La Fátima de Galicia, en Orense: un epicentro de devoción mariana que irradia a la región

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Está la Fátima de Portugal. Y parece que, justo después, está la Fátima de Orense, en Galicia. Más en concreto la Parroquia Santuario de Nuestra Señora de Fátima
(https://www.facebook.com/fatimadeourense) en el barrio de O Couto. En mayo, se convierte en un gran centro de devoción mariana de Galicia.

José Carlos Fernández Otero, sacerdote autor de un libro sobre los santuarios marianos de Orense, escribe en La Región que «tras la Cova de Iría [Fátima en Portugal] es O Couto el lugar de mayor devoción fatimeña, hasta el punto de que esa procesión de velas es, sin lugar a dudas, una de las más nutridas».

Una crónica periodística: con flores a María

Una crónica de este mes en el mismo periódico da una idea de cómo es esta devoción.

«Gladiolos, claveles, rosas. Es fácil saber dónde van este grupo de mujeres apresuradas, mujeres que sin mirar atrás caminan cada una con su ramo en la mano en dirección a Fátima, un santuario construido en 1948 siendo obispo Blanco Nájera; la fecha figura inscrita a la izquierda, a la entrada, a la derecha, otra placa reza 1962, el año de su remate. Desde el exterior el templo tiene aspecto de fortaleza, impone, sobre la fachada una monumental escultura pétrea de Antonio Faílde de cuatro metros representa a la Virgen», explica el periodista.

«Lo fuerte de la ceremonia es la ofrenda floral en la que los fieles, básicamente mujeres, levantan el ramo de flores que portan, los más llamativos los gladiolos, los que más se elevan a lo alto, en pura lógica. Con el conjunto de flores quedará engalanada la carroza durante la procesión de las antorchas; de su aroma hoy se impregna todo. Dos niñas, Ainara López y Olalla Iglesias, leen sus cartas, bajo la mirada de sus madres; también una abuela, Sinda Álvarez, cuya hija encinta le acompaña. «De madre a madre», se permite Marisa García, en una declamación de lo más sentida. Otro de los momentos más celebrados es cuando, otro de los presentes, el otrora párroco de O Couto Antonio Fernández interpreta una emotiva canción: «Mamá». Fuera, la explanada está llena de gente. En las calles, de nuevo se ve mujeres portando flores».

La procesión nocturna se emite en la televisión local, TeleMiño, con un despliegue de cuatro cámaras fijas, una unidad móvil y una cámara que recogerá toda la procesión a la altura de la imagen de la Virgen.

Fernández Otero explica cómo la devoción de Fátima enraiza en una provincia que siempre tuvo gran devoción mariana, «más de dos mil rasgos marianos en el arte sin contar las imágenes de barro o escayola». Reproducimos su artículo.

Un fenómeno curioso,
por José Carlos Fernández Otero, en La Región

A raíz de la última procesión de Fátima, el obispo de Ourense, monseñor Lemos, tras seis años en la diócesis, hacía en estas páginas una afirmación que refleja el sentir del pueblo ourensano. Decía don José Leonardo que Fátima en Ourense es “un fenómeno curioso”. ¡Y tan curioso, sr. obispo! Como que es un síntoma de una fe a veces aletargada.

Fátima ha llegado en Ourense a donde ha llegado porque paso a paso aquel gran don José puso unas bases firmes en el fondo y en la forma. Me ha tocado predicar la novena por dos veces y recuerdo que antes de comenzar siempre me decía lo mismo: “Procura no meterte en política nunca. Habla de la Virgen sólo”.

Porque, sr. obispo, esa masa ingente que acude al barrio de O Couto y que recorre las calles ourensanas el 13 de mayo van única y exclusivamente por la Virgen, porque en el fondo el instinto de la fe les dice que es Madre de Dios y Madre nuestra y que como Madre de Dios puede ayudarnos y como Madre nuestra le falta tiempo para ayudarnos. Esa es la raíz del “fenómeno curioso”.

Además, existe un clima en esta diócesis muy especial referido a la Virgen. Cuando he visitado por seis veces seguidas todas las parroquias y cuando redacté el libro sobre la devoción mariana en Ourense lo he comprobado. Puedo dar fe de ello. A nuestros pueblos se les puede tocar lo que sea pero cuando se pretende postergar la devoción mariana primero hacen oídos sordos y luego siguen amándola y festejándola.

Sin matizar, para librarme de ofender a nadie, hay un dato del postconcilio. En cierto lugar se pretendió variar la devoción mariana, digámoslo así someramente. Pues bien, curiosamente en aquel lugar la devoción cada día fue a más y aquellos grandes “apóstoles” del cambio cosecharon el más duro fracaso.

La fe del pueblo ourensano, en sus raíces, es esencialmente mariana. He encontrado en toda la diócesis más de dos mil rasgos marianos en el arte sin contar las imágenes de barro o escayola. Entonces Fátima encontró el terreno abonado y primero don José y ahora los nuevos rectores del santuario han sabido cuidar con mimo y promover con fe una devoción que llegó a Ourense en la segunda mitad del siglo XX para quedarse y engrosar la inmensa lista de advocaciones marianas.

Sin duda, dentro de esa “curiosidad”, querido sr. obispo, puede decir con orgullo que tras la Cova de Iría es O Couto el lugar de mayor devoción fatimeña, hasta el punto de que esa procesión de velas es, sin lugar a dudas, una de las más nutridas, similar a la del Cristo de la Victoria de Vigo a comienzos de agosto.

Sé muy bien que ese “fenómeno curioso” es necesario verlo para creerlo. Recuerdo a una ourensana que presume de atea, que un día 13 de mayo la convencí para que fuese y al final tuvo que humillar su cabeza y decirme: “Inexplicable en estos tiempos”. Pues eso. Así es la fe en Ourense.

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