Diana García Roy: «Mis esculturas buscan esa mirada maternal, esa acogida y certeza de que la Virgen siempre escucha»

0
3061
Diana García Roy, con una de sus esculturas.

Juan Cadarso -«Los ojos de las estatuas lloran su inmortalidad«, decía Ramón Gómez de la Serna. La siguiente protagonista moldea, cincela, talla… esculturas que también están hechas para que los devotos sueñen un día con pisar la eternidad. Diana García Roy es una reconocida artista española, licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, y cuya obra religiosa, muy valorada en la actualidad, se puede contemplar en parroquias, oratorios… de Nueva York, Roma, Camerún o de la remota Amazonía.

Ganadora de diferentes premios durante su carrera, Diana, que cultiva además el dibujo y la pintura, ha recibido becas en prestigiosas instituciones como la Casa de Velázquez o la Fundación Marcelino Botín. Autora de destacadas obras como el retablo de la parroquia de San Manuel González, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), atiende a este medio para hablar del espíritu que mueve todo su arte, de su amor por María, y de la que es su ojito derecho: la Virgen de la Esperanza.

-¿Por qué se decidió por el arte sacro?

-Principalmente lo he realizado por encargo, y en cierta manera condicionada por el cliente. Pero al cabo de los años, me he dado cuenta de su interés. Al tratarse de una temática transcendente, tiene una gran profundidad y muchas posibilidades.

»En mi línea personal de escultura, trato de traducir en expresión estética la idea que tengo en mi interior. Empleo un lenguaje de juego de planos, más bien arquitectónico, pero dejando la huella humana del proceso.


Diana García Roy es una cotizada artista española con especial interés en el arte sacro. 

»Al observar la gran crisis en el arte sacro actual, tengo la inquietud de realizar alguna obra de temática religiosa empleando libremente mi estilo personal de la escultura abstracta. Tengo varios proyectos que espero pronto poder plasmar en una realidad.

-Y, ¿por qué crear una Virgen?

-Hasta hace poco ha sido la petición expresa de alguien. Pero ha pasado a ser una necesidad el plasmar mi trato y cariño hacia Ella. Pretendo con mi trabajo, que la gente pueda rezar y se acerque a Dios a través de la belleza. Por eso busco expresar plásticamente la grandeza y realeza de su figura, su maternidad y cariño hacia cada uno, el sentirse acogido por Ella.

-¿En qué se inspira cuando trabaja en una Virgen?

-Creo que lo fundamental es la fe y el trato personal con la Virgen, que se reflejará sin pretenderlo en la obra que estás plasmando. Saber a Quién estás esculpiendo, y qué quieres transmitir de Ella. No es una mujer cualquiera que puedas encontrar por la calle. Sin dejar de hacerla cercana, tiene la dignidad de ser Hija de Dios, Madre de Dios, y Esposa del Espíritu Santo. Sus objetivas cualidades, ejemplo extraordinario de vida y el ser corredentora con su Hijo.

»El reto es poder transmitir plásticamente, de forma que entre por los sentidos, la grandeza de su figura y la cercanía de su maternidad.

»Es difícil, pero a través de la belleza se puede conseguir llegar al corazón del hombre, y transmitir de forma impalpable estas cualidades espirituales. Por eso pienso en realizar esculturas más desligadas de la figuración, que transmitan una transcendencia, una espiritualidad que eleve el alma.


«La belleza consigue llegar al corazón del hombre», asegura (Foto: @hoshi.escultura).

»Cada vez que he realizado una escultura suya, se crea en el taller un ambiente especial de trato y cercanía con Ella. Cuando finalizo la escultura me cuesta mucho que se la lleven y la echo de menos.

-¿Qué le transmite la figura de la Virgen María?

-Para mí es un refugio, unos brazos abiertos y un regazo. Una madre a la que cualquier niño acude cuando necesita algo o tiene miedo. Me gustaría reflejar en mis esculturas esa acogida, esa mirada maternal y seguridad de que Ella siempre escucha. 

-La estética de las vírgenes cambian… ¿los devotos se familiarizan con las más contemporáneas o siguen prefiriendo las clásicas?

-Creo que llevamos demasiado tiempo copiando del arte de hace siglos. Hay miedo a la innovación y se busca ir a lo «seguro». Pero en cada época de la historia se fueron desarrollando distintos estilos con toda naturalidad, al ritmo del arte, de la arquitectura, de la vida… románico, gótico, renacimiento, barroco…

»Estamos en el siglo XXI y es necesario un avance de acuerdo a nuestros tiempos, formas de vivir y de pensar.

Escultura de la Virgen de la Esperanza de Diana García Roy.

»He tratado de dar un aire más contemporáneo a las esculturas de la Virgen que he realizado, y por lo que me dicen, gustan y ayudan a rezar. Querría seguir avanzando en esta línea.

»Pienso que es urgente un arte sacro actual, que conecte con el hombre de hoy, conmueva en lo más íntimo y le lleve a Dios.

-¿Qué le suscita ver a una persona rezando ante la Virgen María?

-Mi gran reto es llegar al corazón del hombre, que conecte con aquella escultura y le invite a rezar, a amar más a la Virgen o la conversión.

»Por eso es importante encontrar, desde la fe, una forma de expresar la belleza de Dios y por tanto de la Virgen, por ser la criatura humana que está más cerca de Dios.

En 2016 se instaló la Virgen de la Esperanza en una remota aldea del Amazonas. 

»La belleza es algo que impacta en el corazón, tiene la fuerza de elevar el espíritu, de satisfacer la necesidad que tiene el hombre de lo transcendente, de forma que nos transforme profundamente.

-¿Qué papel juega el «espíritu» en sus imágenes? ¿Es más importante que el propio arte?

-Si para cualquier obra de arte es fundamental el espíritu, lo es indispensable en el arte sacro. Si la belleza lleva a Dios, la obra al menos, debe reflejar aunque sea una chispa de aquel esplendor.

»Se trata de ver el espíritu que hay dentro, encontrar su fuerza interior, su expresión trascendente, descubrir el origen sagrado de aquella figura y encontrar la forma de transmitirlo.

-¿Puede contar algo sobre la Virgen de la Esperanza enviada al Amazonas?

-En 2016 se instaló la Virgen de la Esperanza, de 2,20 m de altura y con una inscripción en su base: «Todo es posible con amor y perseverancia». La iniciativa fue del IESE Business School, de la Universidad de Navarra, y se encuentra en una capilla situada en una colina sobre el río Uatumá, que quiere decir «mujer bonita», lugar de paso de las barcas y canoas de los nativos. Está en plena Amazonía brasileña, a tres horas de la localidad de Presidente Figueiredo. La iniciativa quería mostrar la ternura y el amor maternal en la figura de María.

»Tuve la suerte de ir a su instalación y bendición, conocer aquellas hermosas tierras y a una gente humilde, bondadosa y llena de piedad. Fue conmovedor ver cómo la besaban y abrazaban. Cuando ves que tu trabajo está ayudando realmente a su fin: ayudar a rezar, es algo muy grande.


Diana se sintió muy emocionada al ver al Papa Francisco con una de sus imágenes. 

-El Papa Francisco cuenta con una Virgen suya…

-Le entregamos al Papa, en pleno Sínodo de la Amazonía, una reproducción en pequeño formato de la Virgen de la Esperanza. Cuando me llegó la noticia, y vi la foto del Papa con la Virgen en sus manos, me emocioné profundamente. Como creyente tengo un gran amor al Papa, y fue algo realmente importante para mí.

»Ahora son cientos de familias las que la han adquirido en este pequeño tamaño para sus casas, en España y por el mundo entero.

Quiero recibir Cari Filii News gratuitamente

Quiero suscribirme

Dejar comentario

Please enter your comment!
Please enter your name here