Aragón Digital se hace eco de una tradición arraigada en la pequeña localidad zaragozana de Fuendejalón que muestra la devoción de los vecinos a la Virgen del Castillo. Y es que desde antiguo la imagen de María no descansa en ninguna iglesia ni ermita sino que lo hace en la casa de los propios habitantes de este pueblo. Lo hacen en un sorteo que realiza el párroco y desde ese momento esa casa queda abierta para todo aquel que quiera visitar a la Virgen. Esta es la historia de este pueblo:
Lugares sagrados como ermitas, iglesias, basílicas o catedrales suelen ser los escenarios sobre los que descansan las imágenes de vírgenes y santos. Pero en una pequeña localidad del Campo de Borja, Fuendejalón, la imagen de su Virgen del Castillo cambia de hogar cada año.
Los custodios en cuestión son los llamados "mozos", denominación que da nombre a la celebración que tiene lugar cada cuarto fin de semana de octubre: Las Fiestas de los Mozos. Este nombre hace referencia a los inicios de la tradición cuando, según explica el concejal de Cultura y Festejos del Ayuntamiento, José Luis Rubio, "solo podían ser mozos los hombres solteros".
Una tradición que viene de lejos
Con el paso de los años, la tradición se ha ido ‘democratizando’ porque "no se apuntaba demasiada gente". Primero pudieron serlo también las mujeres, después los hombres casados… Cualquier esfuerzo es poco para mantener una tradición que se remonta muchos años atrás. De hecho, la "peculiaridad" de este año es que una de las candidatas es una niña de tres años.
Para ser mozo hay que apuntarse en una lista, pero ser el más afortunado, el que albergará en su casa la imagen de la Virgen, está en las manos del azar. El sorteo de la Virgen tiene lugar en la jornada más emotiva y esperada de las fiestas. El párroco de Fuendejalón mostró el próximo domingo 23 de octubre una bolsa en la que había cinco papeles con cinco números. Este primer sorteo sirve para conocer el orden en el que los mozos extraerán las bolas de oro que dictarán quién es el afortunado.
Una vez colocados en orden, tiene lugar el determinante sorteo. En la bolsa se encuentran cinco bolas de oro con un agujero central donde se coloca un papel. Cuatro de ellos son blancos y en el quinto se puede leer "Virgen del Castillo". Inmediatamente después de abrir los papeles, el mozo afortunado debe gritar "Viva la Virgen del Castillo".
Lo que sucede después es uno de los momentos más especiales para la persona que ha sacado el papel ganador. Ramón Jarauta, de 17 años, tuvo este honor en 2015 y el domingo se despedió de la Virgen para entregársela al nuevo mozo. Eso sí, antes fue el encargado de pronunciar el pregón del viernes que dará inicio a las fiestas.
La Virgen no solo cambia de casa una vez al año
Los mozos que no tuvieron la suerte de poder gritar "Viva la Virgen del Castillo" también podrán custodiar la imagen de la Virgen. "Los primeros seis meses la guarda el agraciado pero, después, los demás la tienen un mes y medio o dos meses cada uno, según lo vayan hablando", explica Rubio.
La casa que custodia a la Virgen se convierte en una especie de santuario porque todos aquellos vecinos de Fuendejalón que quieran visitarla o entregarle flores tienen la puerta de su casa abierta.
Más que un sorteo
El sorteo de la Virgen, que tiene lugar el domingo, es el acto más importante de las Fiestas de los Mozos, pero a este le preceden dos días donde la programación no cesa. Después del pregón del viernes, una charanga recorre el pueblo parando en distintos puntos donde se ofrece un pequeño aperitivo.
Ese mismo día, todo el pueblo se reúne en la plaza del Frontón para disfrutar de un bocadillo. El toro de ronda, las actividades para niños y las orquestas de por la noche, hicieron las delicias de los vecinos de Fuendejalón el pasado fin de semana.