la oración para realizar esta «novena de emergencia» que utilizaba la Madre Teresa:
“Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio y reclamando Vuestro Socorro, haya sido desamparado por Vos.
Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las Vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos.
Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas ante la necesidad, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén”.
Es muy difícil comentar nada que sea digno de la gran realidad beneficiosa para la humanidad, que os escuche u os lea, pero tengo que decir GRACIAS por vuestra labor.
Y, ruego al Señor y a la Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, que por erróneos que sean los actos de sus hijos, nosotros, que nunca nos abandone.
La fe y la confianza en una Madre nuca se pierde. Qué así sea.