Magnus Macfarlane tenía 15 años cuando visitó Medjugorje. Su familia sintió que debía entregárselo todo a María y convirtieron su propio hogar en un centro de retiros. Tras diez años, Magnus dio “un paso más”: llevar el cuidado y manutención a quienes sufrían la guerra civil de Bosnia (1993-1995). Se le quedó corto. Hoy, dos millones de niños en todo el mundo reciben alimentación y educación gracias a su organización, Mary’s Meals.
Malawi, 2002. El país sudafricano produjo la peor cosecha de maíz desde 1949, su principal fuente de alimentación. La consecuente hambruna afectó a más de 3 millones de personas, lo que en aquel año suponía el 25% de la población.
Mientras, el escocés de 34 años tocado por Medjugorje visitaba el país y una población atónita y resignada ante un hambre que podía diezmar la región.
Comer e ir a la escuela: «el sueño» que Mary´s Meals hace realidad
“Conocí una familia que tuvo un gran impacto en mí. Vivían en una choza de barro de dos habitaciones, el padre había muerto hacía 2 años y la madre estaba muriendo de SIDA”, relata a Cari Filii News tras su visita a la Universidad Francisco de Vitoria este 10 de noviembre.
“La madre estaba tirada en el suelo, rodeada por sus hijos, cuando le pregunté al mayor, Edward, cuál era su sueño. `Tener suficiente comida para comer e ir a la escuela algún día´”, respondió el niño.
Magnus recuerda esta emotiva escena como el momento en que todo se puso en marcha. Fue la génesis de Mary´s Meals. “Sus grandes sueños eran aprender y no tener hambre”. Así recuerda, conmovido, el momento que cambió su vida por completo y 20 años después, también la de más de dos millones de niños como Edward cada día.
Jesús y María, los protagonistas del proyecto
Y sin embargo, el CEO de la organización benéfica cuenta que todo se desarrolló «a pesar» de él mismo. Los protagonistas, día tras días, siguen siendo Jesús y María.
“Fue algo que nunca planeé hacer”, admite, “pero estoy extremadamente agradecido con Dios por haberme dado la oportunidad de hacer esto con mi vida. No tengo ninguna cualificación para hacer este trabajo y por ello, a lo largo de los años, pienso más que nada en lo bueno que es Dios, guiándome paso a paso y aprendiendo a lo largo del camino”.
Por ello, MacFarlane define a Mary’s Meals como “una hermosa oportunidad para que las personas sean apóstoles del amor de María, la madre de Jesús, que nos invitada a serlo cada día”.
Preguntado por la presencia de María en su organización, MacFarlane no duda en que ella es la verdadera CEO que está llevando la organización a límites nunca imaginados por su fundador.
“La razón por la que Mary’s Meals ha crecido de esta manera milagrosa en todo el mundo es que nuestro trabajo pertenece a la Santísima Madre, que crio a su hijo en la pobreza”, explica. “Le dedicamos el movimiento, se lo dimos, y le pedimos que nos mostrara cómo quería que lo hiciéramos para complacerla a ella y que siempre apuntásemos a Jesús”.
Tras casi 20 años de historia, el fundador siente su ayuda “todos los días”. “No solo en las personas que se unen a nuestra misión y en la generosidad de quienes nos apoyan, sino también en los niños mismos, para quienes la comida cambia toda su historia”, añade.
El secreto del éxito que «está cambiando el mundo»
Pese a que MacFarlane nunca se formó en el entorno empresarial, admite que es necesario combinar la estrategia, optimización económica y diferenciación con otras organizaciones para que Mary´s Meals sea sostenible.
“Parece imposible, pero cuesta tan solo 18,30 euros alimentar a un niño durante todo un curso escolar”, explica.
¿El secreto? Adquirir toda la comida en las propias localidades para evitar los costes de producción y envío, y una extensa red de voluntarios que conforman “pequeños actos de amor diferentes”.
“Ninguno de nosotros hace nada espectacular por nuestra cuenta”, añade, “pero cuando lo pones todo junto, surge algo increíble que realmente está cambiando el mundo”.
Uno de los peligros que puede afectar al despegue de estas organizaciones es la visión a corto plazo, bajo la que es fácil caer en la desesperanza viendo como la alimentación es “pan para hoy y hambre para mañana”. Y sin embargo, este no es uno de los puntos débiles de Mary’s Meals.
Diferenciación, voluntarios con fe ciega y visión a largo plazo
“La promesa de una comida nutritiva anima a los niños, que de otro modo podrían faltar a sus clases para trabajar, mendigar o buscar comida. De este modo vienen a la escuela y obtienen una educación que les permitirá escapar de la pobreza”, explica.
Pero de hecho, tras 20 años de actividad, MacFarlane ya observa “un cambio generacional” que puede afectar a la propia sociedad.
“Vemos a los jóvenes que han recibido alimentación diaria y que van a empezar a contribuir a su economía, que pedirán cuentas a los gobiernos y podrán mejorar la agricultura”, enumera, refiriéndose a las bases de los programas de alimentación escolar necesarias para que puedan ser sostenidos por las propias naciones. Algo que no hace prácticamente ninguna otra ONG.
“La razón por la que creo que esto funciona y por la que los voluntarios están dispuestos a ofrecer su tiempo es porque creen en esto incluso más que en nosotros”, afirma. “Saben que este programa transformará efectivamente la vida de los niños”.
Una labor social, pero también apostólica
Más allá de lo estrictamente empresarial, MacFarlane admite que en el éxito de Mary’s Meals hay algo que escapa a la propia organización, y que encuentra en la labor apostólica y de transmisión del mensaje de la Virgen.
“Soy cristiano, por eso quería hacer este trabajo. Llevamos el nombre de María, la madre de Jesús, que crio a su propio hijo en la pobreza”, explica. No es ningún secreto que “el trabajo de Mary’s Meals se inspira en Medjugorje, donde la Virgen María se ha estado apareciendo desde 1981”.
Hoy en día, la organización se encuentra asentada en 20 países, impulsada en todo el mundo por personas que la conocieron en Medjugorje.
“Es una hermosa oportunidad para ser apóstoles del amor. Cualquiera, en cualquier situación puede ser parte de esta misión, y eso es una de las cosas que más me gustan de Mary’s Meals”, agrega.
“Queremos dejar mucho espacio para que el Espíritu Santo nos guie, y creceremos en la forma en que Dios quiera que crezcamos”, concluye. “Solo tratamos de ser fieles cada día para hacer nuestro trabajo y poner nuestros talentos sobre la mesa”.