A punto de morir, el «ejército de Adrián» imploró a la Virgen de Czestochowa: su padre peregrinó de rodillas en acción de gracias

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Arek Szura peregrina de rodillas en agradecimiento a Dios y a Czestochowa.
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«Si sale de esta, peregrinaré de rodillas hasta la Iglesia para dar las gracias»: fue la promesa que el pasado octubre el polaco Arek Szura hizo a Dios y la Virgen de Czestochowa, desesperado, cuando su hijo enfermo de cáncer fue víctima de un paro cardíaco.

Adrian, de siete años, había sido diagnosticado en abril de 2022 de una leucemia linfobástica aguda, un tipo de cáncer muy agresivo con elevada incidencia en niños.

El tratamiento con quimioterapia le produjo el fallo cardíaco, uno de los efectos adversos más inusuales, que duró 30 minutos.  Tras el paro, su sanación era prácticamente inviable, con un 10% de probabilidades de supervivencia y con secuelas que serían previsiblemente devastadoras. Entre ellas, la pérdida del riñón y el hígado y daños neurológicos más que probables.

Su madre, Izabela, reconocería que el pronóstico de los médicos confirmaba casi por completo el desahucio de su hijo.

Pero los médicos no se dieron por vencido y comenzaron las tareas de reanimación. Y sus padres, tampoco.

Suplicando a la Virgen de Czestochowa

De  inmediato, Izabella, Arek y su hija de diez años, Alexandra, pusieron en marcha al «ejército de Adrián», inundando el Cielo de oraciones. Izabella puso sobre su hijo un rosario y un icono de Jesús y María en las manos de su hijo. También activaron a un grupo de oración con sede en el Santuario Nacional de la Virgen de Czestochowa, en Doylestown (Pensilvania).

Uno de sus integrantes acudió al hospital y llevó una cesta de piedras decoradas con frases de ánimo y aliento. Una de ellas, tenía inscrita la frase que necesitaba la familia, que también pusieron junto a su hijo: «Los milagros existen«.

Aunque el equipo médico le reanimó, Adrián sufrió una serie de efectos secundarios potencialmente mortales a causa de un paro cardíaco.

Tras ser reanimado y sometido a diálisis, el milagro ocurrió. 46 días después del paro, Adrián fue dado milagrosamente de alta. Un mes después, Adrian estaba «en remisión completa», sin signos del deterioro neurológico que contemplaban con toda probabilidad como secuela. A día de hoy está cercano a superar las últimas sesiones preventivas de quimioterapia y «corretea como un loco», según declararon sus padres a  OSV News.

Y entonces su padre, recordó la promesa. El pasado 8 de abril, Asura se preparó para recorrer de rodillas las 10 manzanas y 40 minutos que separaban su casa de la iglesia de St. Adalbert, perteneciente a la parroquia de St. John Pablo II y sede del Apostolado Polaco de la Arquidiócesis de Filadelfia, donde San Juan Pablo II  permaneció durante dos semas en el Congreso Eucarístico de 1976.

Arek Szura agradeció a Czestochowa y la Providencia salvar la vida de su hijo.

«En 47 años no he visto nada así»

Mientras el realizaba la extenuante tarea, su mujer Izabella llamó al párroco y director del apostolado polaco, el padre Jan Palkowksi, para avisarle que su marido estaba en camino.

«Rompió a llorar al teléfono. Dijo que lleva 47 años de sacerdote y que nunca había visto algo así«, explicó Izabela.

Cuando Arek estaba cerca de concluir la peregrinación, el resto de su familia presenciaba la llegadade Szura a la parroquia, viendo como Palkowski levantaba los brazos como signo de bendición mientras Adrian salía corriendo llorando a recibir a su padre.

Arek Szura recorrió emocionado los últimos metros del pasillo central de la iglesia que le separaban del crucifijo colocado para su veneración durante los servicios del Viernes Santo cerca del altar.

«[Al llegar], me volví hacia el padre Jan y le dije: ‘Ha sido duro, pero he cumplido mi promesa‘», dijo el padre.

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