Este martes por la tarde un terrorista, que se confesó seguidor de Estado Islámico, atacaba a un policía que custodiaba la catedral de Notre Dame, en París. Tras lograr herir al agente, la Policía disparó al atacante y logró reducirle. De nuevo, el terrorismo quería dejar huella en un lugar simbólico.
Rápidamente, y ante el temor de que hubiera más terroristas o explosivos, las fuerzas de seguridad procedieron a sellar la catedral y durante más de dos horas los 900 turistas y fieles que estaban en el interior tuvieron se tuvieron que mantener en el templo sin tener datos reales de lo que estaba ocurriendo fuera.
En declaraciones al semanario Famille Chretienne, el rector de la catedral de Notre Dame, monseñor Patrick Chauvet, ha afirmado que “puedo decir que vi la acción de Nuestra Señora de París, la Virgen que protege nuestra catedral y París. Ella intervino para que 900 personas pudieran permanecer en silencio, pudieran escuchar y pudieran rezar”.
“No hubo pánico, se les pidió que se sentaran y toda la nave quedó llena como si fuera una oficina”, explicó el rector, que confirmó que en el interior del templo y junto a estas 900 personas estaban dos de los obispos auxiliares de París.
Monseñor Chauvet también que durante estas dos horas en las que estuvieron retenidos en Notre Dame se organizaron oraciones tanto en francés como en inglés. “Esto ayudó a mantener un clima de paz”, dijo este sacerdote, que recordaba que “donde hay odio, abunda el amor”.
Además, añadía que “de una desgracia siempre se puede sacar algo positivo” y explicó que personas que estarían normalmente dos o tres minutos en el interior de la catedral estuvieron dos horas, tiempo en el que pudieron también velar y rezar en su interior.
El autor del ataque ha sido identificado como Farid Ikken, de origen argelino, nacido en 1977 y llegado a Francia en marzo de 2014. No es un pobre analfabeto: es investigador en la Universidad de Lorena y es graduado de sociología. Además, está casado con una ciudadana sueca.
