Tres momentos evangélicos de María mediadora: «Consuelo de paz que levanta nuestra esperanza»

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Monseñor Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, mostró la mediación de María en tres episodios evangélicos.

«No hay que censurar ni maquillar lo que nos aflige, lo que nos entristece, lo que nos falta, cuando hay alguien que viene a nuestra vida con un consuelo de paz que levanta nuestra esperanza«: de esta forma se refirió monseñor Jesús Sanz Montes a la Santísima Virgen durante su intervención el pasado 1 de junio en la entrega de los Premios Cari Filli 2017. (Ver abajo el texto completo.)

Citaba en ese momento el arzobispo de Oviedo las bodas de Caná, cuando María intercedió ante Jesús para que obrase un milagro que salvase la fiesta: «María vio la carencia en la boda, la hizo suya solidariamente, y se puso manos a la obra. No se quedó en relatar lo que sucede y lamentarse por lo que falta. Darse cuenta del ‘vino’ que no tenemos, arrimar el hombro en lo que de nosotros depende, teniendo en la Palabra de Jesús nuestra esperanza: esto fue Caná y esta fue María».

El título de su intervención era, significativamente, María y su mediación en las bodas de la vida. El prelado madrileño (de origen, pero ya asturiano de adopción, y no en vano abundaron las alusiones a la Santina de Covadonga) disertó en efecto sobre «la función mediadora de lo que una Madre tan especial como es Santa María es capaz de mostrarnos como ayuda, luz y consuelo, por la gracia que el Señor siempre nos regala a través de Ella».

Lo hizo centrándose en tres pasajes evangélicos: la Anunciación, la Visitación y las Bodas de Caná.

Anunciación

La Anunciación, porque en el «hágase» de María se completó la «obra inacabada» de la Creación, rota por el pecado del hombre: «Toda la historia anterior pendía de la entrada del Mesías en los avatares de la vida humana. Pero tal entrada quiso supeditarse a la libertad creyente de una joven doncella llamada Miriam. Se le propuso nada menos que algo imposible para ella pero posible para Dios». Esa posibilidad de lo imposible es lo que sustenta nuestra confianza en la Madre de Dios, «porque la esperanza cristiana coincide precisamente no con el cálculo de nuestra medida capaz de hacer cosas, de enmendarlas, de proponerlas y compartirlas, sino con el don que pedimos a quien nos lo puede dar, y con la espera de que eso nos llegue algún día como gracia».

Visitación

En segundo lugar, la Visitación, porque de nuevo María es mediadora, en este caso alegrando a su prima Santa Isabel y a su hijo Juan el Bautista con el Salvador que ella lleva dentro de sí: «María era portadora de Jesús, y yendo hasta su prima anciana, le llevó lo más importante», la «primera procesión del Corpus», como la denomina monseñor Sanz. Esa «María llevando a Jesús en sus entrañas y dando la paz y la vida a quien encontraba» es el fundamento de su mediación para con nosotros.

Caná

Por último, las Bodas de Caná, quizá de todos los pasajes marianos de los Evangelios, el más explícitamente referido a su mediación por nosotros. ¿Qué pedir a María? «Sin duda que en una boda lo más importante son los novios y su amor», explicó monseñor Sanz Montes: «El vino es una pequeñez sin transcendencia, pero que si llega a faltar, aunque esté lo más importante, la fiesta resulta incompleta. Tantas veces los grandes momentos dependen de las cosas pequeñas. Y en nuestro mundo, y en nuestra vida cotidiana, hay muchas cosas ‘importantes’ que están ahí, pero acaso todo eso importante no se logra culminar de modo feliz porque faltan las pequeñeces», «la letra menuda de nuestro cotidiano vivir». ¿Qué pedirle, pues? «El vino de la paz, el de la ternura, el del cariño y la comprensión; el vino de la esperanza y del amor, el vino de la fe«.

María «quiere escribir cotidianamente nuestra vida»

El arzobispo de Oviedo relacionó luego estos tres episodios con el «hermoso contexto en el que la Fundación Cari Filii hace entrega de unos premios que tienen que ver con esa mediación de María en las encrucijadas cotidianas». Entre ellos, el Premio Especial a la asociación MásFuturo y los Rescatadores Juan Pablo II, «una apuesta por la vida más amenazada, esa batalla que se libra en el seno de madres tentadas de abortar al hijo de sus entrañas. Tantas veces solas, presionadas, usadas y luego tiradas, estas mujeres necesitan de una ayuda cercana, tierna y verdadera para que puedan abrazar la vida que en tantas circunstancias corrientes o extraordinarias, Dios se hace hueco para llamarla».

«Todos los días escribimos una página del libro de nuestra vida», concluyó monseñor Sanz Montes: «El Dios escribano nos lleva la mano para lograr contar en nuestros renglones más torcidos tantas veces, la historia más recta y hermosa que suena como una hermosa melodía. Que María nos sostenga en nuestra andanza y nos haga estar atentos a quien con nosotros quiere escribir cotidianamente nuestra vida».

Pincha aquí para leer en su integridad la conferencia de monseñor Sanz Montes

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