Jim Caviezel revela cómo la Virgen le ayudó para interpretar a San Lucas, el evangelista del Magnificat

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A la izquierda James Faulkner (San Pablo) y a la derecha Jim Caviezel (San Lucas)

El próximo 23 de marzo llega el esperado estreno de la película Pablo, Apóstol de Cristo, que tratará sobre la reclusión de San Pablo en Roma, donde San Lucas arriesga su vida para atender al apóstol de los gentiles.

Precisamente, el evangelista y autor también de los Hechos de los Apóstoles es interpretado por el actor Jim Caviezel, conocido mundialmente por representar a Jesús en La Pasión de Cristo de Mel Gibson.

El Rosario, arma para interpretar a San Lucas

Caviezel es un ferviente católico que incluso ha arriesgado su carrera en Hollywood por su fe. A la hora de rodar la película sobre San Pablo confiesa que la Virgen María ha jugado un papel importante en él. Concretamente el rezo del Rosario.

Rezar a la Virgen ha sido de gran ayuda para preparar su papel. En declaraciones a Catholic News Agency, Caviezel asegura que el evangelista San Lucas “menciona a la Virgen María más que cualquier otro escritor” y por eso decidió acudir al Rosario “para enfocarme, para orar”.

San Lucas acompañó a San Pablo al final de su vida y en Roma ayudó a los cristianos perseguidos y al propio Pablo, preso. Sobre el apóstol, el actor asegura que le impresionó en esta etapa final de su vida porque “es un anciano golpeado que está en la cárcel a la espera de su ejecución”.  “¿Cómo puede este hombre ser una luz para el mundo?”, se pregunta.

Sin embargo, añade el actor estadounidense, “a menudo es a través de nuestras luchas, pruebas y tragedias como llega el triunfo”.

El amor cambia a la persona

La película gira alrededor de dos conceptos, conversión y perdón. Sobre este último, explica,  que “la gran controversia de este film es perdonar a toda costa y eso no significa debilidad ni aceptación del mal. Significa encontrarse con el mal cara a cara, eso es lo difícil”.

Revela que “algunos de los diálogos más poderosos se centran en lo que es la verdadera valentía. La valentía es un amor ardiente. El amor crea un cambio al encender una pasión en cada uno de nosotros”.

Por otro lado confesó que va a misa todos los días y que “la Eucaristía es Cristo en mí. Todo lo que hago siempre es con la ayuda del cielo. Eso dirige mi camino. Me guía. Es de donde obtuve mi talento. Lo que le devuelvo a Dios por lo que me ha dado… Él simplemente lo multiplica y lo bendice de una manera que nunca creí posible”.

Ya se encomendó a María en La Pasión

No es la primera vez que Jim Caviezel encuentra ayuda en la Virgen para interpretar sus papeles. Ya le ocurrió con La Pasión de Cristo. Contaba la importancia de la oración durante el rodaje y en él María y Juan Pablo II fueron una ayuda.

Caviezel, interpretando a Cristo, junto a Mel Gibson durante La Pasión

“Cuando interpreté a Jesús, recé mucho. Le pedí a Dios que me mostrara cómo podía presentar a Jesús de la manera más precisa, cómo hacer que los espectadores se sintieran más cerca de él. Ha sido un viaje interior que no ha terminado todavía. Mientras trabajaba en La Pasión de Cristo, Mel se reservó el derecho a dejar de filmar en cualquier momento. Necesitaba estar 100% listo en un sentido espiritual. Esta historia sólo se podía contar con una entrega absoluta. Totus tuus. Yo no habría podido terminar este proyecto tampoco si no fuera por la Virgen María”.

Caviezel confiesa que vive inspirado por  el “Totus Tuss” (“Todo tuyo”), el lema mariano del pontificado de San Juan Pablo II. “Esta es la esencia de mi fe. Mi relación con Jesús es gracias a Ella. Me trajo a Jesús”.

Y es en este punto donde se mezcla para él la Virgen María y el santo polaco como partes esenciales de la fe católica que profesa en la actualidad. “Un amigo mío evangélico me preguntó una vez por qué no llegué directamente a Jesús. Creo que es una buena pregunta. En aquel entonces no sabía cómo responderle. Sin embargo, mirando a Juan Pablo II, encontré la respuesta. Es por eso que Polonia, como ningún otro país, está estrechamente vinculado a Jesús. Oriente y Occidente juntos. El Diablo lo odia, aunque ya ha perdido. Jesús y María ya lo han aplastado. Un solo hombre polaco aplastó el comunismo. ¿Cómo logró esto Juan Pablo II? Con amor.

María, Reina de las familias, ruega por nosotros

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