La devoción de las 3 Avemarías: una familia entregada que la difunde haciendo 1500 kilómetros en policiclo

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Benoit y Alix Poidevin con sus hijos Sixte, y François-Xavier y otros niños, durante su viaje para difundir las 3 Avemarías. Foto: Facebook.

¿Hasta dónde podríamos llegar para difundir la devoción de las tres Avemarías?”, se preguntaron Benoit y Alix Poidevin, un joven matrimonio residente en la ciudad francesa de Blois. Desde que se mudaron a esta localidad en 2015, comenzaron a trabajar para el santuario de Nuestra Señora de la Trinidad y se plantearon un objetivo conjunto: propagar a la gente corriente de todo el mundo la devoción de esta sencilla oración mediante su testimonio de fe.

“Buscamos todos los medios que lleven a las personas a practicar y amar esta sencilla devoción [las tres ave marías] que ha cambiado nuestra vida”, cuentan los Poidevin en la página web de su apostolado, Trois Ave.

Benoit y Alix Poidevin se conocieron durante sus estudios de filosofía.  Con tan solo 23 y 21 años se casaron en 2013, y dos años después se mudaron a la ciudad francesa de Blois, donde comenzaron a trabajar para el Santuario de Nuestra Señora de la Trinidad. Benoit comenzó a ser editor jefe de la revista del santuario Les Trois Ave junto con su esposa, que actualizó y modernizó el diseño editorial, e incorporó comics marianos a la edición de esta revista con 118 años de historia.

La oración les cambió la vida

Durante su estancia en Blois, el rezo de las tres Ave Marías cambió la vida del joven matrimonio, y consagraron su vocación misionera a difundir esta devoción por todo el mundo junto con sus tres hijos: Sixte, de cinco años; Étienne, de tres, y François-Xavier, que acaba de cumplir un año. Sin embargo, la pandemia y el cierre de fronteras complicaron sus planes.

No queríamos quedarnos sentados sin hacer nada”, explicó el matrimonio en la Radio Católica de Francia. Toda la familia coincidía en que el Covid no impediría su apostolado.

Uno de los cómics editados por la revista «Trois Ave».

Una devoción con historia

 “En el siglo XIII”, cuenta el matrimonio a Famille Chrétienne, “la Virgen se apareció a Santa Matilde, le prometió ayudarla en la hora de su muerte y le invitó a cambio a rezar las tres Ave Marías cada día: `quiero que me reces diariamente tres Avemarías, conmemorando, en la primera, el Poder recibido del Padre Eterno; en la segunda, la Sabiduría con que me adornó el Hijo; y, en la tercera, el Amor de que me colmó el Espíritu Santo´”.

La familia Poidevin comenzó a planificar el modo de difundir la devoción e historia de las tres Avemarías por toda Francia, hasta que presentaron la iniciativa 3Roues3Aves (3 ruedas, 3 Ave Marías). Durante dos meses, la familia al completo recorrería 1.500 kilómetros a lo largo de su país natal para difundir las tres Avemarías en sus peculiares bicicletas. ¿El destino? El Santuario de Lourdes.

Una familia misionera, en bicicleta y sin comida

El 15 de agosto de 2020 la familia recibió la bendición previa a su viaje en el Santuario de Nuestra Señora de la Trinidad, acompañados de familiares y conocidos. Durante los siguientes dos meses, esta familia numerosa viviría de la caridad de los lugares donde llegase con sus peculiares transportes de 3 ruedas.

“No teníamos tienda de campaña, teníamos que vivir de la caridad de los demás cada noche”, explica el padre de familia, y cada jornada de evangelización publicaban en las redes sociales de 3Roues, 3Aves mensajes pidiendo alojamiento. Sus redes sociales presentan numerosos ejemplos: “Si vives en el oeste, puedes conocernos y darnos alojamiento, incluso aunque sea lejos de las carreteras mediante esta página o por mail”, invitaban a los residentes cercanos a su paso.

Hablar de María a la gente corriente

 “Nuestro objetivo era hablar de la Virgen María, no hacer una peregrinación mendicante. ¡Si un día llovía demasiado, podíamos irnos al refugio a pedir una pizza!”, recuerda riendo Benoit. “El Señor se ocupa de todo cuando ponemos la confianza en Él”.

Cada mañana, “rezábamos para que Nuestra Señora pusiese en nuestro camino a las personas con las que quería que hablásemos”, explica Benoit. Cada día, la familia hablaba y “acogíamos a invitados, peregrinos, feligreses o gente que simplemente aprovechaba para dar un paseo los domingos”, recuerda. “Todos ellos tenían algo en común”, menciona Benoit, “un corazón abierto”.

La familia Poidevin, en las dos bicicletas llegando a Pontivy (Facebook)

Lloró al conocer el poder de las tres Avemarías

Alix recuerda un día en el bar de un pueblo, cuando buscaban algún lugar donde pasar la noche. “Una señora en la mesa accedió a acogernos en su casa”, cuenta, “la cena fue la ocasión de una preciosa conversación en la que pudimos hablar de las tres Avemarías y de cómo habían cambiado nuestra vida”. Sus anfitriones no eran practicantes, pero “sus corazones estaban abiertos de par en par, y pudimos invitarlos a nuestra oración familiar, donde pidieron por su nieto”.

Benoit destaca otra anécdota. Esperaba a su mujer, cuando se acercó un hombre interesado en nuestras bicicletas. A la vuelta de Alix, el matrimonio se marchó al campamento para preparar la comida cuando vieron acercarse a aquel hombre junto con su mujer. “Trajeron el café, y comenzamos a hablar del poder de las tres Avemarías. Su mujer tenía lágrimas en los ojos cuando nos escuchó decir lo mucho que María fue un apoyo en los tiempos de dificultad. Al final”, recuerda Benoit, “se llevaron cartas y medallas para sus nietas”.

Forman matrimonios para el apostolado

Pero la vocación apostólica y misionera de los Poidevin no concluyó en Lourdes. Benoit comenta que actualmente se encuentran construyendo un hogar en la Comunión de Priscila y Aquila, “una comunidad cuya vocación es reunir a matrimonios que han recibido una llamada misionera, para proclamar el Evangelio y animar a la evangelización de otros matrimonios”.

Junto con el resto de miembros de la comunidad, “podemos repasar nuestras misiones, rezar juntos, y profundizar en nuestro discernimiento vocacional, en el que lo primero es el matrimonio, después la familia y por último la misión”.

Fortalece las familias y las vocaciones

Benoit y Alix son testigos de cómo la devoción a la Virgen María y a las tres Ave Marías ha influido en sus vidas. Destacan como “fortalece a los matrimonios, las familias y las vocaciones, mueve a los corazones para el rezo del rosario y recibir los sacramentos… nos da una mayor sensibilidad sobre lo que nos lleva o nos aleja del cielo”, explica la Alix. Y anima a que los niños “hagan propósitos, como el rezo de estas tres Avemarías cada día, ya que en el momento de su primera comunión, tienen el corazón y alma abiertas para ello. Sea cual sea su vida”, explica, “la Santísima Virgen se unirá a ellos algún día”.

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