Abortó y sintió que abría la veda a los espíritus: la Virgen le «habló» con un fuerte olor a rosas

0
883
"Le dije a Dios: 'Yo sé que tú me has perdonado, porque sé que eres bueno'. Sin embargo, dentro de mí, yo no tenía esa paz, no tenía ese consuelo", reconoce la mexicana Finita Márquez.

Finita Márquez es mexicana, tiene 52 años, lleva casada más de 20 años y nació en una familia de 10 hermanos. Su infancia estuvo marcada por una enfermedad, que marcó su carácter, y, ya de mayor, vivió grandes dramas personales que le acercaron a Dios y a la Virgen María. El canal de YouTube El Rosario de las 11 PM acaba de contar su testimonio.

«Yo tuve rechazo de mis compañeros del colegio por mi enfermedad, me imagino que mi imagen repugnaba a los demás porque la gente no se me acercaba, me miraban demasiado. Crecí con esta timidez hacia la gente, el amor de mis padres fue importante para seguir en mi camino. Mi madre hizo lo imposible para buscar a un especialista de esta enfermedad y, gracias a Dios, me recuperé», comienza diciendo Finita.

Lo que había en las bolsas

Su infancia entre numerosos hermanos transcurrió feliz, a pesar de las carencias económicas por las que atravesaba la familia. Hasta que llegó a la juventud y se quedó embarazada. «Me sometí a un legrado y decidí que no iba a tener ese bebé. Hay quienes piensan que por ser unas horas solo ya no se mata la vida, sin embargo, puedo testimoniar que a pocos días de quedarme embarazada ahí ya había vida», asegura la mexicana.

«Después de haber abortado, mi vida cambió radicalmente en muchos aspectos. De haber sido una joven tranquila y obediente, sin vicios, me convertí en todo lo contrario. Comencé a salir de noche, intentaba fumar y me enojaba por todo. Tenía pensamientos suicidas, no le encontraba el sentido a la vida, todos los días me cuestionaba el para qué estaba aquí. Al abrirle la puerta a este espíritu de muerte vinieron muchos muchos más», relata Finita.

Finita
Finita junto al actor mexicano Eduardo Verástegui.

«Cuando una mujer, que está diseñada para dar vida, decide renunciar a ella, matando a esa vida que está en su vientre, da entrada a un espíritu de muerte que comienza a habitarla. En ese tiempo me descubrí como una persona desagradable, no tenía ningún espejo porque no toleraba verme, me volví una mujer celosa, cosa que nunca había sido. Me dije que no era esa mujer, que de mí no quedaba nada y le pedí a mi esposo que me ayudara».

«Comencé a asistir a misa y fui a un retiro en una comunidad donde confesé este pecado del aborto. Le dije a Dios: ‘Yo sé que tú me has perdonado, porque sé que eres bueno’. Sin embargo, dentro de mí, yo no tenía esa paz, no tenía consuelo, seguía viviendo sin esperanza, todo se había muerto dentro de mí», comenta Finita.

Y, entonces, ocurrió algo muy especial. «Estaba sentada hablando con la Virgen durante una oración comunitaria, pidiéndole perdón, y una señora me rogó que la dejara pasar. Ella llevaba unas bolsas y se las pedí, para ayudarla. Cuando tenía la bolsa en mi mano se desprendió un olor a rosas impresionante. Cuando ella tomó asiento le dije que revisara su bolsa, porque se le había roto un perfume. Ella me dijo que no tenía nada y abrió la bolsa y, efectivamente, no había nada».

«Continué en mi momento de oración con la Virgen, estaba hablando con Ella, le decía: ‘Madre, ayúdame, porque me duele mucho haberlo hecho’. En ese momento fue como si me hubiera hablado a la mente. La Virgen me dijo: ‘No sufras más que tu hijo lo tendré entre mis brazos hasta que tú puedas reunirte con él, mientras, reza el Rosario’. Esto fue lo que me dijo, yo lo guardé en mi corazón».

Pero, Finita, seguía inmersa en el dolor. «Sufría depresión severa, todos los días lloraba. No era consciente de que hubiera sido por el aborto, simplemente era una tristeza profunda que habitaba en mí (…). Entonces escuché un vídeo de un predicador que en ese momento decía: ‘Ábrele tu corazón al Señor, Dile que ya no puedes más’, y empezó a describir tal cual yo me estaba sintiendo. En ese momento reconocí que necesitaba la ayuda de Dios y comencé a experimentar un calor dentro de mí. Un calor muy fuerte que recorría todo mi ser, ahora sé que era el Espíritu Santo, terminé en el suelo, postrada, sintiendo el dolor de todos mis pecados», recuerda la mexicana.

Puedes ver aquí el testimonio completo de Finita.

Tiempo después, falleció su padre frente a ella, y fue un momento que le tocó mucho. «María intercedió por mí, yo estaba muerta en vida, pero era como si Ella se hubiera llevado todos esos demonios que habitaban en mí: la lujuria, el adulterio, la muerte, la depresión, la ansiedad. Nuestra Señora de Guadalupe se llevó todo este pecado que habitaba en mí (…). Por eso, quiero invitarte a que si eres madre le des la oportunidad a la vida. Si tú has decidido abortar en alguna ocasión, si sientes que no eres capaz de perdonarte, ve al amor de la Madre del cielo, ese mismo amor y esas bendiciones están para ti como hija de Dios».

Quiero recibir Cari Filii News gratuitamente

Quiero suscribirme

Dejar comentario

Please enter your comment!
Please enter your name here